Ley electoral, un paso más

XAVIER MORÁN FERNÁNDEZ

La aprobación de la reforma al Código de la Democracia, por parte de la Asamblea Nacional, el 03 de diciembre pasado, en el pleno N°492, da la oportunidad a un fortalecimiento importante para la democracia, al principio de participación ciudadana y ante todo deja un nuevo escenario para los procesos electorales a partir de 2021, en donde se pondrán de manifiesto las nuevas reglas aprobadas y que conforme avancen los procesos electorales, se logrará cumplir con el 100 % de estas reformas; toca esperar que si en caso de haber veto presidencial, este sea para poder mejorar los procesos de elección popular, ya que aún quedan ciertas temáticas por depurar como el caso de los distritos, una mayor participación de la sociedad civil en los procesos de veeduría electoral, la publicidad gubernamental que debe ser en base a realidades, entre otros puntos clave.

Llama mucho la atención que siendo un tema inminentemente político, haya sido la sociedad civil organizada, quienes estuvieron desde hace años atrás impulsando estas reformas, más los actores políticos, especialmente las OP mejor estructuradas en el país, mostraron su apatía en realizar modificaciones que desde su lógica indicaban que perjudicaba a la democracia, representatividad y gobernabilidad, cuando en realidad sabían muy bien que estas reformas lo que lograrán en su mayoría, es mayor participación, que empiece a existir una dinámica de reflexión de parte de la colectividad al momento de elegir a sus representantes.

Que se logrará o aspira cambiar con estas reformas, ciertos males enquistados en los procesos electorales, ya que existirá un mayor control en el financiamiento de las campañas políticas, evitando de esta manera el aparecimiento de politiqueros y empresas políticas que a través de OP se enriquecían para esas fechas; habrá mayor equidad en la participación y esto es muy saludable para la democracia, se fortalecerán los principios básicos para aspirar administrar o representar al ciudadano, ya que aflorarán las ideas, los proyectos, permitiendo que se elijan buenos representantes, algo que siempre nos hemos quejado; al final unas reformas que eran necesarias.

[email protected]

XAVIER MORÁN FERNÁNDEZ

La aprobación de la reforma al Código de la Democracia, por parte de la Asamblea Nacional, el 03 de diciembre pasado, en el pleno N°492, da la oportunidad a un fortalecimiento importante para la democracia, al principio de participación ciudadana y ante todo deja un nuevo escenario para los procesos electorales a partir de 2021, en donde se pondrán de manifiesto las nuevas reglas aprobadas y que conforme avancen los procesos electorales, se logrará cumplir con el 100 % de estas reformas; toca esperar que si en caso de haber veto presidencial, este sea para poder mejorar los procesos de elección popular, ya que aún quedan ciertas temáticas por depurar como el caso de los distritos, una mayor participación de la sociedad civil en los procesos de veeduría electoral, la publicidad gubernamental que debe ser en base a realidades, entre otros puntos clave.

Llama mucho la atención que siendo un tema inminentemente político, haya sido la sociedad civil organizada, quienes estuvieron desde hace años atrás impulsando estas reformas, más los actores políticos, especialmente las OP mejor estructuradas en el país, mostraron su apatía en realizar modificaciones que desde su lógica indicaban que perjudicaba a la democracia, representatividad y gobernabilidad, cuando en realidad sabían muy bien que estas reformas lo que lograrán en su mayoría, es mayor participación, que empiece a existir una dinámica de reflexión de parte de la colectividad al momento de elegir a sus representantes.

Que se logrará o aspira cambiar con estas reformas, ciertos males enquistados en los procesos electorales, ya que existirá un mayor control en el financiamiento de las campañas políticas, evitando de esta manera el aparecimiento de politiqueros y empresas políticas que a través de OP se enriquecían para esas fechas; habrá mayor equidad en la participación y esto es muy saludable para la democracia, se fortalecerán los principios básicos para aspirar administrar o representar al ciudadano, ya que aflorarán las ideas, los proyectos, permitiendo que se elijan buenos representantes, algo que siempre nos hemos quejado; al final unas reformas que eran necesarias.

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La aprobación de la reforma al Código de la Democracia, por parte de la Asamblea Nacional, el 03 de diciembre pasado, en el pleno N°492, da la oportunidad a un fortalecimiento importante para la democracia, al principio de participación ciudadana y ante todo deja un nuevo escenario para los procesos electorales a partir de 2021, en donde se pondrán de manifiesto las nuevas reglas aprobadas y que conforme avancen los procesos electorales, se logrará cumplir con el 100 % de estas reformas; toca esperar que si en caso de haber veto presidencial, este sea para poder mejorar los procesos de elección popular, ya que aún quedan ciertas temáticas por depurar como el caso de los distritos, una mayor participación de la sociedad civil en los procesos de veeduría electoral, la publicidad gubernamental que debe ser en base a realidades, entre otros puntos clave.

Llama mucho la atención que siendo un tema inminentemente político, haya sido la sociedad civil organizada, quienes estuvieron desde hace años atrás impulsando estas reformas, más los actores políticos, especialmente las OP mejor estructuradas en el país, mostraron su apatía en realizar modificaciones que desde su lógica indicaban que perjudicaba a la democracia, representatividad y gobernabilidad, cuando en realidad sabían muy bien que estas reformas lo que lograrán en su mayoría, es mayor participación, que empiece a existir una dinámica de reflexión de parte de la colectividad al momento de elegir a sus representantes.

Que se logrará o aspira cambiar con estas reformas, ciertos males enquistados en los procesos electorales, ya que existirá un mayor control en el financiamiento de las campañas políticas, evitando de esta manera el aparecimiento de politiqueros y empresas políticas que a través de OP se enriquecían para esas fechas; habrá mayor equidad en la participación y esto es muy saludable para la democracia, se fortalecerán los principios básicos para aspirar administrar o representar al ciudadano, ya que aflorarán las ideas, los proyectos, permitiendo que se elijan buenos representantes, algo que siempre nos hemos quejado; al final unas reformas que eran necesarias.

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La aprobación de la reforma al Código de la Democracia, por parte de la Asamblea Nacional, el 03 de diciembre pasado, en el pleno N°492, da la oportunidad a un fortalecimiento importante para la democracia, al principio de participación ciudadana y ante todo deja un nuevo escenario para los procesos electorales a partir de 2021, en donde se pondrán de manifiesto las nuevas reglas aprobadas y que conforme avancen los procesos electorales, se logrará cumplir con el 100 % de estas reformas; toca esperar que si en caso de haber veto presidencial, este sea para poder mejorar los procesos de elección popular, ya que aún quedan ciertas temáticas por depurar como el caso de los distritos, una mayor participación de la sociedad civil en los procesos de veeduría electoral, la publicidad gubernamental que debe ser en base a realidades, entre otros puntos clave.

Llama mucho la atención que siendo un tema inminentemente político, haya sido la sociedad civil organizada, quienes estuvieron desde hace años atrás impulsando estas reformas, más los actores políticos, especialmente las OP mejor estructuradas en el país, mostraron su apatía en realizar modificaciones que desde su lógica indicaban que perjudicaba a la democracia, representatividad y gobernabilidad, cuando en realidad sabían muy bien que estas reformas lo que lograrán en su mayoría, es mayor participación, que empiece a existir una dinámica de reflexión de parte de la colectividad al momento de elegir a sus representantes.

Que se logrará o aspira cambiar con estas reformas, ciertos males enquistados en los procesos electorales, ya que existirá un mayor control en el financiamiento de las campañas políticas, evitando de esta manera el aparecimiento de politiqueros y empresas políticas que a través de OP se enriquecían para esas fechas; habrá mayor equidad en la participación y esto es muy saludable para la democracia, se fortalecerán los principios básicos para aspirar administrar o representar al ciudadano, ya que aflorarán las ideas, los proyectos, permitiendo que se elijan buenos representantes, algo que siempre nos hemos quejado; al final unas reformas que eran necesarias.

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