Relaciones públicas

En las técnicas de información está la llamada ‘public relations’, sistematizada en EE.UU. por Cantrill, sustenta su estrategia en ‘persuadir’ a los públicos sobre hechos o personajes, previo ciertas investigaciones de percepción. La discusión es, si las acciones en su base son éticas, ya que un hábil comunicador o lobista puede convencer a un pueblo de cosas no ciertas para lograr sus objetivos.

En los años sesenta, la Unesco y dos fundaciones crearon en Quito CIESPAL, cuya intención era mejorar la calidad de información formando periodistas profesionales. En el proceso se enfatizó mucho en la ética, esfuerzo que mejoró sustancialmente el quehacer profesional; sin embargo, la influencia de la televisión modificó actitudes, como hoy las redes.

Profesionalizar periodistas exigió conocimiento universitario, lamentablemente en años siguientes multiplicaron la oferta para un mercado limitado; así llegó a los medios gente afín a la empresa mediática acorde al determinismo patronal, asunto contrario al trabajo intelectual de compromiso social.

Hemos citado periodistas independientes de EE.UU. y Europa como ejemplos. Un referente actual es Jorge Ramos, igual el trabajo de medios como BBC, Deutsche Welle, Radio Francia, The Washington Post, The Guardian, NY Times, El País, La Vanguardia y algunas agencias, cuya rigidez ética y profesional propone la existencia de ‘comunicación’.

Aquí, la mayoría de ‘notables’ son abogados, entrevistan lisonjeando a sus personajes, error total. Invitan a los de conveniencia, no es periodismo sino relaciones públicas; otros, llamados ‘investigadores’, usan documentos “filtrados por agencias”. Por suerte hay profesionales jóvenes comprometidos con su tarea. El periodismo, profesión mítica, cuenta ejemplos de recordar como defensor de derechos y libertades.