Desde nuestro punto de vista, la muerte no es el fin”, explica Elvis Maldonado, kichwa otavaleño, director del Centro de Estudios Kichwa Alalay. Cuando una persona fallece no es que desaparece, sino que convive con los vivos. “Su ánima y su energía permanecen con nosotros”, aclara Jumandi Chimba, profesor de kichwa de la Universidad Central del Ecuador (UCE). A diferencia de muchos católicos, quienes creen que después de la muerte el alma va al cielo o el infierno, en la comunidad kichwa está presente en los vivos.
Celebración
Cuando alguien nace “se le recibe con alegría, vive con alegría y le despedimos con alegría”, señala Maldonado. Los kichwas entienden que la muerte es “continuar el camino”. Por este motivo, cuando un individuo ‘se va’, se suele decir ‘ñami ñawparka’, que significa ‘ya está por delante’, afirma Attipak Santillán, kichwa otavaleño. La muerte “es una etapa más de la vida… no es el fin del camino”, añade.
Esto no quiere decir que no haya tristeza por la partida del ser querido. Pero, se piensa que al compartir momentos de regocijo es posible mitigar la pena. Por eso, en los velorios se “realizan juegos tradicionales”, aduce Mónica Lanchimba, del Centro de Estudios Kichwa Alalay.
El Día de los Difuntos
El 2 de noviembre es una fecha especial porque está destinada a “celebrar y conmemorar a los muertos”, cuenta Maldonado. Aunque esta celebración es generalizada en Ecuador, en los kichwas su sentido es diferente. Las familias visitan el cementerio y llevan comida, la que más le gustaba al fallecido. Los que más conservan esta tradición son los kichwas de Otavalo, precisa Luis Sarango, kichwa saraguro, director de Pluriversidad Amwatay Wasi.
Allí comparten con los demás sus platillos y ponen uno para el difunto. Entre los alimentos se encuentra, por lo general, frutas, papas, tostado, fritada, champús, guaguas de pan y colada morada. “Cuando la comida ha cambiado de sabor o se ha fermentado” es porque “los muertos ya comieron”, afirma Santillán.
Sin embargo, no es solo un momento para degustar y repartir comida. También se comparten las penas y las alegrías, los triunfos y las derrotas con el ser que partió. Es una fecha para decirles a “los familiares que ‘se nos adelantaron’ y que continúan existiendo” que toda la familia les recuerda y les siente, señala Santillán. (Cristina Pazmiño/USFQ)
Glosario Palabras
° Aya: ánima, espíritu
° Aya pampa: cementerio
° Mikuna: comida, comer
° Wañuy: muerte
Ni cielo ni infierno
° Para la comunidad Kichwa “no existe el cielo o el infierno”, sino tres divisiones que “conforman la realidad: hawa pacha, kay pacha y uku pacha”, dice Elvis Maldonado, director del Centro de Estudios Kichwa Alalay.
En el hawa pacha se encuentran las constelaciones, el Sol y la Luna. En el kay pacha interactúan los seres vivos: las personas, las plantas y los animales. El uku pacha se refiere “a lo que hay debajo de la tierra: minerales, energía”, precisa Jumandi Chimba, profesor de kichwa. Estos tres estratos no son indiferentes, se relacionan entre sí. Cuando alguien fallece, el alma del difunto establece “una relación entre el kay pacha y el uku pacha”, menciona Mónica Lanchimba, del Centro de Estudios Kichwa Alalay.
Los juegos tradicionales
° Durante el segundo día de velorio se llevan a cabo ‘juegos tradicionales’ como el lobo y el conejo, menciona Mónica Lachimba, del Centro de Estudios Kichwa Alalay. El objetivo es compartir con la comunidad y estrechar vínculos. Una de las actividades que se practican es el “sambo”. Consiste en “enrollar en sábanas” a una persona mientras otras dos la sujetan, una a cada extremo, y la hacen ‘girar’ de lado a lado. Quien se encuentre en el extremo, debe pellizcarlo y si dice “todavía no, está tierno”, entonces continúan hasta que alguien diga: “está listo para el cultivo”, cuenta Jumandi Chimba, profesor de kichwa de la Universidad Central.
Ritual
Para que encuentre el camino
° Cuando una persona muere, generalmente los varones de 16 años en adelante van a una loma cercana y gritan en la madrugada “wandiay” para “llamar a los ancestros”.
° El llamado es para que vengan y acompañen a quien acaba de fallecer y no conoce el camino.
° Se grita algunas veces. Entonces los perros de otras comunidades aúllan a lo lejos y se piensa que los abuelos han escuchado el llamado.
° Poco a poco los aullidos empiezan a acercarse hasta que se escuchan en la comunidad. Después de un momento todo se calma, ‘queda en paz’ y se dice que los antepasados ya han venido por el fallecido.