Al diablo este 2016

Luis Eduardo Vivanco

Este año majadero ha sido un desastre. La verdad, nos deja una economía devastada por la farra de Carondelet, el que sería el escándalo de corrupción más grande la historia del país, un terremoto asesino, una oposición dividida, en fin, una completa tragedia. Por mi parte pienso caerle a patadas con singular saña al año viejo en la noche del 31. Perdón por la falta de ambiente festivo.


Ojalá usted considere lo contrario, que no estuvo tan malo, que quizá enterarnos que una transnacional de la construcción aplicaba sobornos en el país para hacerse del pastel o que el Presidente nos sugiera sortear la crisis con la tarjeta de crédito no es como para escandalizarse. Qué suerte la suya. Yo pienso caerle a palazos al viejo en la noche del 31, con furia inusitada.


Con barbarie le llenaré de camaretas al monigote para desquitarme de que en 2016 el Gobierno decidió seguirnos endeudando hasta el cogote, que inició la explotación del Yasuní, que escondían la plata robada hasta en los techos. Ese año viejo va a quedar hecho polvo.


Cuando alguien quiera cambiar mi ánimo tratando de brindarme unas uvas, le contaré que en este año hicimos el papelón en los Juegos Olímpicos, que Patiño fue nombrado Ministro de Defensa y que a la presidenta de la Asamblea se le ocurrió condecorar a Cristina Fernández. Cuando ese alguien termine de escuchar mis argumentos no podrá contener su impulso de lanzarle gasolina al año viejo y disfrutar con su copa verlo arder en llamas. Y eso que no le contaré que ganó Trump, que Maduro no dio paso al revocatorio, que Ortega asumió todos los poderes en Nicaragua, que pese a la muerte de Castro Cuba no recupera su libertad, que en Colombia la paz está en veremos y que el mundo sigue contaminando sin ninguna vergüenza.


Ya al final de la noche pensaremos en Luis Chiriboga y su sentencia a 10 años, que Cristina Fernández está a un paso de ir al tarro y alguna otra cosa más. Con eso nos contentaremos. Al día siguiente pensaremos que 2017 puede ser peor, principalmente si votamos como giles. Bueno, salud. Disculparán el amargue.


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