Evita las mezclas que te causen chuchaqui

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CONSECUENCIA. El chuchaqui puede evitarse si no comete varios errores al momento de beber.

Las mezclas de alcohol provocan que no se lleve bien la cuenta de cuánto hemos bebido, por lo que es más sencillo embriagarse. Además, dependiendo de qué mezclas se haga, los efectos del alcohol serán mayores o aparecerán antes.

La clave está en la capacidad para metabolizar el alcohol. El cuerpo necesita de su tiempo para eliminarlo del organismo y la velocidad con la que se metaboliza tiene que ver con el sexo, los hombres tardan menos, el peso corporal y la velocidad a la que bebemos.

Si la bebida está acompañada por comida, los efectos del alcohol son menores, esto no es solo porque la comida amortigua el alcohol, también se debe a que bebemos más despacio si estamos comiendo.

En términos generales, el hígado metaboliza entre 10 y 20 mililitros de alcohol por hora.

Las peores combinaciones

Mezclar vino y whisky o vino y ron es una posibilidad si estamos en una celebración donde comenzamos con una cerveza o vino en los aperitivos y la comida y posteriormente tomamos un digestivo.

El problema no está tanto en la combinación de alcoholes si no en el número de bebidas que se consumen.

Si comienza con las bebidas de mayor graduación alcohólica, es más probable que perdamos la cuenta del alcohol ingerido, ya que a más alcohol mayor embriaguez.

Si está tomando un vino o cerveza será más fácil controlar lo que bebemos.

Existen muchos mitos sobre la mezcla de alcoholes.

Por ejemplo, mezclar cerveza con vino blanco no es ni mejor ni peor que hacerlo con vino tinto. Si se lleva un ritmo pausado y se acompaña de comida, no tiene por qué ser perjudicial.

A más alcohol ingerido, menor percepción de riesgo, y subestimaremos la cantidad real de bebida.

La ciencia sí apunta a que comenzar con bebidas carbonatadas sí puede afectar más, esto es porque el gas puede irritar la mucosa intestinal y puede aumentar la absorción del alcohol.

Por tanto, es mejor no empezar bebiendo espumosos o bebidas no alcohólicas con gas.

Una combinación que sí es perjudicial para algunas personas es la mezcla de alta graduación con bebidas energéticas.

Este tipo de combinados se puso de moda hace unos años, ya que se tenía la impresión de que aguantabas mejor el alcohol. Pero por su alto contenido en azúcar, cafeína y otros excitantes, las bebidas energéticas deben ser de consumo puntual y mejor sin alcohol de por medio.

Mezclar vino y otras bebidas alcohólicas

Los efectos de mezclar vinieron y otras bebidas alcohólicas dependen del número de bebidas y la velocidad a las que las consumamos. Independientemente del orden, si bebemos en exceso tendremos garantizada la resaca del día siguiente.

La deshidratación es la clave

La resaca se produce principalmente por la deshidratación que provoca el alcohol en el cuerpo. Entre los síntomas más comunes encontramos el dolor de cabeza, molestias gastrointestinales, cansancio y dolor muscular. No mezclar bebidas no te libra de la resaca.

Según un reciente estudio publicado en el American Journal of Clinical Nutrition, el orden o la mezcla de bebidas alcohólicas no influye directamente en la resaca posterior.

En definitiva, mezclar vino con otras bebidas no tiene que provocarnos problemas si se bebe con moderación, acompañando la bebida de alimentos y con un ritmo pausado.

Lo que sí parece sensato es empezar siempre con las bebidas de menor graduación alcohólica, ya que tendremos más control sobre la cantidad ingerida.

También es aconsejable beber agua o bebidas no alcohólicas alternadas con el consumo de alcohol. Así beberemos menos y podremos evitar la resaca.

Mezclar diferentes tipos de alcohol no es un problema en sí si es con moderación. La resaca se puede evitar si no sobrecarga su cuerpo con más alcohol del que puede metabolizar. (CNS)

Los síntomas pueden incluir:

Dolor de cabeza y mareos

Náusea

Fatiga

Sensibilidad a la luz y al sonido

Latidos cardíacos rápidos

Depresión, ansiedad e irritabilidad