Ambato: fotógrafos del parque 12 de Noviembre se niegan a dejar morir su oficio

Historia. Francisco Castillo es uno de los fotógrafos que se niega a dejar morir su trabajo dentro del parque 12 de Noviembre.

Los fotógrafos del parque 12 de Noviembre en Ambato han visto crecer y evolucionar a la ciudad por más de cuatro décadas.

La bruma del intenso sol sofoca a quienes apurados, y hasta con cierto miedo, caminan por el parque 12 de Noviembre, en el centro de Ambato. Todos van y vienen a la vista de don Manuel Haig de 60 años y don Francisco Castillo de 76 años, quienes son los dos únicos fotógrafos que quedan en el lugar.

Cubiertos, cada uno, por dos grandes parasoles están sentados en sus desgastadas y pequeñas sillas a la espera de que alguien necesite de urgencia una fotografía y requiera sus servicios.

Sin embargo, hay días en los que solamente el viento les hace compañía y así como llegan hasta el centro del parque, tienen que regresar a sus casas con gastos en sus bolsillos, pero con el alma llena de esperanzas, que es lo que los motiva cada día a cargar sus implementos y regresar a este, que es uno de los espacios más deprimidos que hay en Ambato.

 

Se niegan a salir

“Este ha sido mi trabajo desde hace más de 40 años, este es un oficio (fotógrafo) que me enseñó mi padre y con el que he pasado más de la mitad de mi vida y a pesar de lo difícil que es sostenerlo voy a seguir hasta que ya realmente no se pueda hacer más”, dijo Manuel.

El mismo sentir es de Francisco quien ve este espacio como parte de su esencia como persona, lleva en el lugar más de 30 años, y siguen usando sus galas de trabajo para darle una buena imagen a sus prospectos de clientes, así como a los centenares de personas que a diario pasan por el lugar y ya los reconocen como parte de la memoria histórica de Ambato.

“Aunque a veces no sacamos ni para el almuerzo del día, vengo porque me gusta hacer esto, es una parte importante de mí, siento que el día en que ya no pueda salir al parque, mi vida va a irse apagando poquito a poco”, conversó el hombre mientras le regala a la vida una dulce sonrisa, tan cálida como el clima que acompaña el mediodía en que Diario La Hora le hizo la entrevista.

17 fotógrafos se ubicaban en el lugar, ahora son solo dos los que van con regularidad.

Llegada de la tecnología

Conforme la tecnología fue avanzando, el trabajo de los 17 fotógrafos que antaño se ubicaban en el parque 12 de Noviembre fue perdiéndose. De ellos ahora quedan cuatro, pero solo dos son persistentes y van todos los días al lugar.

Manuel y Francisco recuerdan que antes el trabajo del fotógrafo era más artístico, pues ellos tenían que ver que cada toma quede bien, por lo que le sugerían a sus clientes cómo posar, cómo sonreír y cómo plantarse frente a la cámara para que las fotos queden bien.

“El trabajo con las fotos a blanco y negro era una labor de lujo, no solo se trataba de revelarlas, sino manejarlas muy bien para que queden perfectas y sean eternas”, recuerda Francisco.

 

 Manuel Haig es uno de los fotógrafos que siguen trabajando en el parque.
LABOR. Manuel Haig es uno de los fotógrafos que siguen trabajando en el parque.

Mientras que Manuel recuerda hace 10 u ocho años ya se dejaron de producir, a la antigua, las fotos a blanco y negro, “ya no tenemos papel ni químicos para tratarlas, ahora quienes quieren una foto blanco y negro solo usan un filtro y listo”.

Así como se perdieron las fotos a blanco y negro, también se perdieron las cámaras de rollo y ahora para sobrevivir ambos decidieron hacer una inversión para adquirir una máquina que imprime la placa de cuatro fotos que le entregan a sus clientes.

Comentan que “el cambio nos llegó a todos, tuvimos que comprar esto porque si no cómo íbamos a poder seguir trabajando, aunque tampoco es que ahora sea de mucha ayuda porque la gente ya ni siquiera usa los estudios para hacerse fotos, con su celular mismo se toman la foto y luego, cuando hay suerte, vienen aquí a que se las imprimamos”, cuenta Francisco al tiempo que asegura sus herramientas de trabajo.

"Sigo viniendo porque esto es parte de mi vida, el día en que ya no pueda hacerlo sé que voy a irme apagando de poquito en poquito".

Francisco Castillo


Temporadas que se diluyeron

El inicio a clases, el acuartelamiento, el comienzo de los campeonatos de fútbol, así como las votaciones (cuando la gente necesitaba renovar o sacar su cédula) eran las épocas de mayor movimiento para los fotógrafos del parque 12 de Noviembre, sin embargo, ahora todo ha quedado en nada porque todos esos trámites, o no requieren de la foto tamaño carnet o lo hacen en formato digital.

“Un poco nos sostiene el que las cooperativas todavía, para entregar créditos, piden las fotos, si no hasta eso ya nos habrían quitado», asegura Manuel, mientras acomoda los fondos, telas de colores que ubica tras sus clientes dependiendo del trámite para el que necesita la fotografía.

Para Francisco el punto de quiebre más fuerte que han tenido ocurrió en la pandemia por el Covid, pues ahí se “disparó todo lo digital y todo se hace a través de las computadoras y el internet. Pero a pesar de ello aquí nos mantenemos firmes hasta que ya las fuerzas no nos den para más”.
"Es duro sobrevivir con este trabajo en esta época, pero mi labor me ha llenado de tantas cosas buenas que hasta que haya fuerza seguiré viniendo".

Manuel Haig

Seguridad

El parque 12 de Noviembre es uno de los puntos más conflictivos que hay en el centro de Ambato, a pesar de ello el respeto y la imagen que mantienen los fotógrafos del lugar ha permitido que su espacio de trabajo sea seguro.

“Ellos son patrimonio de Ambato, creo que por eso es que todos los respetan y dejan que sigan haciendo su trabajo con tranquilidad”, comenta Raquel Suárez que a diario pasa por el parque para ir a su trabajo.

Para Julio Mantilla el ver a los fotógrafos le recuerda a su abuelito, don Miguel Mantilla que falleció durante la emergencia sanitaria, pues él era quien lo llevaba a tomarse la foto para cada inicio de año lectivo. “Cómo voy a olvidarme de que aquí mismo con un chisguete me echaban agua y mi abuelo me peinaba y hacía que me tomen la foto y si me había portado bien, hasta me tomaba una foto con él, pero en el caballito”, recordó el hombre de 51 años, al tiempo de pedir a las autoridades que habiliten la UPC del lugar para que tanto Francisco como Manuel tengan un lugar seguro para trabajar, pero también para que se garantice la tranquilidad y bienestar de quienes transitan a diario por el sector.

Así, entre conversaciones con sus conocidos, viendo el trajinar de los ambateños y esperando un cliente, transcurren los días de Manuel y Francisco quienes mantienen viva la fotografía al interior del parque 12 de Noviembre.