Dejar la mascarilla genera ‘síndrome de la cara vacía’

CARA VACÍA SÍNDROME
ILUSTRACIÓN. Las personas que previamente padecen ansiedad y estrás son las más vulnerables.

Con el retiro de las mascarillas en lugares abiertos, dispuesta por el Ministerio de Salud Pública (MSP) en Ecuador, se podría hablar de lo que podría ser, el cierre del último capítulo de una historia que nos mantuvo en vilo durante un poco más de dos años.

En un informe realizado por el medio digital ABC Sociedad, el “síndrome de la cara vacía”, es una fobia que podría ser experimentada debido a esa sensación de inseguridad que luego de todo este tiempo, va a generar para quienes no conciben aún la idea de dejar su cara al descubierto.

Ansiedad

Es que, si bien a muchos dejar de usar este implemento puede resultarles una alegría, para otros, dar el paso de vuelta a la normalidad les puede generar un problema, e incluso, causar altos índices de estrés y ansiedad, sobre todo en aquellas personas que ya padecen estos trastornos, previamente.

Este síndrome también es conocido como “mask kfishing”, y puede tener dos orígenes. Según el reporte, uno de ellos sería el miedo a mostrarse a los demás y la fobia de aún correr el riesgo de contagiarse.

No forzarles

El no obligar a estas personas a dejar por completo la mascarilla es un buen paso para empezar su adaptación.

El hacer notar los beneficios que conlleva no usar la mascarilla es otra de las recomendaciones a considerar para quienes están reacios a dejar el implemento, como respirar mejor, sentir menos agitación y calor, entre otras cuestiones. (MAG)

Más tips

Quitarse la mascarilla de manera progresiva: tanto en tiempo, como en los lugares. Empezar poco a poco y en sitios donde se sienta uno más seguro.

Comenzar a quitarla en pequeños grupos: en los que nos sintamos cómodos.

Darse tiempo: cuando una acción puede generar ansiedad, cada pequeño paso es un mundo, por eso, es imprescindible tomarse las cosas con el tiempo que cada uno necesite.

Niños pequeños: para los mayores de 6 años era obligatoria en las aulas y ahora ya no lo es. Por eso, se pide a padres y profesores que les expliquen el nuevo contexto y las excepciones en el uso.