Migrantes ambateños arriesgan su vida al cruzar siete países para llegar a EE. UU.

Los migrantes cruzan siete países hasta llegar a Estados Unidos.
Trayecto. Los migrantes cruzan siete países hasta llegar a Estados Unidos.

Con la voz temblorosa y los ojos llorosos, Ana (nombre protegido) relata el suplicio que sus padres vivieron en busca de una mejor vida.

Motivados por la desesperación del cobro diario de una deuda con prestamistas informales, sumado al pago del arriendo del lugar donde se alojaban, la educación de los tres hijos y la alimentación de la familia, decidieron migrar a Estados Unidos.

Según cuenta Ana, su padre estuvo impulsado por los relatos de vecinos y conocidos que lograron cruzar la frontera y consiguieron empleo.

El padre de Ana convenció a su esposa y, tras semanas de averiguar sobre las rutas, decidieron viajar. Al inicio buscaron a un coyotero que los lleve hasta su destino, pero debido al alto costo del viaje por persona y la urgencia de conseguir dinero, decidieron realizar la travesía solos.

«Se fueron a mediados de octubre con mil 100 dólares en el bolsillo«, dijo aún asombrada por la decisión de sus padres, que se llevaron a la hija menor.

«Mi hermana tiene 10 años, estaba por terminar la escuela pero se fue con mis papás» afirmó preocupada, al asegurar que para su corta edad, su hermana ha tenido que vivir experiencias psicológicamente fuertes.

 

 

TOME NOTA
Los migrantes ambateños cruzaron siete países hasta 
llegar a la frontera entre México y Estados Unidos.

 

El viaje

La travesía comenzó a mediados de octubre cuando salieron en bus hasta Tulcán, atravesaron por tierra el límite del Ecuador con Colombia hasta llegar a Ipiales, en el departamento de Nariño, para buscar la mejor opción para seguir el trayecto.

Ana no sabe con certeza la ruta, ya que hubo días en los que no podía hablar con sus familiares, porque el único teléfono que llevaban servía como guía, por lo que se quedaba constantemente sin batería y, cargarlo en cualquier tienda o albergue, costaba 3 dólares.

Entre suspiros recuerda la angustia, ya que lo poco que le decían era que habían llegado a tal pueblo o ciudad y sí habían logrado comer o no.

Gran parte de la ruta la realizaron caminando, en bus o camionetas; durante el día y la noche, hasta llegar a Antioquia en Colombia.

 

 

CIFRA

  • 147 ECUATORIANOS Han sido reportados como desaparecidos en 1800 Migrante.
  • 300 Dólares Es el costo por persona para utilizar una lancha para cruzar de Antioquía a Capurganá.

 

 

Ahí, a través de lancha, por 300 dólares por persona, cruzaron el mar Caribe durante un día hasta desembarcar en Capurganá, en el departamento del Chocó en Panamá. Donde inicia el verdadero martirio, pues seguía la selva del infierno o El Tapón del Darién, que como relata Ana, «no se compara en nada a lo que te cuentan».

La joven menciona que esperó, con fe, durante una semana sin noticia alguna de sus familiares desde que ingresaron a la selva.

Una larga semana, siete interminables días esperando que el teléfono suene con noticias, hasta que afortunadamente sucedió.

La llamaron después de una odisea, en la que el padre, a través del celular, comentó que vio el horror de la inclemencia humana y natural.

Durante el trayecto había cuerpos de quienes no lograron seguir e incluso gente con la que fueron moría de cansancio, hambre, sed y hasta por picaduras de animales en la selva.

Ana dijo que «caminaron por senderos horribles, sus pies se quedaban en el lodo hundidos. Mi papi vio, sin poder hacer nada, como un niño se fue en un correntoso río que atraviesa la selva».

La ruta que la familia tomó terminó con buena suerte, pues salieron del ‘infierno’ como le llaman, pero no es el final del viaje.

 

 

EL DATO
Ana y su hermano enviaron desde Ecuador cerca 
de mil dólares adicionales, a sus padres y 
hermana, para que pudieran realizar el viaje.

 

 

Continuaron otro tramo de selva sin guía, como usualmente es. Ahí, el riesgo es inminente, pues hay robos y abusos sexuales.

El trayecto siguió por los siguientes países con dinero que recaudaron Ana y su hermano de 18 años, con el que se quedó, les enviaron a sus padres.

Atravesaron Costa Rica, Nicaragua, Honduras y Guatemala sin detenerse hasta pasar, en la noche, a bordo de camiones a México.

Según sabe Ana, resta el último esfuerzo hasta pisar territorio estadounidense, ya que hasta el cierre de este reporte sus padres y hermana deberían «estar cruzando la frontera».

Ana lleva tres días sin saber de ellos y solo espera que Dios escuche sus plegarias en la noche y los lleve con bien por la ruta que los guía a su última esperanza de una nueva vida. (GS)