El día del enlace matrimonial, el número de invitados y los pequeños detalles influyen en el costo de una boda.
Cómo ahorrar en una boda es lo que muchos novios se preguntan, pero no se atreven a decirlo abiertamente. Y es que se trata de un importante punto en el que se supone no se debe escatimar pues se trata de un solo momento que durará entre cinco o siete horas nada más.
Si ya está definida la fecha del gran evento, oficialmente, los preparativos han comenzado. ¿Qué sigue? Buscar proveedores, visitar lugares, recorrer tiendas de vestidos, asistir a degustaciones y ver las cuestiones relacionadas con el dinero. Esto puede sonar emocionante aunque, la verdad, puede resultar un tanto agotador para los futuros esposos.
Pero de poco en poco se llena un jarro dicen por ahí. Así que ahorrando un poco en pequeños detalles se pueden incluso reservar dinero suficiente para al menos tres días más en la luna de miel o dar dos mensualidades de su casa. Hay que hacerlo con cuidado pero se puede.
Al igual que en el día a día, lo primero para ahorrar en la boda es hacer un presupuesto y calcular las distintas partidas de gasto que tengamos: la iglesia, el banquete, los vestidos, etc. y cumplirlo a rajatabla. Tampoco hay que olvidar agregar un porcentaje del 10% al 15%, por si aparecen gastos extraordinarios que no hayamos presupuestado.
Es necesario elegir los gastos prioritarios. Dentro de los diferentes apartados, habrá algunos que nos resulten más importantes y otros menos, ahí entra la habilidad de los novios para intentar rebajar el costo o incluso ver la forma de que estos últimos salgan gratis. Por ejemplo, si tenemos un amigo con un local o casa grande, quizás se le puede pedir ayuda para la recepción.
También se puede ahorrar un poco siendo selectivo con la lista de invitados.
Uno de los apartados más caros de una boda es el banquete y en el costo aumenta por la cantidad de invitados, así que mejor pensar muy bien a quién invitar.
Finalmente, aunque parezca algo sin importancia, las fechas o incluso el día que se elijan para la boda también influyen. Elegir los meses de octubre o abril, como fecha de la boda, son épocas mucho más baratas ya que se realizan menos bodas. También casarse un viernes es más económico que un sábado. (LGP)
Los préstamos
para la boda
Si vas a contratar un crédito o préstamo personal que te ayude a pagar la boda, no olvides fijarte bien en los intereses finales a pagar y en la comisión de apertura y cancelación. Algunas entidades financieras tienen créditos y préstamos especiales para esta finalidad y con mejores condiciones que los créditos generales. El mejor truco es ser previsor y comenzar a ahorrar para la boda.
El presupuesto
y las deudas
° Antes de gastar una fortuna en la boda de tus sueños, haz lo posible por liquidar tus deudas. Y, por favor, evita acumular nuevas. Paga primero los préstamos que generen mayores intereses. Este punto es fundamental para saber exactamente cuánto dinero necesitan y cuánto deben ahorrar al mes para conseguir su meta. La pareja debe definir lo siguiente: ¿cuánto es lo máximo que están dispuestos a gastar?
Los trajes de novia
° Los trajes de novia son costosísimos y solo se usan un día. ¿Por qué mejor no comprar un vestido de segunda mano o rentarlo? Existen tiendas especializadas en eso y páginas de Internet en donde las novias venden sus vestidos y todos los complementos en perfecto estado a la mitad de precio. Asimismo, si la ilusión de comprarse un vestido nuevo es muy grande, recuerda que igual puedes revenderlo después.
Una cuenta
para la fiesta
° Para llevar un control del dinero que juntes para la boda, la mejor alternativa es abrir una cuenta de ahorro y destinarla únicamente a este fin. Estas cuentas permiten ahorrar y elegir un plazo fijo para disponer del dinero, por ejemplo, desde tres hasta 36 meses. Asegúrate de que el banco no te cobre ninguna comisión por el manejo. En muchos casos, los gastos pequeños e insignificantes terminan por sumar una buena cantidad de dinero que no estaba contemplada.
No dejarse llevar por las emociones
° Hay personas que se dejan llevar por la emoción del momento y se gastan más de lo necesario o delegan algunas tareas que podrían hacer ellos mismos sin emplear mucho esfuerzo. Una vez se establezca un presupuesto, lo siguiente es definir el tipo de evento que se desea tener y adaptarlo al presupuesto. Existen un montón de ideas y trucos, que con un poco de imaginación y una búsqueda por Internet se puede conseguir lo mismo a un precio menor.