Un amplio grupo de estudiantes aseguran sentirse inseguras dentro de los buses por el acoso que han vivido en estos espacios.
Indefensas, inseguras y vulnerables aseguran sentirse las mujeres dentro del transporte público en Ambato. Dicen que el acoso va desde las paradas hasta dentro de los mismos buses.
Esta es una realidad que viven día a día las usuarias de las diferentes líneas de buses que dan el servicio en la ciudad. Sin embargo, la preocupación crece cuando son las niñas y las adolescentes las que se ven afectadas por este problema.
En un sondeo rápido realizado este miércoles 9 de abril de 2025, por lo menos 21 estudiantes de escuela y colegio, entre los 10 y 16 años, aseguraron que en algún momento sintieron que alguien se les pegaba mucho dentro del bus, tres comentaron que jamás habían sentido nada y 12 no quisieron hablar del tema.
Realidad
Entre las menores que aseguraban haberse sentido inseguras comentan que en muchas ocasiones han utilizado sus maletas y bolsos para poner una ‘barrera’ entre ellas y quien esté cruzando a sus espaldas, pero ahí crece otro temor porque «en cambio nos abren las mochilas«, por lo que piden que sería bueno que se tomen medidas para que se sientan seguras.
Además, comentan que aparte de ser rozadas en sus glúteos o piernas, otro problema es que cuando están sentadas hay sujetos que les acercan mucho su pelvis si van de pie, o sí se sientan junto a ellas las aprietan o arrinconan.
En Quito se puede denunciar acoso sexual en el transporte público al 6367 enviando un mensaje de texto con la palabra ‘ACOSO’ y el número de la unidad.
«Por supuesto no son todos, pero unas tres veces me he tenido que levantar por lo incómoda que me siento, pero lo que es peor es que no se puede decir nada porque enseguida somos nosotras las que exageramos«, cuenta Anahí, (nombre protegido), de 15 años.
Preocupación de los padres
Esta situación no pasa desapercibida por los padres de familia, quienes aseguran que ahora hay que tomar las medidas de prevención necesarias para evitar que sus hijas sean acosadas.
Guillermo Villa tiene 69 años, es jubilado y vive al sur de la ciudad, pero su nieta estudia en el centro y por eso él baja a verla todos los días. “Yo no quiero que le pase nada, hasta que Diosito me dé fuerzas voy a seguir viniendo a verla”.
En el país seis de cada 10 mujeres han manifestado ser víctima de algún tipo de atentado de naturaleza sexual a lo largo de su vida.
Aidé Lalama es funcionaria pública, y aunque su jornada de trabajo termina a las 17:00 pidió hacer media hora más de trabajo pero que le permitan al mediodía ir a ver a sus hijas, porque la mayor, de 15 años, ya le dijo que prefería no ir sola en bus porque “hay mucho morboso”.
Pero el caso es más difícil para María José, quien prefirió mantener su apellido en reserva, pues un día su hija de 16 años llegó llorando a la casa porque un borracho le estuvo diciendo cosas e inclusive se le acercó demasiado mientras ella estaba en el bus a su casa al sur de la ciudad. “Eso me marcó, siempre le he enseñado a mi hija a ser fuerte y ese día se sintió desamparada porque nadie le ayudó en el bus, somos indolentes y mientras no le pase a alguien de nuestra familia vamos a seguir dejando pasar estas cosas”, cuenta la mujer, mientras explicaba que desde entonces, febrero de este año, no ha permitido que su hija viaje sola en bus.
Acciones ejecutadas
Esto pasa mientras en la ciudad no hay medidas efectivas que permitan que las mujeres cuenten con un respaldo para poder denunciar el acoso callejero.
“No hay a quién decirle nada, a los buseros no les importa, ellos con cobrar el pasaje suficiente, pero no piensan en lo usuarios”, concluyó María José.
Sobre el particular desde el Consejo de Protección de Derechos de Ambato (Ccpda) se dio a conocer que ellos están permanentemente para concientizar a la población sobre la importancia del respeto y no más acoso.
En el Ecuador el 65% de los casos de abuso sexual son cometidos por personas cercanas a las víctimas.
Así con el apoyo del colectivo Guambras Verdes impulsaron una campaña ¡Alto al acoso! con el fin de ponerle un alto al acoso y la violencia contra mujeres en el transporte público.
Sabina Gamboa Vargas, concejala de Ambato y presidenta de la comisión de Igualdad de Género e Inclusión Social, explicó que la ciudad tiene una ordenanza respecto de la restitución de derechos de las mujeres en toda su diversidad. “En el ámbito legislativo se ha trabajado de acuerdo a la normativa, de acuerdo a lo que establece la ley orgánica de violencia, para abarcar la violencia contra la mujer, en sentido de aterrizar toda la normativa en territorio”, dijo la edil.
Así también se cuenta con la Ordenanza del Sistema Central de Protección de Derechos, que busca abarcar en su integralidad a todos los organismos que tienen bajo su competencia la protección de derechos de los grupos de atención prioritaria.
Recalcó que adicionalmente Ambato también tiene una ordenanza respecto de la restitución de derechos de las mujeres en toda su diversidad.
Gamboa sostuvo que este es un tema que debe tomarse en cuenta en el proyecto de ordenanza para el incremento de los pasajes, pues la violencia a las menores inicia desde el mismo momento en que no quieren llevarlas “porque solo pagan la mitad del pasaje”.
“Hay cosas que se pueden mejorar sin que exista una tarifa elevada. En ese sentido, en lo personal, yo he conversado con el gremio del transporte público y he puesto sobre la mesa de debate el hecho de la violencia que sufren las mujeres en el transporte público y muchas veces por los mismos controladores y por las mismas mujeres”, finalizó la edil.
Los transportistas
Diario La Hora tomó contacto con Manuel Escobar, gerente de la Unión de Cooperativas de Transporte Urbano de Tungurahua, pero el dirigente dijo que si no existían datos estadísticos o denuncias sobre el acoso dentro del transporte urbano es un tema sin fundamentos y prefirió no dar ningún tipo de declaración y colgó la llamada. (DLH)