Andy García: “sigo siendo un cubano en el exilio”

Actor estadounidense de origen cubano, Andy García
Actor estadounidense de origen cubano, Andy García

París, EFE.-
El actor y director estadounidense de origen cubano Andy García, cuya película ‘La ciudad perdida’ se estrena en Francia este miércoles, afirma que espera volver a ser algún día un cubano sin más. Sobre los problemas de Fidel Castro que le han obligado a delegar el poder por primera vez, lo que ha suscitado “una formidable ola de esperanza” en la comunidad cubana en Miami, García advirtió de que “nada está ganado”, aunque el dirigente “tiene que estar realmente mal para aceptar confiar el país a su hermano Raúl”. El artista sueña con que 47 años después de la revolución se materialicen las promesas: “la restauración de la Constitución y el retorno de la democracia”. Esto necesitaría “una sólida fuerza de oposición en Cuba” –“por desgracia está en la cárcel o amordazada por la policía y la seguridad nacional”-, y que “los cubanos se atrevan a manifestarse para exigir el cambio”, indicó García, que se pregunta si la gente que ha vivido “medio siglo bajo el terror” tendrá ganas de “arriesgar la vida”. García, de 50 años que llegó a EEUU cuando niño, se estrena como director, filme que aborda la revolución sólo desde la perspectiva de una familia burguesa y sin mostrar la pobreza del pueblo. “Sólo restablecí una verdad olvidada: la revolución fue inspirada, financiada y realizada por parte de la clase media compuesta por abogados, profesores,… Una revolución intelectual antes de popular”, explicó. “Lo que no soporto es que la historia ha sido reescrita e idealizada”, afirmó, que puede entender que la personalidad del ‘Che’ haya sido “recuperada por el imaginario popular”, pero del que recuerda “hizo ejecutar ilegalmente a cientos de prisioneros”. El filme lo hizo para rendir tributo a sus padres, a “una generación de hombres y mujeres que tuvieron el valor de dejar su país, volver a empezar desde cero en un país que no hablaba su lengua”, para que sus hijos pudieran crecer “libres”. García cuenta que al final de la proyección su padre, “muy emocionado”, le dio las gracias, y supo que había conseguido su propósito.