Moreno – Valencia – Suárez

Andrés Gómez Carrión

A pesar de la primera impresión que podría generar el título, no tiene nada que ver con el fútbol. No obstante, sí con tres personas que, al igual que Di Stéfano – Puskas – Gento en 1960, hoy se convierten en los principales referentes de un país, aquellos en el fútbol y estos en la reconstrucción de la profesionalización del servicio exterior ecuatoriano.

Lenín Moreno, Presidente de la República, José Valencia, Ministro de Relaciones Exteriores, y Alejandro Suárez, Director de la Academia Diplomática, han sido los artífices principales de la reinstitucionalización de la Cancillería; de devolverle a una institución maltratada por el régimen anterior esa importancia simbólica y pragmática que por antonomasia tiene.

La Cancillería de un país, con el respeto que merecen las distintas Carteras de Estado, no es un Ministerio más. Es el seno de la política exterior y de la representación diplomática de un Estado que debe estar dentro de un marco profesional a fin de alcanzar los intereses nacionales dentro del sistema internacional entendiendo sus características, mecanismos, normativa y demás.

Por consiguiente, es estrictamente necesaria la formación de profesionales expertos en el área de las Relaciones Internacionales que cuenten con estudios desde elementos protocolares hasta conocimiento del Derecho Internacional. Tan importante para una representación diplomática es conocer de leyes como conocer de protocolo; no es lo mismo un diálogo con el presidente de México que con el primer ministro de Finlandia.

A esta altura, producto de los lamentables hechos en materia internacional sucedidos en los últimos años, en Ecuador debemos comprender el gran riesgo que representa no tener una Academia Diplomática.

Hoy, gracias a la decisión política del Ejecutivo y a una labor ardua del Ministro Valencia y del Embajador Suárez, Ecuador ha recuperado institucionalidad y dignidad como país. Ahora llega otro reto, formar a los mejores profesionales y futuros miembros del servicio exterior del país. Felicitaciones.

[email protected]

Andrés Gómez Carrión

A pesar de la primera impresión que podría generar el título, no tiene nada que ver con el fútbol. No obstante, sí con tres personas que, al igual que Di Stéfano – Puskas – Gento en 1960, hoy se convierten en los principales referentes de un país, aquellos en el fútbol y estos en la reconstrucción de la profesionalización del servicio exterior ecuatoriano.

Lenín Moreno, Presidente de la República, José Valencia, Ministro de Relaciones Exteriores, y Alejandro Suárez, Director de la Academia Diplomática, han sido los artífices principales de la reinstitucionalización de la Cancillería; de devolverle a una institución maltratada por el régimen anterior esa importancia simbólica y pragmática que por antonomasia tiene.

La Cancillería de un país, con el respeto que merecen las distintas Carteras de Estado, no es un Ministerio más. Es el seno de la política exterior y de la representación diplomática de un Estado que debe estar dentro de un marco profesional a fin de alcanzar los intereses nacionales dentro del sistema internacional entendiendo sus características, mecanismos, normativa y demás.

Por consiguiente, es estrictamente necesaria la formación de profesionales expertos en el área de las Relaciones Internacionales que cuenten con estudios desde elementos protocolares hasta conocimiento del Derecho Internacional. Tan importante para una representación diplomática es conocer de leyes como conocer de protocolo; no es lo mismo un diálogo con el presidente de México que con el primer ministro de Finlandia.

A esta altura, producto de los lamentables hechos en materia internacional sucedidos en los últimos años, en Ecuador debemos comprender el gran riesgo que representa no tener una Academia Diplomática.

Hoy, gracias a la decisión política del Ejecutivo y a una labor ardua del Ministro Valencia y del Embajador Suárez, Ecuador ha recuperado institucionalidad y dignidad como país. Ahora llega otro reto, formar a los mejores profesionales y futuros miembros del servicio exterior del país. Felicitaciones.

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Andrés Gómez Carrión

A pesar de la primera impresión que podría generar el título, no tiene nada que ver con el fútbol. No obstante, sí con tres personas que, al igual que Di Stéfano – Puskas – Gento en 1960, hoy se convierten en los principales referentes de un país, aquellos en el fútbol y estos en la reconstrucción de la profesionalización del servicio exterior ecuatoriano.

Lenín Moreno, Presidente de la República, José Valencia, Ministro de Relaciones Exteriores, y Alejandro Suárez, Director de la Academia Diplomática, han sido los artífices principales de la reinstitucionalización de la Cancillería; de devolverle a una institución maltratada por el régimen anterior esa importancia simbólica y pragmática que por antonomasia tiene.

La Cancillería de un país, con el respeto que merecen las distintas Carteras de Estado, no es un Ministerio más. Es el seno de la política exterior y de la representación diplomática de un Estado que debe estar dentro de un marco profesional a fin de alcanzar los intereses nacionales dentro del sistema internacional entendiendo sus características, mecanismos, normativa y demás.

Por consiguiente, es estrictamente necesaria la formación de profesionales expertos en el área de las Relaciones Internacionales que cuenten con estudios desde elementos protocolares hasta conocimiento del Derecho Internacional. Tan importante para una representación diplomática es conocer de leyes como conocer de protocolo; no es lo mismo un diálogo con el presidente de México que con el primer ministro de Finlandia.

A esta altura, producto de los lamentables hechos en materia internacional sucedidos en los últimos años, en Ecuador debemos comprender el gran riesgo que representa no tener una Academia Diplomática.

Hoy, gracias a la decisión política del Ejecutivo y a una labor ardua del Ministro Valencia y del Embajador Suárez, Ecuador ha recuperado institucionalidad y dignidad como país. Ahora llega otro reto, formar a los mejores profesionales y futuros miembros del servicio exterior del país. Felicitaciones.

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Andrés Gómez Carrión

A pesar de la primera impresión que podría generar el título, no tiene nada que ver con el fútbol. No obstante, sí con tres personas que, al igual que Di Stéfano – Puskas – Gento en 1960, hoy se convierten en los principales referentes de un país, aquellos en el fútbol y estos en la reconstrucción de la profesionalización del servicio exterior ecuatoriano.

Lenín Moreno, Presidente de la República, José Valencia, Ministro de Relaciones Exteriores, y Alejandro Suárez, Director de la Academia Diplomática, han sido los artífices principales de la reinstitucionalización de la Cancillería; de devolverle a una institución maltratada por el régimen anterior esa importancia simbólica y pragmática que por antonomasia tiene.

La Cancillería de un país, con el respeto que merecen las distintas Carteras de Estado, no es un Ministerio más. Es el seno de la política exterior y de la representación diplomática de un Estado que debe estar dentro de un marco profesional a fin de alcanzar los intereses nacionales dentro del sistema internacional entendiendo sus características, mecanismos, normativa y demás.

Por consiguiente, es estrictamente necesaria la formación de profesionales expertos en el área de las Relaciones Internacionales que cuenten con estudios desde elementos protocolares hasta conocimiento del Derecho Internacional. Tan importante para una representación diplomática es conocer de leyes como conocer de protocolo; no es lo mismo un diálogo con el presidente de México que con el primer ministro de Finlandia.

A esta altura, producto de los lamentables hechos en materia internacional sucedidos en los últimos años, en Ecuador debemos comprender el gran riesgo que representa no tener una Academia Diplomática.

Hoy, gracias a la decisión política del Ejecutivo y a una labor ardua del Ministro Valencia y del Embajador Suárez, Ecuador ha recuperado institucionalidad y dignidad como país. Ahora llega otro reto, formar a los mejores profesionales y futuros miembros del servicio exterior del país. Felicitaciones.

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