Motivados por lo sucedido en Guayaquil el 9 de octubre, los ambateños comienzan a reunirse y planificar lo que sería el grito de independencia, todos los planes se realizaban de forma clandestina en lugares secretos y tratando de guardar la identidad de quienes se reunían, pues se sabía que los españoles estaban al acecho de quienes pretendían realizar cualquier tipo de revuelta.
Las intenciones de declarar la independencia en Ambato estuvieron desde el mes de octubre, sin embargo, las cabezas de esta iniciativa fueron delatadas por el presbítero Vicente Solís y ante el temor de ser aprisionados, los patriotas decidieron actuar con más cautela.
Un día antes del 12
El historiador Gerardo Nicola López en su libro ‘Historia de Tungurahua’ tomo II, narra los acontecimientos que precedieron al 12 de noviembre, entre estos se encuentra un documento donde el corregidor de Riobamba Don Martín Chiriboga escribe lo siguiente:
“Me parece conveniente que aumente la guarnición de Ambato porque es mala gente; y como casi todos son parientes de los Básconez (este si se escribe así), parece indispensable la cautela”.
Mientras tanto desde Guayaquil un ejército emprendió el viaje para apoyar en las labores independentistas en Alausí, Riobamba, Machachi, Latacunga, a su vez en Ambato al mirar lo que podía pasar los españoles pedían el apoyo desde Quito para frenar cualquier levantamiento, asegurar el cuartel y mantener el poder en la ciudad.
Parte de la independencia y de las acciones emprendidas fueron las negociaciones y cabildeos entre quienes deseaban la independencia, los corregidores y soldados parte de la administración española, incluso con algunos que se encontraban dentro del cuartel.
En un inicio la idea fue que Riobamba, Latacunga, Alausí y Ambato comiencen con la batalla por la independencia el 11 de noviembre, sin embargo, no fue sino hasta el 12 que la ciudad comienza la lucha, esto debido a que el ejército de los patriotas encabezado por Urdaneta se topó con el de los realistas comandando por Fominaya que pretendía emboscarlos, librando una batalla en el sector de Mocha y obligando a huir a los españoles.
Con este retraso se planifica llevar a cabo el asalto al cuartel real el 12 de noviembre, día en el que se desarrollaba la feria en la ciudad y con esto aprovechar el tumulto formado por el comercio para que pasaran desapercibidos mientras se organizaban.
Rendición
Los próceres esperaron a que las tropas reales comiencen a formar en el cuartel (hoy edificio del IESS), mientras que por la plaza de mercado (hoy parque Montalvo) la población estaba armada con escopetas, pistolas, palos y piedras.
La cantidad de personas que se encontraba en la plaza ayudó a dar la impresión de que los españoles se encontraban ante un gran ejército, equipado y listo para la batalla, por lo que decidieron rendirse. Mientras tanto Mariano Egüez ofreció su protección a Fominaya y lo mantuvo en su casa.
El cuartel fue tomado por los patriotas y se adueñaron de armas, municiones y 1.100 pesos que encontraron en tesorería. Ese mismo día se nombraron como jefes políticos a Don Miguel Suárez y a Don Manuel Pérez de Anda.
El ejército de Urdaneta llegó a la tarde de ese domingo hasta Ambato donde se armó una gran manifestación de apoyo a las tropas y se pusieron a las órdenes del ejército libertador.
Ese mismo día los moradores de Píllaro se enteraron de lo ocurrido en Ambato y se organizaron para proclamar la independencia y organizar un desfile cívico que recorrió las principales calles de la ciudad.