La soledad y la vejez se reconcilian en Plazuela

Escena. La cinta se rodó con fondos públicos y auspicios internacionales.
Escena. La cinta se rodó con fondos públicos y auspicios internacionales.

No hay hombres en Plazuela; jóvenes, niños y adultos abandonaron sus calles desde hace más de una década. Solo quedaron las ancianas, con el tiempo comprimido en sus ademanes pausados. ‘Cuando ellos se fueron’, la primera incursión de Verónica Haro Abril en la dirección de cine documental, cuenta la historia de estas mujeres y el contrato de paz que han hecho con su soledad.

La sangre es el vínculo de Haro con la comunidad de ‘abuelitas’ de Plazuela, como ella las llama con cariño. En este lugar, que parece salido de una ficción, nacieron su madre y su abuela. Llevar un registro de los días en este pueblito rural, ubicado en el cantón Píllaro, en Tungurahua, la motivó a volver sobre un pasado que es, también, el suyo.

La película estrenada en 2019 en el Festival Visions du Réel, en Suiza, alcanzó gran acogida a nivel local en los Encuentros del otro cine (EDOC), el festival Kunturñawi y el Festival Internacional de Cine de Guayaquil. Desde el 7 de febrero, la cinta llegará a las salas comerciales de Quito, Guayaquil, Manta, Ibarra, Ambato, Riobamba, Cuenca y Santo Domingo.

Creación
“Quise retratar cómo llevan esta vida de soledad con un optimismo especial”, dice la directora. En 2009, la idea surgió como una posibilidad de contar la historia de su abuela, quien, al igual que muchas otras mujeres de esta localidad, quedó viuda y tuvo que aprender a trabajar la tierra para sobrevivir.

No obstante, su repentina muerte frenó el proyecto antes de que arrancara. “A partir de esa pérdida, asumí que la película carecía de sentido. Dejé que el luto pasara y, cuando regresé a Plazuela, entendí que ellas todavía viven y son una representación de mi abuela”.

79.000
DÓLARES
fue el presupuesto para la producción. La rutina sencilla que las ancianas idearon para continuar su vida sin los hombres no dejaba de sorprenderla en cada visita:

“Es gente que está en peligro de extinción, que necesita ser retratada, mostrada, para que nos sirva como espejo a muchos; sobre todo, a quienes corremos cada día. Ellas van a otra velocidad, no por el hecho de ser abuelitas, sino por cómo llevan una vida tan descomplicada”.

Además de la dulzura y la solidaridad, las ocho protagonistas del documental han conservado una relación íntima con la tierra que las vio crecer: “Son mujeres valientes, que perdieron a los hombres y, con esa pérdida, se reinventaron”.

Ópera prima
Haro tiene una importante trayectoria como productora, en la que constan sus colaboraciones en filmes que marcaron el cine nacional, como ‘Qué tan lejos’ (2006), ‘Pescador’ (2011) y ‘Saudade’ (2013).

De su primera experiencia en la dirección, concluye que “el proceso del director se construye con el tiempo y, además, se sostiene con el equipo”.

En cuanto al género que seleccionó para su primera cinta, reconoce que el documental no es el más consumido por la población ecuatoriana. “Me pasó que, tocando la puerta de algunos cines, me decían que es la última película documental a la que permiten entrar”.

Destaca que en Ecuador el género “siempre ha estado bien posicionado”, con gran recepción en el extranjero: “Los documentales ecuatorianos nos han representado de manera impecable, el problema es la difusión y que no estamos acostumbrados a consumir ese cine”. (AA)

FRASE

El documental es un cine que nos refleja, nos identifica”. Verónica Haro, directora y productora.