¿A dónde nos llevan?

Hace pocos días, en una reunión de amigos, empezó la conversación
preguntándose, ¿a donde vamos como país? Alguien corrigió cortésmente la
propuesta y sugirió cambiar la pregunta por esta otra: ¿a donde nos llevan?
Referida, obviamente a dónde conduce la «revolución» que el Sr. Presidente
Correa dice encabezar.

Lo más inmediato es comprobar que el Gobierno nos llevó a la Asamblea
Constituyente, incluso con la aprobación de gente demócrata, aunque también
con resistencias de quienes creímos que la Constitución podía reformarse
según lo establecido por la norma entonces vigente. Se instalara la
Constituyente y empezara, ya no los debates, sino también los insultos y las
peleas. Y es que, como en toda reunión de seres humanos, también se cuelan
oportunistas, fanáticos, peleadores y demás ejemplares de la variedad
zoológica.

Hace un par de días se precisaba que la tal Asamblea tenía las condiciones
de «originaria, soberana, fundacional» y con poderes ilimitados. Es decir,
la quintaesencia del absolutismo más parecido a las monarquías medievales,
para no mencionar otro autoritarismo históricamente más cercano. De
inmediato y no sin motivos, corrieron rumores de que éste era el principio
de un llamado golpe de Estado de Derecho, concepto ininteligible en términos
de ortodoxia jurídica. Si es «golpe» es atentado y probable ruptura del
ordenamiento jurídico vigente. El rumor se difundió como el reguero de
pólvora, precisamente porque las aberraciones jurídicas y políticas ya se
han hecho costumbre en los cortos -largos para muchos- meses de este
Gobierno.

Quisiera creer que el rumor del tal golpe es sólo eso, rumor. Pero lo que sí
es evidente es que, con ocasión de la Asamblea Constituyente se ha
profundizado la hostilidad , hoy contrapuestas, por mencionar las más
diferenciadas.La pobre la rica y la de ir pasando, la rural, la urbana y la
suburbana, la oriental, la occidental y la intermedia, la radical-populista,
la radical-derechistas, la conservadora y la de centro, la centralista y la
autonomista ¿y cuántas etnias distintas). Por fin, la nomeimportista. Muchas
y muy contrapuestas ideas y actitudes, para conciliarlas sin heridas. Éste
es pues el fondo de una democracia pluralista: la pacífica convivencia de
las varias tendencias que elige libremente el ciudadano. Y nada de
imposiciones, vengan de arriba o de abajo.

Quisiera también pensar que las será un foro político destinado a un
objetivo tan serio como es el rejuvenecer la democracia ecuatoriana , de
buenas maneras. ¿No es esto último lo que se pretende? ¿O, por el contrario
es tan sólo una escenografía con camuflaje democrático pero, en realidad es
todo un montaje para la implantación forzosa de un régimen copiado del
autoritarismo caudillista venezolano, con pinceladas de la Cuba
delicuescente? Seguimos preguntándonos ¿a dónde nos llevan?.

Ahora juzgue usted.

http://patriciovarsariah.blogspot.com/
Patricio Varsariah.

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