En el espitu fue a predicar a los espitus encarcelados.
Te adoramos, Cristo, y te bendecimos porque por tu Santa Cruz nos redimiste.
Jes despu de haber compartido la primera morada de los hombres, que es el seno de la madre, quisiste compartir nuestra morada final , la tumba. Es oscura, fr, solitaria, como la entra del surco en que sembramos el trigo. Allte colocan los tuyos. En tu rostro inerte vas recibiendo el postrer adi de besos y sollozos. Rueda la enorme piedra Pisadas que se alejan Luego, soledad. Silencio Pero no! El Credo nos lo dice: tu espitu ha bajado a inundar de luz a los habitantes de la regi de las sombras, a los que murieron suspirando por ti desde la oscura lejan de los siglos. Has ido a compartir con ellos la buena noticia de la salvaci. Y todo se ha transformado en luz para ellos con tu presencia.
Jes, cuando nuestros timos nos dejen en la tumba, qules podremos compartir?. Enriquenos desde ahora para dejarles la herencia de una fe valerosa y consecuente, de una esperanza inquebrantable, de un amor sin lites; el ejemplo de una vida que supo gastarse por los dem, como tu vida, Jes. Am.