El frío golpea con fuerza, son cerca de las 03:00 de la madrugada en el mercado Mayorista de Ambato. Allí el movimiento empieza desde muy temprano.
Varios vehículos repletos de carga hacen fila para ingresar al mercado, mientras tanto cientos de personas esperan el ingreso de estos camiones, pues para ellos representa una oportunidad para trabajar.
Entre vehículos, productores y comerciantes que presurosos tratan de encontrar un sitio para vender y comprar, los cargadores se toman el trabajo de caminar de lado a lado, entre las naves del centro de acopio para ofrecer su trabajo, entre ellos venezolanos, quienes sin importar la contextura están listos para el embarque y desembarque.
Felix Echeverría, migrante venezolano, manifestó que son al menos 350 estibadores venezolanos que trabajan en el centro de acopio y que incluso ya triplicaron en número a los ecuatorianos.
Realidad
Llegó hace un año al país y a Ambato hace como ocho meses, lleva una tela blanca en las manos, su vestimenta no es la de un estibador cualquiera.
Conserva el jean, zapatillas y capucha, todas de marca, aunque ya algo desgastadas. Así labora como estibador Ronie V., quien asegura que es el único trabajo en el que no le solicitan papeles ni le discriminan tanto.
“Lo único que quiero es trabajar y enviarle algo de dinero a mi familia”, dijo.
Según el joven, trabaja en el mercado Mayorista hace cinco meses e indicó que esta labor le ha dado mayor estabilidad que en cualquier otro trabajo, pues aquí lo que hace es prestar su fuerza sin mayores contratiempos y sin “hacer mal a nadie”.
EL DATO Autoridades del mercado Mayorista indicaron que no existe ninguna restricción para el ingreso de extranjeros, pues la libre movilidad es un derecho.
Explotación
Para Javier Zambrano, quien lleva dos años laborando en el centro de acopio, esta es una buena oportunidad para “ganarse el pan”, aunque bastante sacrificada, porque muchas veces gana apenas 25 centavos por bulto.
Pero cuando le toca cargar o descargar un camión le suelen pagar 10 centavos por bulto, aunque el trabajo es más sacrificado.
Según el joven, ahora son seis familiares quienes trabajan en el centro de comercio. “Siempre con el respeto se puede hacer amigos y en este trabajo la gente incluso es más amigable”, dijo.
Para los migrantes venezolanos ahora su mayor preocupación es la discriminación que se ha generado a raíz de los hechos delictivos en Ambato, ya que en el mismo mercado Mayorista se evidencia el rechazo de contratación de sus servicios. (FCT)