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El cine retrata verdades

El ser humano, yo, tú, él, nosotros, ustedes, todos, somos sin distinción alguna, montañas de necesidades, volcanes de pasiones y cúmulos de prejuicios de una u otra índole.

Esto también lo apuntilla y con acierto Tennesee Williams, en el conato de romance que surge entre Blanche y Mitch (interpretado por Karl Malden).
Cuando Mitch reclama airado sobre el turbio pasado de su novia Blanche.
Cuando este le dice a ella: “No eres lo suficiente recta -straight en inglés- para entrar en la casa de mi madre, ella le responde: ¿Qué es recto? Una calle, una línea quizá, pero puede ser recto el corazón humano?.

Así es. No se puede pedir por entero, rectitud al corazón humano. En todos sus vericuetos está pavimentado con cálculos y conflictos de interés.

Esta es una realidad social, no exenta al arte y a los artistas. Y el cine, el arte por antonomasia, retrata estas verdades con pulso firme y libre de recelos. De esto, de la falta de rectitud de su corazón, sabe bien el mismo Elia Kazan, cuando en la vida real, movido por sus cálculos, conflictos de interés, prejuicios quizás, se olvido de que era un artista y denuncio a sus compañeros de profesión, bajo las investigaciones del tristemente celebre Comité de Actividades Antiamericanas que promovió el senador republicano McCarthy, en lo que se conoció como la ‘caza de brujas’ en Hollywood. Otra de sus celebres películas, La Ley del Silencio, en cuya trama existe un delator, dícese ser una especie de justificación del director a esta actitud.

Esto es el ser humano. De esto esta hecha la vida. El paraíso perdido cada día esta mas lejos y el mundo cada día es más un infierno, en el cual todos viven y dejan morir. He aquí el germen de cultivo de la rebeldía.

Andrés Brando
Director de Cinema-manía