Mi tierra turística

José Manuel Aguilar Reyes

Cuando llegan esos escasos días veraniegos que conmutan alegres a los cuotidianos obscuros, llenos de niebla y garua invernales que prevalecen en ella; ésta bella tierra colorada, se convierte en un hermoso paraíso, donde los árboles estallan de vida y las golondrinas azules gotean amor, en su rasante vuelo intempestivo, escuchándose respirar la ciudad en cada latido, ¿no ha soñado usted en escapar de ella por un instante y perderse rebosante con los suyos, a contagiarse del murmullo de la selva y sus riquezas que aún tenemos alrededor?…, creo que debe hacerlo, cruzando en automóvil su geografía o utilizando los oportunos servicios de variadas guías turísticos, que hoy pululan, para beneficio nuestro en la urbe.

Yo lo hice hace pocos días con mi esposa, aprovechando la visita oportuna de nuestros amigos provenientes de varias regiones del país, que escogieron esta tierra para festejar juntos un nuevo encuentro, después de decenas de años de haber egresado del colegio. Ahí nos dimos cuenta de la belleza que nos rodea y de la oportuna respuesta, muy subida de tono empresarial, de nuestros hermanos Tsachila, que han cambiado su estilo de vida para mostrar vigorosos ahora, su rica cultura, envuelta en llamativos tour turísticos que nos llena de alegría vivirlos. Iniciamos el recorrido muy por la mañana, montados en una “chiva” llamativa, que bajo la conducción del guía iba describiendo a su paso los diferentes sitios que poseemos: el paseo Shopping; el Terminal Terrestre, la hermosa Catedral de la ciudad; para encaramarnos en el Bomboli, donde se observa atónitos la grandiosidad de esta gigantesca ciudad que poseemos. Llegar a las comunas coloradas, es ahora otro cuento: tarabitas escondidas; recorridos ecológicos, sesiones de cultura con baile autóctono incluido y venta de sus motivos, es solo una muestra de lo que usted amable lector(a), debe vivir. Anímese, le va a gustar, saboreando las bellezas de nuestra inigualable “tierra turística”.

[email protected]

José Manuel Aguilar Reyes

Cuando llegan esos escasos días veraniegos que conmutan alegres a los cuotidianos obscuros, llenos de niebla y garua invernales que prevalecen en ella; ésta bella tierra colorada, se convierte en un hermoso paraíso, donde los árboles estallan de vida y las golondrinas azules gotean amor, en su rasante vuelo intempestivo, escuchándose respirar la ciudad en cada latido, ¿no ha soñado usted en escapar de ella por un instante y perderse rebosante con los suyos, a contagiarse del murmullo de la selva y sus riquezas que aún tenemos alrededor?…, creo que debe hacerlo, cruzando en automóvil su geografía o utilizando los oportunos servicios de variadas guías turísticos, que hoy pululan, para beneficio nuestro en la urbe.

Yo lo hice hace pocos días con mi esposa, aprovechando la visita oportuna de nuestros amigos provenientes de varias regiones del país, que escogieron esta tierra para festejar juntos un nuevo encuentro, después de decenas de años de haber egresado del colegio. Ahí nos dimos cuenta de la belleza que nos rodea y de la oportuna respuesta, muy subida de tono empresarial, de nuestros hermanos Tsachila, que han cambiado su estilo de vida para mostrar vigorosos ahora, su rica cultura, envuelta en llamativos tour turísticos que nos llena de alegría vivirlos. Iniciamos el recorrido muy por la mañana, montados en una “chiva” llamativa, que bajo la conducción del guía iba describiendo a su paso los diferentes sitios que poseemos: el paseo Shopping; el Terminal Terrestre, la hermosa Catedral de la ciudad; para encaramarnos en el Bomboli, donde se observa atónitos la grandiosidad de esta gigantesca ciudad que poseemos. Llegar a las comunas coloradas, es ahora otro cuento: tarabitas escondidas; recorridos ecológicos, sesiones de cultura con baile autóctono incluido y venta de sus motivos, es solo una muestra de lo que usted amable lector(a), debe vivir. Anímese, le va a gustar, saboreando las bellezas de nuestra inigualable “tierra turística”.

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Cuando llegan esos escasos días veraniegos que conmutan alegres a los cuotidianos obscuros, llenos de niebla y garua invernales que prevalecen en ella; ésta bella tierra colorada, se convierte en un hermoso paraíso, donde los árboles estallan de vida y las golondrinas azules gotean amor, en su rasante vuelo intempestivo, escuchándose respirar la ciudad en cada latido, ¿no ha soñado usted en escapar de ella por un instante y perderse rebosante con los suyos, a contagiarse del murmullo de la selva y sus riquezas que aún tenemos alrededor?…, creo que debe hacerlo, cruzando en automóvil su geografía o utilizando los oportunos servicios de variadas guías turísticos, que hoy pululan, para beneficio nuestro en la urbe.

Yo lo hice hace pocos días con mi esposa, aprovechando la visita oportuna de nuestros amigos provenientes de varias regiones del país, que escogieron esta tierra para festejar juntos un nuevo encuentro, después de decenas de años de haber egresado del colegio. Ahí nos dimos cuenta de la belleza que nos rodea y de la oportuna respuesta, muy subida de tono empresarial, de nuestros hermanos Tsachila, que han cambiado su estilo de vida para mostrar vigorosos ahora, su rica cultura, envuelta en llamativos tour turísticos que nos llena de alegría vivirlos. Iniciamos el recorrido muy por la mañana, montados en una “chiva” llamativa, que bajo la conducción del guía iba describiendo a su paso los diferentes sitios que poseemos: el paseo Shopping; el Terminal Terrestre, la hermosa Catedral de la ciudad; para encaramarnos en el Bomboli, donde se observa atónitos la grandiosidad de esta gigantesca ciudad que poseemos. Llegar a las comunas coloradas, es ahora otro cuento: tarabitas escondidas; recorridos ecológicos, sesiones de cultura con baile autóctono incluido y venta de sus motivos, es solo una muestra de lo que usted amable lector(a), debe vivir. Anímese, le va a gustar, saboreando las bellezas de nuestra inigualable “tierra turística”.

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Cuando llegan esos escasos días veraniegos que conmutan alegres a los cuotidianos obscuros, llenos de niebla y garua invernales que prevalecen en ella; ésta bella tierra colorada, se convierte en un hermoso paraíso, donde los árboles estallan de vida y las golondrinas azules gotean amor, en su rasante vuelo intempestivo, escuchándose respirar la ciudad en cada latido, ¿no ha soñado usted en escapar de ella por un instante y perderse rebosante con los suyos, a contagiarse del murmullo de la selva y sus riquezas que aún tenemos alrededor?…, creo que debe hacerlo, cruzando en automóvil su geografía o utilizando los oportunos servicios de variadas guías turísticos, que hoy pululan, para beneficio nuestro en la urbe.

Yo lo hice hace pocos días con mi esposa, aprovechando la visita oportuna de nuestros amigos provenientes de varias regiones del país, que escogieron esta tierra para festejar juntos un nuevo encuentro, después de decenas de años de haber egresado del colegio. Ahí nos dimos cuenta de la belleza que nos rodea y de la oportuna respuesta, muy subida de tono empresarial, de nuestros hermanos Tsachila, que han cambiado su estilo de vida para mostrar vigorosos ahora, su rica cultura, envuelta en llamativos tour turísticos que nos llena de alegría vivirlos. Iniciamos el recorrido muy por la mañana, montados en una “chiva” llamativa, que bajo la conducción del guía iba describiendo a su paso los diferentes sitios que poseemos: el paseo Shopping; el Terminal Terrestre, la hermosa Catedral de la ciudad; para encaramarnos en el Bomboli, donde se observa atónitos la grandiosidad de esta gigantesca ciudad que poseemos. Llegar a las comunas coloradas, es ahora otro cuento: tarabitas escondidas; recorridos ecológicos, sesiones de cultura con baile autóctono incluido y venta de sus motivos, es solo una muestra de lo que usted amable lector(a), debe vivir. Anímese, le va a gustar, saboreando las bellezas de nuestra inigualable “tierra turística”.

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