'Ave' Jaramillo: Comediante

Cuando se habla de San Valentín, es común pensar en corazones rojos, cenas románticas y reservaciones en el motel para compartir una noche fogosa. Sin embargo, desde hace algunos años me niego a festejar esta fecha. Pero esa negativa fue la que provocó, de alguna manera, que ahora esté en la relación más estable y madura que he tenido.

¿Por qué no me gusta celebrar? Podría echarle la culpa al espíritu rebelde o a una vieja tradición anticapitalista de mis años mozos, cuando señalaba con el dedo el consumo exagerado y las trampas del mercado para venderte rosas y chocolates.

Esta animadversión a la fecha se acrecentó cuando trabajaba en un cine de la capital. Nadie quería tener turno el 14 de febrero, así que siempre acababa reemplazando a un compañero enamorado o a una compañera con un vacile listo en su puerta. Era entendible por qué no querían trabajar: el desfile de parejas acarameladas y pubertos jurándose amor eterno después de un mes de relación se aderezaba con grandes cantidades de canguil y gasesosa. Hermoso para el que va al cine a besarse, amparado por la oscuridad de la sala, no para el que los sirve.

Me evito líos celebrando el 13 de febrero o el 15 de febrero. Cualquier día vale, con tal de prevenir las hordas sedientas de amor de cualquier tipo.

Una de esas noches de ‘No San Valentín’, un 15 de febrero, organicé una velada romántica con una novia con la que ya estaba más de un año saliendo. El combo fue vino chileno, chocolates y la película ‘Y tu mamá también’. El vino, en lugar de ponernos cariñosos, nos puso somnolientos, el filme se quedó a medias. Nos dormimos abrazados. Ella no volvió a su casa esa noche y su mamá no lo tomó bien. Eso desencadenó en que ella terminara viviendo conmigo, más por necesidad que por romance. Hoy, cinco años después, ella está lejos, estudiando fuera del país. Decidimos que a la distancia le voy a invitar sushi y yo me comeré un menudo en su nombre. Vamos a elegir una película juntos y cada uno lo va a ver por su lado, pensando en el otro. Ella en su departamento de estudiante en España, y yo abrazado de la perra que adoptamos juntos.