Posturas estéticas

ANITA CAICEDO

Detrás de siglos de lucha feminista, las mujeres entraron en la estructura social, tienen ahora más dinero, poder y reconocimiento legal que nunca; sin embargo, en términos de nuestro físico hemos retrocedido en derechos y nos hemos condenado a la esclavitud estética.

Prácticamente todas las mujeres están insatisfechas con su cuerpo. Algo siempre es demasiado grande o demasiado pequeño. Demasiado delgado o demasiado gordo. Demasiado corto o demasiado largo. Las mujeres son valoradas según su aspecto y su cuerpo es para ella su identidad. La obsesión social por la belleza parte del concepto general, de que la mujer es un ser incompleto que sólo se completará cuando encuentre a su marido y conforme una familia.

Estamos constantemente expuestas y juzgadas en vez de ser determinadas por nuestro intelecto, nuestra cultura, nuestra personalidad o habilidades al contrario que el hombre. No obstante, este criterio va sobre las instituciones masculinas y el poder institucional, es meritorio tener claro que cuanto más progresos reglamentarios y materiales han atravesado las mujeres, más rigurosas y duras han sido las imágenes de la belleza femenina.

La belleza también se utiliza como un sistema meritocrático y se cree que con esfuerzo, dinero y perseverancia llegaremos a los ideales que queremos, a veces este afán para encajar en esa determinada imagen impuesta desde las épocas pasadas puede derivar en efectos destructivos, de hecho, estos estándares estéticos poco reales nos enloquecen y destruyen.

Vivimos en una sociedad donde se hace un intenso culto al cuerpo cuando en realidad es un simple trozo de carne. Vemos a nuestro cuerpo como un objeto con el no tenemos una relación afectiva, sino que lo usamos como un instrumento funcional.

La presión que se mete en nuestros cuerpos es otra forma de opresión. Es una falacia concebir toda nuestra esencia a la estética y reducir nuestra existencia a nuestro cuerpo. Somos mucho más que nuestra materia física y determinarse según nuestro cuerpo es un error…

[email protected]

ANITA CAICEDO

Detrás de siglos de lucha feminista, las mujeres entraron en la estructura social, tienen ahora más dinero, poder y reconocimiento legal que nunca; sin embargo, en términos de nuestro físico hemos retrocedido en derechos y nos hemos condenado a la esclavitud estética.

Prácticamente todas las mujeres están insatisfechas con su cuerpo. Algo siempre es demasiado grande o demasiado pequeño. Demasiado delgado o demasiado gordo. Demasiado corto o demasiado largo. Las mujeres son valoradas según su aspecto y su cuerpo es para ella su identidad. La obsesión social por la belleza parte del concepto general, de que la mujer es un ser incompleto que sólo se completará cuando encuentre a su marido y conforme una familia.

Estamos constantemente expuestas y juzgadas en vez de ser determinadas por nuestro intelecto, nuestra cultura, nuestra personalidad o habilidades al contrario que el hombre. No obstante, este criterio va sobre las instituciones masculinas y el poder institucional, es meritorio tener claro que cuanto más progresos reglamentarios y materiales han atravesado las mujeres, más rigurosas y duras han sido las imágenes de la belleza femenina.

La belleza también se utiliza como un sistema meritocrático y se cree que con esfuerzo, dinero y perseverancia llegaremos a los ideales que queremos, a veces este afán para encajar en esa determinada imagen impuesta desde las épocas pasadas puede derivar en efectos destructivos, de hecho, estos estándares estéticos poco reales nos enloquecen y destruyen.

Vivimos en una sociedad donde se hace un intenso culto al cuerpo cuando en realidad es un simple trozo de carne. Vemos a nuestro cuerpo como un objeto con el no tenemos una relación afectiva, sino que lo usamos como un instrumento funcional.

La presión que se mete en nuestros cuerpos es otra forma de opresión. Es una falacia concebir toda nuestra esencia a la estética y reducir nuestra existencia a nuestro cuerpo. Somos mucho más que nuestra materia física y determinarse según nuestro cuerpo es un error…

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Detrás de siglos de lucha feminista, las mujeres entraron en la estructura social, tienen ahora más dinero, poder y reconocimiento legal que nunca; sin embargo, en términos de nuestro físico hemos retrocedido en derechos y nos hemos condenado a la esclavitud estética.

Prácticamente todas las mujeres están insatisfechas con su cuerpo. Algo siempre es demasiado grande o demasiado pequeño. Demasiado delgado o demasiado gordo. Demasiado corto o demasiado largo. Las mujeres son valoradas según su aspecto y su cuerpo es para ella su identidad. La obsesión social por la belleza parte del concepto general, de que la mujer es un ser incompleto que sólo se completará cuando encuentre a su marido y conforme una familia.

Estamos constantemente expuestas y juzgadas en vez de ser determinadas por nuestro intelecto, nuestra cultura, nuestra personalidad o habilidades al contrario que el hombre. No obstante, este criterio va sobre las instituciones masculinas y el poder institucional, es meritorio tener claro que cuanto más progresos reglamentarios y materiales han atravesado las mujeres, más rigurosas y duras han sido las imágenes de la belleza femenina.

La belleza también se utiliza como un sistema meritocrático y se cree que con esfuerzo, dinero y perseverancia llegaremos a los ideales que queremos, a veces este afán para encajar en esa determinada imagen impuesta desde las épocas pasadas puede derivar en efectos destructivos, de hecho, estos estándares estéticos poco reales nos enloquecen y destruyen.

Vivimos en una sociedad donde se hace un intenso culto al cuerpo cuando en realidad es un simple trozo de carne. Vemos a nuestro cuerpo como un objeto con el no tenemos una relación afectiva, sino que lo usamos como un instrumento funcional.

La presión que se mete en nuestros cuerpos es otra forma de opresión. Es una falacia concebir toda nuestra esencia a la estética y reducir nuestra existencia a nuestro cuerpo. Somos mucho más que nuestra materia física y determinarse según nuestro cuerpo es un error…

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Detrás de siglos de lucha feminista, las mujeres entraron en la estructura social, tienen ahora más dinero, poder y reconocimiento legal que nunca; sin embargo, en términos de nuestro físico hemos retrocedido en derechos y nos hemos condenado a la esclavitud estética.

Prácticamente todas las mujeres están insatisfechas con su cuerpo. Algo siempre es demasiado grande o demasiado pequeño. Demasiado delgado o demasiado gordo. Demasiado corto o demasiado largo. Las mujeres son valoradas según su aspecto y su cuerpo es para ella su identidad. La obsesión social por la belleza parte del concepto general, de que la mujer es un ser incompleto que sólo se completará cuando encuentre a su marido y conforme una familia.

Estamos constantemente expuestas y juzgadas en vez de ser determinadas por nuestro intelecto, nuestra cultura, nuestra personalidad o habilidades al contrario que el hombre. No obstante, este criterio va sobre las instituciones masculinas y el poder institucional, es meritorio tener claro que cuanto más progresos reglamentarios y materiales han atravesado las mujeres, más rigurosas y duras han sido las imágenes de la belleza femenina.

La belleza también se utiliza como un sistema meritocrático y se cree que con esfuerzo, dinero y perseverancia llegaremos a los ideales que queremos, a veces este afán para encajar en esa determinada imagen impuesta desde las épocas pasadas puede derivar en efectos destructivos, de hecho, estos estándares estéticos poco reales nos enloquecen y destruyen.

Vivimos en una sociedad donde se hace un intenso culto al cuerpo cuando en realidad es un simple trozo de carne. Vemos a nuestro cuerpo como un objeto con el no tenemos una relación afectiva, sino que lo usamos como un instrumento funcional.

La presión que se mete en nuestros cuerpos es otra forma de opresión. Es una falacia concebir toda nuestra esencia a la estética y reducir nuestra existencia a nuestro cuerpo. Somos mucho más que nuestra materia física y determinarse según nuestro cuerpo es un error…

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