Un profesor de Administración de Empresas decía que en nuestro lugar de trabajo vamos a pasar al menos la mitad del tiempo que estemos despiertos. O sea, al menos la mitad de nuestra vida. En muchos casos, incluso más. Esto, decía enseguida, vuelve trascendental la decisión sobre la carrera universitaria que cada persona va a seguir.
Elegir la correcta podría llevar a que se haga realidad ese ideal de que la gente te pague por hacer lo que te gusta. Además, podría permitirte explotar los dones que te entregó la vida y hacer algo en beneficio del mundo. Elegir la incorrecta, en cambio, podría llevarte a un sentimiento de frustración, por más que te represente una fortuna.
¿Qué debe pesar más: la vocación o el dinero? ¿Existe una prueba de aptitud que realmente te revele para qué eres bueno? ¿Cuáles son las carreras más demandadas, cuáles las menos demandadas y por qué? ¿Existen becas para la carrera que estás pensando? Estas son algunas de las preguntas que intentamos responder en este especial. Esperamos que te sea útil para tomar la decisión.
La reflexión sobre los objetivos de vida es esencial para evitar los cambios de carrera.
Para la mayoría de adolescentes, la indecisión sobre la carrera universitaria que cursarán se intensifica con la cercanía de la graduación. Padres, profesores e incluso compañeros ejercen presión por conocer la respuesta que marcará profundamente el futuro de los jóvenes.
“Sigue lo que te gusta”, es la frase que comúnmente acompaña esta complicada reflexión. Aunque parezca simple e, incluso, denote apertura y libertad para escoger, es claro que los gustos cambian y aquellos que aparecen a los 17 o 18 años no son de lo más confiables.
“Sin querer, estamos induciendo al error”, indica Julio César Acuña, ‘coach’ vocacional con 12 años de experiencia. Agrega que aparte de ser una variable totalmente inestable, además de los gustos hay otros aspectos importantes a la hora de considerar el futuro profesional.
El primero y más importante es, según el experto, analizar el plan de vida y las metas a alcanzar del estudiante. “La etapa profesional es solo una parte de la vida. La carrera debe ser una herramienta para cumplir nuestro propósito y no al revés”.
Acuña sostiene que la profesión no debe ser el factor que determine la situación económica, el lugar de trabajo y la compañía que tendrá una persona por el resto de su vida: “Primero decido quién quiero ser; el propósito es el que da realización, no la carrera”.
EL DATO
El 62% de los profesionales en el país quisieran haber estudiado otra carrera. (Encuesta realizada en 2015 por el centro de orientación vocacional ‘Inspira’).El autoconocimiento es, por tanto, esencial a la hora de tomar la decisión. Este es un trabajo individual e implica un análisis introspectivo del carácter, los ideales, las destrezas y las debilidades, que debe estar acompañado por la guía de un profesional.
El segundo elemento a evaluar son las aptitudes. De acuerdo con un estudio presentado en el Simposio Internacional de Recursos Humanos, que se llevó a cabo en 2018, la edad promedio en que la gente descubre su talento es a los 53 años, luego de mucho tiempo haciendo algo diferente, de manera insatisfactoria. Acuña asegura que hoy existen herramientas científicas para conocer los talentos de una persona con el fin de desarrollarlos de forma temprana.
Por último, el experto plantea la importancia de conocer a profundidad la oferta académica, no solo mediante la información que promocionan las universidades. “Deben investigar desde la perspectiva real, es decir, sus ventajas y sus desventajas desde la práctica”. El ‘coach’ aconseja buscar testimonios de profesionales en las áreas de interés del estudiante para conocer a cabalidad el campo laboral, especialidades, oportunidades de emprendimiento y mejores opciones universitarias.
La edad ideal para iniciar este proceso es a partir de los 15 años, cuando los adolescentes empiezan a plantearse su futuro: “En medio de la confusión necesitan acompañamiento, que les permita hacer con libertad, no bajo presión, este tipo de preguntas que les ayuda a aclarar su propio futuro”. (AA)
FRASE
No se trata solo de decidir una carrera, se trata de encontrar satisfacción a partir de la interrelación entre propósito, talentos y oportunidades”. Julio César Acuña Director del centro de orientación vocacional ‘Inspira’.
Decisiones acertadas
° En el caso de que aún no tengas una carrera definida para estudiar, Elizabeth Montenegro, sicóloga educativa, aconseja que lo mejor es tomarse un espacio, que no sea muy prolongado, máximo de un año para decidir bien.
Pero en ese lapso, la persona no tiene que pasar encerrada en casa, sino realizar distintas actividades, como seguir algún curso de idiomas o de computación. Asimismo, tiene la oportunidad de irse de viaje durante un año. En ese tiempo podrá conocer una nueva cultura, aprender otra lengua y, sobre todo, ser más independiente.