Desiderata

El trajinar de la vida, en el cumplimiento de los sueños y aspiraciones, tiene consigo grandes retos y cumbres que se escalan los trescientos sesenta y cinco días del año, subir o bajar es elección personal, cada quien avizora escalar su propia cumbre, en lo profesional, en lo moral, en lo ético, entre otros similares, el éxito de coronar la cumbre tiene consigo una felicidad que embriaga todos los rincones del ser humano.

El éxito forjado se debe a lo que cada quien hace o ha renunciado a hacer, ser edificado o destruido en el camino es lo que mantiene expectante al excursionista o caminante, no se sabe lo que pasará luego, ¿qué sucederá en diez años?, ¿qué sucederá mañana?, es lo que ocupa la mente del que tiene como ideal llegar a la cumbre, mirar a los que han quedado atrás o a los que van muy adelante nos vuelve vanidosos o envidiosos, lo cual puede ser una dosis de placer de gozo o ruina.

Ocuparnos en lo que nos llena de vida, en lo que nos apasiona, en lo que enciende nuestra mente e imaginación, para muchos le puede volver egoísta o tener un excesivo amor propio, narcisista, traduciéndose en algo que tenga sentido si el cumplimiento de la felicidad está en otro y no en uno mismo, esto debe ser valorado y aceptado por el excursionista o caminante quien previamente escuchó el consejo del sabio y entendiendo.

Elegir un sendero y mantenerse en él, atravesando todos los retos, pruebas, desafíos, renuncias personales, entrenamiento, práctica, entrega al ideal, aun cuando la puerta parece estrecha y el sendero muy empinado, yéndose en contracultura, convencido de lo que aún no hemos visto pero sí experimentado tendrá satisfacciones eternas, la plenitud espiritual de manifestar he peleado la buena batalla, he llegado a la meta, bien podría decirse he decidido ser feliz.

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