Chaguarmishqui, el encanto natural de la bebida ancestral

Chaguarmishqui es el nombre de una de las bebidas más tradicionales de la Sierra ecuatoriana, tal vez pocos o quizás muchos conocen de este líquido natural, aunque se podría apostar a que las nuevas generaciones, de este brebaje, casi nada saben.

Esta bebida proviene de una planta llamada de cabuya o agave azul, y que lleva consigo secretos y sabores que remembran las raíces mismas de la cultura.

A menos de 20 minutos de Ambato, en Pelileo, específicamente en el sector de Loma El Rosario, en la vía a Churumanga, una mujer es aún reconocida por los moradores del lugar, como quien acostumbra a realizar la artesanal extracción del chaguarmishqui.

No importa si es mediodía, de madrugada o la última hora de la noche, esta bebida reposa cada seis horas debajo de los pencos México como lo conocen los campesinos y debe ser sacado casi que rápidamente porque, si se fermenta, se agría.

“Así ya no vale, peor si entra agua de lluvia se pudre y ya no podemos vender ni tomar”, dice Ramona Chango quien, a sus 70 años, es de las pocas personas que aún practican la extracción del líquido también llamado “el elixir”, por quienes conocen de este ancestral brebaje.

 

Labor

Con cuchareta en mano, caminando entre chaquiñanes hasta llegar a los azules agaves, que daban cuenta de estar repletos de chaguarmishqui, así llegó Ramona a uno de ellos.

Un tramo largo de tierra recorre la mujer a diario por casi tres veces al día. Pero cuando encuentra su penco, se abre paso entre las duras y espinosas hojas para poder agacharse casi hasta la raíz y extraer el líquido, que increíblemente está dispuesto, aunque a veces no siempre son días buenos.

Cerca de 30 minutos por penca, a Ramona le toma sacar entre uno, y un litro y medio de chaguarmishqui de cada uno de ellos.

“El agua de lluvia se ha metido, eso le daña, esto ya no vale, por eso es que dejamos tapando, pero a veces igual se pasa”, insistió la mujer.

Una especie de puertecilla hecha de la misma planta, es la seguridad con la que Ramona intenta evitar que no solo la lluvia, sino moscas entren a dañar la chaguarmishqui.

Es fundamental que las manos con las que se manipula dentro de la penca, sean lavadas con abundante agua, más que un tema de asepsia, se trata de evitar sarpullido, eso lo dice Ramona, porque asegura que, por la composición de la planta, su extracto suele ser algo fuerte para la piel.

“Si no se lava esto queda picando, sabe como venir a salir grano de lo que es fuerte”, aseguró.

 

El proceso

Se trata de hervir en alta temperatura el chaguarmishqui y por alrededor de una hora el líquido, para entonces dejarlo enfriar al ambiente o en una refrigeradora.

Es entonces que está listo para ser vendido. “En unos valdes grandes salíamos a vender a Ingahurco y otras partes en Ambato y llevábamos las botellas de plástico para poner. Teníamos desde 50 centavos hasta la de litro en 3 dólares”, contó Ramona.

“Se le cocina con arroz de cebada y se toma, o con avena para comer con un pancito, no necesita azúcar porque de por sí el chaguarmishqui ya es bien dulce”, dijo entre risas la artesana.

Ramona cuenta que su padre fue quien le enseñó esta actividad. Hablar de él le duele mucho, es que dice no haber sido amoroso, pues entre gritos y maltratos la encaminó a aprender sobre el arado, el campo y por supuesto a la extracción del chaguarmishqui.

Malo era mi difunto padre, nos perseguía con fuete para hacer las cosas, pero en medio de todo, nos dejó enseñando a agachar el hombro para trabajar”, señaló con los ojos llenos de lágrimas.

 

Costumbre que se niega a morir

Para Ramona es importante que la familia que la precede, no pierda la habilidad de extraer el chaguarmishqui. Sin embargo, de sus ocho hijos, solo uno aprendió con dedicación el oficio.

“Él si sale a vender conmigo. No solo sacamos chaguarmishqui porque no nos alcanza para vivir, por eso de las pencas como la cabuya blanca, hacemos costales, llaveros, cuadros que, salimos a vender”, agregó.

Insiste en que a sus nietos y vecinos les explica sobre lo valioso de esta bebida y sus múltiples usos en la gastronomía, así como los beneficios a la salud que, a decir de ella, trae consigo el consumo de este brebaje natural.

 

30 minutos se demora la extracción total del líquido, por agave, 
tras sacarlo, el orificio debe quedar bien raspado para que vuelva
 a llenarse en las próximas seis horas.

 

“Los jóvenes de ahora ya ni máchica quieren probar. En vez de estar tomando trago, yo les digo que tomen chaguarmishqui, es sano y no daña al cuerpo”, manifestó Ramona mientras tomaba uno de los valdes que sacó horas antes.

“Hasta cuando Diosito diga hasta aquí nomás, qué más toca, yo seguiré sacando el chaguarmishqui y así no vengan a comprar no he de dejar de hacer”, finalizó Ramona. (MAG)

Sus beneficios

 

Los lugareños creen que el chaguarmishqui es bueno para el fortalecimiento de los huesos, alivia la gastritis, reumas, inflamación de riñones, artritis, el mismísimo cáncer a la próstata e incluso el estrés.

Su contenido alto en un sinnúmero de vitaminas como la C, B2 y otras, suman un aporte importante a su valor nutricional.

 

Ya no es un buen negocio

Claro que, esto se trata más de conservar una costumbre heredada de generación en generación, pues vivir económicamente de la extracción del chaguarmishqui, “ya no es como antes, aquí veían a buscar para tomar, algunos preferían servirse directo de lo que se sacaba de la planta y sin hervir, porque es alimento, pero ya eso no pasa”, manifestó Ramona.

Es que, para quienes se dedican a este arduo oficio, no es ganancia ya comercializar esta bebida que, además de contar con un proceso de extracción netamente manual, también amerita otro procedimiento.

 

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