Covid persistente: cómo identificarlo correctamente

Cuidados. Quienes aún tengan síntomas no deben descuidarse.

El aumento en las infecciones por el virus SARS-CoV-2 tiene como consecuencia el incremento de nuevos pacientes con covid persistente o ‘long covid’.

Se trata de quienes han superado la enfermedad, pero siguen presentando síntomas tras su fase aguda, pasadas cuatro e incluso 12 semanas, independientemente de cómo haya sido la gravedad.

“Los pacientes que han padecido Covid-19 pueden presentar síntomas persistentes como fatiga, dificultad respiratoria, palpitaciones, dolores musculares y articulares, cefalea, alteración del sueño y ansiedad, entre otros”, señala la doctora María de la Mota Nicolás Correa, directora territorial de Urgencias de Hospitales Privados Quirónsalud en Madrid, quien precisa también que la infección por el coronavirus puede afectar a varios órganos y ocasionar secuelas a medio y largo plazo.

Edades

Es más, apunta que el 66% de los pacientes ingresados en hospitales, y hasta el 65% de los que han requerido UCI tiene más de 60 años, “por lo que no es infrecuente que presenten patologías previas que deben ser vigiladas por especialistas junto con las posibles secuelas del virus”, sostiene la especialista.

En el caso del covid persistente resalta, a su vez, que predominan las mujeres de mediana edad, en torno a los 43 años, sin problemas de salud importantes.

El ‘long covid’ se caracteriza por la frecuente fluctuación de los síntomas, o a modo de brotes, llegando a generar discapacidad a quien lo padece, sin la existencia de una explicación por la enfermedad subyacente alternativa, subraya la doctora.

De acuerdo con el trabajo elaborado por casi una cincuentena de sociedades científicas españolas, lideradas por la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), sobre el origen del covid persistente,“falta mucha evidencia a día de hoy”, desconociéndose la causa o causas que subyacen, pero lo que sí parece claro es que aglutina a un colectivo heterogéneo, en el cual se podrían entremezclar diferentes causas etiopatogénicas.

Individualizar los cuidados

Con todo ello, la doctora María de la Mota Nicolás Correa resalta la necesidad de poner en marcha atención personalizada a estos pacientes post covid, dependiendo de las necesidades de cada uno de ellos.

A su juicio, un correcto abordaje de esta enfermedad con afectación multiorgánica precisa de un abordaje holístico, integral y con una valoración multisistémica.

En primer lugar, indica, deberá realizarse una exploración general en la que, además de la inspección, se tomarán las constantes del paciente (temperatura, presión arterial, frecuencia y ritmo cardíaco, frecuencia respiratoria); aparte de la exploración por aparatos o sistemas: auscultación pulmonar y cardíaca, exploración abdominal, de extremidades, neurológicas, oftalmológicas y otorrinolaringológicas básicas.

Dependiendo de cada caso, prosigue, será necesario solicitar una serie de pruebas complementarias, entre las que cabe destacar una analítica general que incluya hemograma, bioquímica, perfil hepático, perfil renal, hormonas tiroideas, ferritina y coagulación.

“También se realizará una exploración física en consulta, y según su resultado, se solicitará, además de la analítica mencionada, una radiografía de tórax u otras pruebas que se consideren oportunas”, subraya.

En última instancia, y para descartar posibles secuelas a nivel pulmonar, cardiovascular, neurológico o cuando la sintomatología lo requiera, el paciente será derivado a consulta del especialista correspondiente.

Al mismo tiempo, de este estudio se deduce que hay un determinado 
porcentaje de pacientes en los que la vacuna puede provocar mejoría.
En cuanto a la vacunación de este colectivo, el 55% de afectados por ‘long covid’ 
afirma que tras recibir la vacuna se sintió igual, el 26% mejor y un 18% peor.