Cinco barrios son los ‘puntos calientes’ del microtráfico

La violencia familiar y los delitos son comunes en las familias que viven del narcotráfico.
SITUACIÓN. La violencia familiar y los delitos son comunes en las familias que viven del narcotráfico.

Desde una tienda en Letamendi, al sur de Ambato, doña María lleva 45 años viendo los mismos escenarios y dice que en ese ambiente fue difícil criar cinco hijos, sin embargo, logró que en su casa no se repitan historias envueltas entre delincuencia y drogadicción.

María migró de Cuenca a los 14 años y en este barrio ha visto cómo el consumo y expendio de droga cada vez lo deteriora más.

En su estructura, Letamendi tiene callejones con paredes altas, algunas casas ya están abandonadas y no se consiguen compradores para estos predios porque la delincuencia y venta de droga no hacen de este sector atractivo para quienes buscan una vivienda.

Cuando vio a sus cinco hijos hacerse adolescentes quiso salir del lugar, pero no encontró alguien que comprara su casa así que tuvo que hacer más esfuerzos para que sus hijos no se involucren en ‘vicios’.

Algo similar pasa en La Cumandá donde vive Miriam. Cuenta que en su barrio siempre hay alguna novedad, porque alguien termina en la cárcel o el hospital a causa de los problemas que acarrea el microtráfico.

Ella dice que alguna vez ya denunció esto la Policía, pero le dijeron que sin pruebas como videos o fotos de los hechos no se puede hacer nada.

 

Detalle legal
Los expertos aseguran que se busca a los menores para las actividades 
delictivas pues son inimputables. En el literal 13 del artículo 77 de 
la Constitución del Ecuador se señala que “Para las adolescentes y los 
adolescentes infractores regirá un sistema de medidas socioeducativas 
proporcionales a la infracción atribuida. El Estado determinará mediante 
ley sanciones privativas y no privativas de libertad. La privación de la 
libertad será establecida como último recurso, por el periodo mínimo 
necesario, y se llevará a cabo en establecimientos diferentes a los de 
personas adultas.

 

El panorama no es distinto al pie de Santa Elena, que colinda con El Ollero en Pinllo. En las madrugadas los vecinos ven cómo los adolescentes y jóvenes circulan por la zona.

“A veces pelean por el territorio de la venta de droga y nos toca encerrarse, para evitar represalias”, cuenta un vecino del sector que prefirió mantener su nombre en reserva y recalcó que se necesitan más controles policiales.

Además, en barrios como El Recreo hay quienes echaron a perder su futuro como Fausto, de 43 años, según su vecina él fue un buen deportista, pero en su casa el microtráfico era el oficio de herencia, así que terminó sus días vendiendo la droga y actualmente está en la cárcel.

Los hijos de este exdeportista tampoco estudiaron y siguieron los pasos de su papá pero siguen en libertad.

Otra de las zonas y la más violenta de la ciudad es la  avenida 12 de Noviembre y sus alrededores, donde circulan expendedores y consumidores de estupefacientes.

A eso se suman trabajadoras sexuales se han visto involucradas en hechos delictivos.

 

Espiral permanente

Los testimonios se parecen, y a decir del Jefe de la Unidad de Antinarcóticos de Tungurahua, Mauricio Pinto, este es un problema que va más allá de los controles y operativos policiales.

La autoridad señala que las personas dedicadas al microtráfico, vienen de hogares disfuncionales, violentos y con algún tipo de adicción que arrastran desde varias generaciones.

“El número de expendedores crece y aunque sean aprehendidos ya no tienen miedo de volver a cometer este delito contra la salud”, aseguró Pinto.

Mircrotráfico en Ambato

Mientras que el abogado Mateo Machuca, que trabajó en la Secretaría Técnica de Drogas, dice que el factor común entre estas personas que se dedican al microtráfico es por la necesidad de tener el ingreso económico porque crecieron con carencias.

Según Machuca, la preadolescencia y la adolescencia es el tiempo en el que estas personas empiezan a delinquir, pues los adultos saben que los menores no pueden ser juzgados con menor rigor que un adulto.

Según Machuca, de aquí derivan los llamados ‘puntos calientes’ para el expendio de drogas. Lo preocupante es que se toman las unidades educativas, parques o espacios abiertos para vender las sustancias de manera camuflada.

En lo que coinciden Pinto y Machuca es que el trabajo debe ser integral para rescatar estos barrios ya sus familias, pues no solamente se trata de infraestructura y ornamento, sino de políticas estatales que conlleven una rehabilitación social total. (CNS)

 

Opinión

El psicólogo Alex Guerra, manifiesta que un expendedor nace generalmente de un hogar de adicción, donde el individuo ve esta actividad como un medio de generar ingresos para su subsistencia.

El especialista sostiene que en el narcotráfico, no solo hay intereses económicos, sino de poder, mientras que en el microtráfico la mayoría de personas actúa de acuerdo al patrón con el que crecieron.

“Todo tipo de adicción o conducta adoptada por las personas desde el seno familiar, aunque no sea legal o permitido en la sociedad, son normalizadas por los individuos de acuerdo a su realidad”, dijo Guerra.

Añade que los actos violentos que están dentro de este entorno son por la supervivencia que por naturaleza tiene el ser humano.

El especialista asegura que como todo, esto también evoluciona, por lo que hay que tomar acciones que prevengan la proliferación de actos delictivos a toda escala en la ciudad. (CNS)

 

Datos policiales

En el sur de Ambato hay más casos de expendio de droga. Circuitos como de la Simón Bolívar y Letamendi son los más ‘calientes’.

Mientras que en el norte, el centro de la ciudad es donde se reportan más decomisos de droga.

Los sectores más conflictivos son la avenida 12 de Noviembre, así como las calles Mera, Martínez, Juan B. Vela, Montalvo, Olmedo y Maldonado.

Pero también hay complicaciones en parroquias como Izamba, Martínez y Atahualpa.