Oportunidad

Se vienen las elecciones y nos encontramos con un panorama que deja más dudas que certezas, donde la incertidumbre es el denominador común, en medio del caos de la pandemia.

Pero más allá de eso, hay que tener una lectura clara de cómo se repartirá el pastel electoral. Sin que sea absoluto, se podría inferir que el comportamiento del electorado se repartirá en dos bloques: El 50% que votará por los mismos de siempre, independientemente sean de izquierda o derecha; y, el otro 50% que no cree en nadie.

Dentro de la primera mitad se encuentran, por un lado, los correístas que pueden presumir que tienen un voto duro que bordea el 15%, valor muy preciado luego de tanto escándalo. Y, por otro lado, el 35% restante se lo repartirán Lasso, Noboa, Otto, Lucio, los Pachakutik, y otros actores ya conocidos en el ámbito electoral. Mientras más candidatos con ese perfil haya, más perjudicial será para ellos, ya que son mutuamente excluyentes.

En la segunda mitad está un 30% de electores que están cansados de los mismos, pero tienen la esperanza de algo nuevo. Y también está el 20% que no va a votar, por múltiples factores, entre los que destaca la percepción que la democracia es una farsa y que sufragar no tiene sentido. La oportunidad para los que realmente tienen la esperanza de que en las elecciones se propongan propuestas empáticas, está en ese 30% de electores. ¿Qué expectativa tienen? Que acaben con las raíces de la corrupción, y que implementen un sencillo, pero efectivo, programa de gobierno que genere producción y trabajo, en un ambiente seguro, saludable y humano para vivir. Allí aparecen nombres como Montúfar, Villavicencio, Salazar, y otros actores que han estado en la palestra del combate al corrupto.

Todas las opciones son válidas. Usted decidirá.

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