Despertar colectivo

Hoy 1 de abril, iniciamos un nuevo mes conmemorando el día Mundial de la Educación, como un derecho humano, bien público y responsabilidad colectiva. Son tiempos difíciles para la humanidad ciertamente la situación es muy grave.

Sin embargo tenemos que conservar la calma y comprender que no todo es negativo. El Covid-19 nos está dejando valiosas lecciones, reconocer las deficiencias en las instituciones educativas, así como las fallas en los sistemas de salud de las naciones para mejorarlas es una de ellas.

La educación después de esta pandemia que ha estremecido países, estructuras políticas, sociales, y económicas, puede generar un salto cualitativo en el estado de consciencia de la humanidad. Podríamos estar a las puertas de un despertar mundial derivado del período de sufrimiento. Un estado despierto donde se avance en el deber tanto de los padres como de los educadores en la formación de los niños y jóvenes, rompiendo cadenas de pertenencias, de etiquetas, centrismos, fronteras y egoísmos.

Este virus pareciera que nos puede unir, no solo para salir airosos de él, sino y sobre todo, para reconstruir el país y el mundo entre todos. Ojalá así lo entiendan los Gobiernos, los partidos políticos, los sectores gremiales, empresariales y la sociedad en su conjunto. Quizá estemos a las puertas de un despertar colectivo, porque hemos sumado responsabilidad y consciencia individual.

En medio de las dificultades sigo siendo optimista, como dice Palito Ortega en su canción Yo tengo fe “… porque yo creo en Dios, yo tengo fe, también mucha ilusión, porque yo sé, será una realidad el mundo de justicia que ya empieza a despertar…”

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