Mujeres kichwas del Cuyabeno monitorean la fauna silvestre

ESPECIALISTAS. Las mujeres demuestran experticia en la colocación de las cámaras trampa. (FOTO: Nicolás Kingman/WWF)
ESPECIALISTAS. Las mujeres demuestran experticia en la colocación de las cámaras trampa. (FOTO: Nicolás Kingman/WWF)

Zancudococha, del cantón Aguarico (Orellana), es una comunidad de aproximadamente 200 habitantes, muchos de los cuales han sido capacitados para monitorear la fauna silvestre que habita en la reserva del Cuyabeno, en la Amazonía ecuatoriana.

El grupo de monitores, dentro del cual se encuentran seis mujeres, ha sido capacitado desde 2016 por WWF-Ecuador, una organización de conservación para preparar y colocar cámaras trampa, controlarlas, descargar las fotos y videos e interpretar la información obtenida, actividad que les ha permitido conocer el territorio y la cantidad de animales que habitan en la selva.

Este proyecto ayudará a desarrollar materiales de educación ambiental para la escuela de la comunidad. Así, los niños aprenderán sobre el bosque tropical en el que habitan. Asimismo, se hará un manejo ambiental adecuado para potencializar el turismo.

Proyecto educativo

Las seis mujeres de este grupo, en edades que van de los 20 hasta más de 40 años y entre las que se encuentra la profesora de la escuela comunitaria, son madres de familia y abuelas. En su día a día se dedican a la agricultura de subsistencia, cuidan su chakra donde cultivan cacao, yuca o verde. Una vez al mes se adentran en la selva para monitorear la fauna silvestre.

Según WWF-Ecuador, que trabaja más de 10 años en la comunidad, estas mujeres se unieron voluntariamente al proyecto que lo consideraron muy atractivo por su enorme potencial para generar materiales educativos. Ellas y la comunidad en general saben de la fauna silvestre que están protegiendo. Conocen el bosque porque viven de este. Muchas de ellas salen con sus maridos a cazar y pescar, pues dependen de estos recursos.

Sin embargo, mencionan que sus costumbres se están perdiendo de generación en generación y que sus hijos ya no tienen el mismo conocimiento, sobre todo por falta de interés. Es por eso que el potencial educativo del proyecto les llamó tanto la atención.

Comunicación. La canoa es el medio de transporte que usan para adentrarse en la selva. (FOTO: Nicolás Kingman/WWF)
Comunicación. La canoa es el medio de transporte que usan para adentrarse en la selva. (FOTO: Nicolás Kingman/WWF)

Instalan las cámaras trampa

El grupo de hombres y mujeres se adentra en la selva por lo menos una vez al mes para instalar las cámaras trampa y descargar las imágenes. Se movilizan en canoa y llevan chicha, yuca, canguil, piña y los utensilios suficientes para preparar un almuerzo contundente que será compartido con todos los monitores. Hay que saber que un día de trabajo en el monte es intenso, explican.

El trayecto se lo hace por el río y cuando llegan al punto de desembarque los monitores aplican lo aprendido en los talleres impartidos por WWF-Ecuador y el Ministerio del Ambiente. Esto es: la instalación correcta de una cámara trampa, que requiere que el punto esté relativamente limpio de vegetación para no alterar la imagen capturada.

Para el momento en que todo el grupo llega al punto elegido, Leonela ya ha limpiado el terreno y Doris se agacha para amarrar la cámara a un árbol, se asegura que esté colocada a la altura correcta y la configura en el modo adecuado. A Leonela le acompaña su hijo Diego, de 5 años, a quien le gusta ver los animales que aparecen en las imágenes.

WWF-Ecuador asegura que “estas mujeres, fuertes y decididas, están criando a la siguiente generación de monitores locales, quienes, gracias al trabajo de sus madres hoy en día, tendrán un territorio amplio y saludable que proteger en el futuro”. (CM)