Hace un año, era un lunes 16 de marzo, las personas salían temerosas de sus casas a sus obligaciones laborales, a intentar cumplir con su jornada, pues el Covid-19 ya rondaba el país, y muy poco se conocía de este virus.
Hace un año, era un lunes 16 de marzo, un día que para muchos les cambió la vida, el último día que entre compañeros de trabajo, entre la gente, en la calle, en los buses, en las tiendas, se mirarían sin mascarillas.
Hace un año, era un lunes 16 de marzo, y muchas personas salieron de sus trabajos, pensando en que al siguiente día volverían, muchos están desempleados.
Hace un año, era un lunes 16 de marzo, y nadie esperaba vivir una pandemia, luchar contra la enfermedad, perder familiares.
Hace un año, era un lunes 16 de marzo, y nadie estaba preparado. Este año ha sido de pérdidas, de enseñanzas y aprendizajes. Un año donde nos adaptamos, cambiamos, nos transformamos.
Un año donde sobrevivimos. Aquí te presentamos historias de quienes perdieron su trabajo y tuvieron que innovar, de niños que no volvieron a las aulas, de los agricultores que no pararon ni un solo día. Historias que nos inspiran a seguir luchando y cuidándonos. (GI)
Agricultores generaron nuevas alternativas
Emergencia sanitaria significó un reto de sobrevivencia y generación de oportunidades para los productores.
La preocupación por la propagación del coronavirus en el Ecuador era evidente. Las cosas parecían demasiado sombrías para María Tenisaca, quien toda su vida se ha dedicado a la agricultura.
A las 06:00 ya está en sus terrenos para realizar la jornada de cosecha. Ella cultiva papas, melloco y mora, pero asegura que hace cerca de un año cuando todo se cerró por la pandemia llegó la incertidumbre, puesto que no existían mercados para el expendio de sus productos como tradicionalmente lo hacían.
“El temor era que nos quedemos con toda la producción, incluso al principio entregamos casi regalado”, dijo.
Segundo Tubón, productor de fresa, aseguró que esta fruta no se puede guardar y es por ello que buscó por todos los medios entregarla. “Vendíamos a bajo costo lo que se podía y gran parte de la cosecha la entregábamos a vecinos, amigos y familiares que no podían salir a comprar”, comentó.
Para el agricultor los esfuerzos por sobrevivir fueron grandes y aunque, “en el campo por lo menos teníamos para llevarnos a la boca cualquier producto, incluso intercambiarlo”, asegura que luego de tres meses enfrentando la pandemia desde la realidad de sus campos la necesidad le obligó a buscar otras estrategias de comercialización.
Así el agricultor aseguró que el intercambio de productos fue una de las iniciativas que se adaptaba a ese momento, “sin poder salir, con los mercados cerrados, las vías cerradas y el miedo a contagiarse, no quedaba otra alternativa”, comentó.
Manuel Moreta, productor de mora, explicó que la pandemia impulsó a los agricultores a buscar nuevas opciones, es así que se retomó la atención en la asociatividad. Aseguró que se comunicaron con familiares y conocidos en las grandes ciudades, así formaron un grupo de agricultores, quienes contrataron un camión para llevar las frutas y legumbres a las urbes.
“Era una felicidad que nuestros productos llegaban a su destino. A la par de ayudarnos, alimentábamos a la gente de la ciudad que sabíamos que ya no tenían comida”, aseguró al tiempo de comentar se adaptaron y se siguen ideando nuevas formas de entregar sus productos. (FCT)