El tallado en madera está en peligro en San Antonio de Ibarra

LABOR. Cada una de las piezas son fabricadas con el tronco de un pino tierno.
LABOR. Cada una de las piezas son fabricadas con el tronco de un pino tierno.
LABOR. Cada una de las piezas son fabricadas con el tronco de un pino tierno.
LABOR. Cada una de las piezas son fabricadas con el tronco de un pino tierno.

Redacción SAN ANTONIO DE IBARRA

EFE

La reconocida artesanía en madera de San Antonio de Ibarra, que ha llegado hasta el Vaticano (situado en el corazón de Roma), corre el riesgo de desaparecer por las pocas posibilidades que ofrece a los jóvenes en la actualidad. Esta parroquia de más de 17.000 habitantes ha adquirido fama dentro y fuera de Ecuador por sus trabajos en madera, a los que se ha dedicado gran parte de la población y que han llegado también a Canarias o Colombia. Sin embargo, es una tradición que se ha ido perdiendo entre las nuevas generaciones.

Artesanos de la localidad han expuesto sus obras, principalmente tallas de madera, en España, Chile, Argentina y México, entre otros.

Sus esculturas decoran retablos en varias iglesias de Ecuador y protagonizan los pasos de la Semana Santa en la ciudad colombiana de Popayán, reconocida como patrimonio cultural de ese país.

También han llegado a dependencias vaticanas, pues tal y como aseguró el presidente de la Asociación Interprofesional de Artesanos de la parroquia, Francisco Garrido, el papa Juan Pablo II adquirió algunas piezas del maestro local Alfonso Cisneros, quien murió hace poco más de un año.

Garrido fue el encargado de elaborar un retablo para una capilla privada en una casa rural en Adeje, al sur de la isla canaria de Tenerife.

El inicio de su fama
La historia de la conexión entre San Antonio de Ibarra y la madera comenzó en 1868, después del terremoto que destruyó parte de Ibarra, en la que se encuentra este pueblo artesano.

De acuerdo con Garrido, el gobernante ecuatoriano de aquel entonces, Gabriel García Moreno, “buscó artesanos y escultores para llevar a cabo la restauración de iglesias, altares y toda la imaginería que se perdió” tras el sismo.

La base logística de todos esos restauradores se localizó en San Antonio por su cercanía de seis kilómetros con Ibarra.

Eso permitió que despuntaran algunos de esos maestros, siendo los más importantes los hermanos Reyes, uno de los cuales fundó el Liceo de Artes Daniel Reyes.

Desde aquel momento inició el verdadero desarrollo artesanal de la parroquia.

Son muchos los moradores de este poblado que han pasado por este centro educativo, que todavía existe reconvertido en instituto de tercer nivel, y que han traspasado sus conocimientos de generación en generación.

Herencia de artesanos
Potosí es una familla renombrada en este trabajo, cuyo primogénito se graduó como bachiller de Escultura en el Liceo y, posteriormente, enseñó al resto de sus hermanos en el arte de la talla de madera.

EL DATO
El precio de cada artículo depende de su tamaño. Por lo general oscila entre los 5 y 90 dólares.Uno de ellos es Germán Potosí, quien a sus 67 años mantiene abierto el taller familiar y lleva trabajando la madera desde los siete años, cuando su hermano mayor lo acogió como aprendiz.

“Trabajé con él hasta los 22 años y luego cada uno siguió su camino”, apuntó mientras recordaba tiempos pretéritos en su taller, repleto de los diseños de sus trabajos.

Testigo de lo que ha ocurrido con la talla de madera en el pueblo, manifiesta que en un principio laboraba con sus hijos en el taller familiar, pero con la dolarización del país, en vigor desde el año 2000, buscaron otro trabajo que les diera una mejor calidad de vida.

Otros rumbos
“Lastimosamente, el crecimiento de la población y de la parroquia ha hecho que se vaya perdiendo un poco esa tradición, porque justamente viene la modernidad y con ella el estudio de la universidad, los nuevos oficios y las profesiones; ha quedado bastante de lado el oficio artesano”, mencionó
Garrido.

En su casa, él también ha sido testigo de cómo sus hijos han buscado otras opciones.

Señaló que no han sabido reconocer el potencial y las “particularidades de un pueblo lleno de artesanos”, que ahora tratan de recuperarse, solo a raíz de darse cuenta de que se está perdiendo la tradición.

Luchan por vivir
° “Nuestra batalla es actualmente buscar la forma de mantenernos activos y de no desaparecer. Para esto, nos reunimos y hacemos nuestros proyectos, y estamos empeñados en que nuevamente se invierta en promoción sobre todo”, afirmó Francisco Garrido, presidente de la Asociación Interprofesional de Artesanos de la parroquia.

La modernidad, pero también el olvido y el poco valor que se le da al trabajo artesanal, están provocando que un pueblo dedicado casi en su totalidad a la labor en madera hace un cuarto de siglo, quede enclaustrado en la ensoñación de un pasado más brillante que ahora amenaza con desaparecer.