‘Pez Amapola’, la poesía de Karla Armas

EXPERIENCIA. Armas fue cofundadora de Editorial Turbina.
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Por Gabriela Ruiz Agila

‘Pez Amapola’ reúne 22 poemas para “escribir y rasgar el aire con los dientes del corazón y romper el miedo a decir”. Karla Armas (1978) es de aquellas escritoras que tiene afilado el sentido de la ironía. Desprendida al miedo de la crítica, conserva intacto el tono de su voz en medio de una generación proclive a la lectura de moda y el cumplido oscuro.

Esto se puede sentir en sus poemas, donde declara la voz lírica: “Soy un hoyo negro / me trago todo sin discriminar nada / las penas, los logros y el hastío vagan por mi piel, mi seno, mi ombligo. / La piel de escamas se frota”.

Al abrir la primera página, me pregunté si alcanzaría a ver alzarse sobre la superficie del agua al pez, a la flor, a su belleza. Lo he visto. El Pez Amapola se asemeja mucho al pez koi, criatura estimada entre los hermosos del mar por su fiesta y señorío.

Como lectora de este poemario, veo un pez koi que florece como amapola. El erotismo es su perfume propio, con el que hiere y esquiva al captor.

En el poema ‘Sinencuentro’: “Nunca el agua besó mis párpados con miedo”, afirma la voz para hacer aparecer un cuerpo. Y ambos, amapola y pez, deben ser observados desde arriba si se quiere atender la invitación de una caída suave. Pez y amapola brotan como en acuarelas de tierra roja, una tierra fantástica que representa su propio cuerpo: medicinal, fuertemente alucinógeno, dueño del movimiento, prisma del color, capaz de excitar el corazón y curar el insomnio.

Por Gabriela Ruiz Agila

‘Pez Amapola’ reúne 22 poemas para “escribir y rasgar el aire con los dientes del corazón y romper el miedo a decir”. Karla Armas (1978) es de aquellas escritoras que tiene afilado el sentido de la ironía. Desprendida al miedo de la crítica, conserva intacto el tono de su voz en medio de una generación proclive a la lectura de moda y el cumplido oscuro.

Esto se puede sentir en sus poemas, donde declara la voz lírica: “Soy un hoyo negro / me trago todo sin discriminar nada / las penas, los logros y el hastío vagan por mi piel, mi seno, mi ombligo. / La piel de escamas se frota”.

Al abrir la primera página, me pregunté si alcanzaría a ver alzarse sobre la superficie del agua al pez, a la flor, a su belleza. Lo he visto. El Pez Amapola se asemeja mucho al pez koi, criatura estimada entre los hermosos del mar por su fiesta y señorío.

Como lectora de este poemario, veo un pez koi que florece como amapola. El erotismo es su perfume propio, con el que hiere y esquiva al captor.

En el poema ‘Sinencuentro’: “Nunca el agua besó mis párpados con miedo”, afirma la voz para hacer aparecer un cuerpo. Y ambos, amapola y pez, deben ser observados desde arriba si se quiere atender la invitación de una caída suave. Pez y amapola brotan como en acuarelas de tierra roja, una tierra fantástica que representa su propio cuerpo: medicinal, fuertemente alucinógeno, dueño del movimiento, prisma del color, capaz de excitar el corazón y curar el insomnio.

Por Gabriela Ruiz Agila

‘Pez Amapola’ reúne 22 poemas para “escribir y rasgar el aire con los dientes del corazón y romper el miedo a decir”. Karla Armas (1978) es de aquellas escritoras que tiene afilado el sentido de la ironía. Desprendida al miedo de la crítica, conserva intacto el tono de su voz en medio de una generación proclive a la lectura de moda y el cumplido oscuro.

Esto se puede sentir en sus poemas, donde declara la voz lírica: “Soy un hoyo negro / me trago todo sin discriminar nada / las penas, los logros y el hastío vagan por mi piel, mi seno, mi ombligo. / La piel de escamas se frota”.

Al abrir la primera página, me pregunté si alcanzaría a ver alzarse sobre la superficie del agua al pez, a la flor, a su belleza. Lo he visto. El Pez Amapola se asemeja mucho al pez koi, criatura estimada entre los hermosos del mar por su fiesta y señorío.

Como lectora de este poemario, veo un pez koi que florece como amapola. El erotismo es su perfume propio, con el que hiere y esquiva al captor.

En el poema ‘Sinencuentro’: “Nunca el agua besó mis párpados con miedo”, afirma la voz para hacer aparecer un cuerpo. Y ambos, amapola y pez, deben ser observados desde arriba si se quiere atender la invitación de una caída suave. Pez y amapola brotan como en acuarelas de tierra roja, una tierra fantástica que representa su propio cuerpo: medicinal, fuertemente alucinógeno, dueño del movimiento, prisma del color, capaz de excitar el corazón y curar el insomnio.

Por Gabriela Ruiz Agila

‘Pez Amapola’ reúne 22 poemas para “escribir y rasgar el aire con los dientes del corazón y romper el miedo a decir”. Karla Armas (1978) es de aquellas escritoras que tiene afilado el sentido de la ironía. Desprendida al miedo de la crítica, conserva intacto el tono de su voz en medio de una generación proclive a la lectura de moda y el cumplido oscuro.

Esto se puede sentir en sus poemas, donde declara la voz lírica: “Soy un hoyo negro / me trago todo sin discriminar nada / las penas, los logros y el hastío vagan por mi piel, mi seno, mi ombligo. / La piel de escamas se frota”.

Al abrir la primera página, me pregunté si alcanzaría a ver alzarse sobre la superficie del agua al pez, a la flor, a su belleza. Lo he visto. El Pez Amapola se asemeja mucho al pez koi, criatura estimada entre los hermosos del mar por su fiesta y señorío.

Como lectora de este poemario, veo un pez koi que florece como amapola. El erotismo es su perfume propio, con el que hiere y esquiva al captor.

En el poema ‘Sinencuentro’: “Nunca el agua besó mis párpados con miedo”, afirma la voz para hacer aparecer un cuerpo. Y ambos, amapola y pez, deben ser observados desde arriba si se quiere atender la invitación de una caída suave. Pez y amapola brotan como en acuarelas de tierra roja, una tierra fantástica que representa su propio cuerpo: medicinal, fuertemente alucinógeno, dueño del movimiento, prisma del color, capaz de excitar el corazón y curar el insomnio.

OBRA. El libro reúne 22 poemas sobre lo íntimo, lo social y lo femenino.
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OBRA. El libro reúne 22 poemas sobre lo íntimo, lo social y lo femenino.
OBRA. El libro reúne 22 poemas sobre lo íntimo, lo social y lo femenino.
OBRA. El libro reúne 22 poemas sobre lo íntimo, lo social y lo femenino.
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Contra corriente
Un Pez Amapola nada contra corriente desde hace mucho, desde antes de nacer o saber su nombre. Desafiar el cauce y la corriente, ¿no sé siente así ser una mujer de verdad?

“Hay gente dentro de mí / gente loca / comunidades enteras… No saldrán nunca / se han juntado y quieren rebelarse / pero yo soy más fuerte / yo soy.” Así abren los poemas sus pétalos, con una declaración de autoreconocimiento y distancia en el estanque.

EL DATO
El libro está a la venta en Tres Gatos, Casa Égüez, Fondo de Cultura, Librería Cosmonauta y Rayuela.Armas sabe bien lo que significa la “meditación en el umbral”, o refutar los espacios para escribir, habitar, expandirse y levitar. Tiene toda la fuerza para trazar la arquitectura de un Pez Amapola en los cuadernos de la vida.

El arcoíris de la amapola se crece en el lomo de este pez que puede comer de la mano de la autora, pero que no se confunda su serenidad en la cercanía. Léase, para el caso, el poema ‘Mr.’: “Los peces que nadan en mi lomo de plata no terminan de asfixiarse, se revelan, hablan corazonil”.

Invito a leer a la autora, y a conocerla como al Pez Amapola que nos regala su aparición esta noche. En algún momento de la lectura, llegué al poema ‘Pastillas de miedo’, y compartí con ella la sensación de control y abismo que nos da la realidad en sus altas dosis: “Devuélveme la voz para gritar a tiempo antes de que el alba / me hiera otra vez”.

Gracias a Mecánica Giratoria, a su editora Lucía Moscoso, por inaugurar con este libro la estación más violenta del año, la de la poesía en el verano que se fuga.

[email protected]

FRASE

La incomodidad es una tierra sin necesidad de visa para mí”. Karla Armas, poeta.

Contra corriente
Un Pez Amapola nada contra corriente desde hace mucho, desde antes de nacer o saber su nombre. Desafiar el cauce y la corriente, ¿no sé siente así ser una mujer de verdad?

“Hay gente dentro de mí / gente loca / comunidades enteras… No saldrán nunca / se han juntado y quieren rebelarse / pero yo soy más fuerte / yo soy.” Así abren los poemas sus pétalos, con una declaración de autoreconocimiento y distancia en el estanque.

EL DATO
El libro está a la venta en Tres Gatos, Casa Égüez, Fondo de Cultura, Librería Cosmonauta y Rayuela.Armas sabe bien lo que significa la “meditación en el umbral”, o refutar los espacios para escribir, habitar, expandirse y levitar. Tiene toda la fuerza para trazar la arquitectura de un Pez Amapola en los cuadernos de la vida.

El arcoíris de la amapola se crece en el lomo de este pez que puede comer de la mano de la autora, pero que no se confunda su serenidad en la cercanía. Léase, para el caso, el poema ‘Mr.’: “Los peces que nadan en mi lomo de plata no terminan de asfixiarse, se revelan, hablan corazonil”.

Invito a leer a la autora, y a conocerla como al Pez Amapola que nos regala su aparición esta noche. En algún momento de la lectura, llegué al poema ‘Pastillas de miedo’, y compartí con ella la sensación de control y abismo que nos da la realidad en sus altas dosis: “Devuélveme la voz para gritar a tiempo antes de que el alba / me hiera otra vez”.

Gracias a Mecánica Giratoria, a su editora Lucía Moscoso, por inaugurar con este libro la estación más violenta del año, la de la poesía en el verano que se fuga.

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FRASE

La incomodidad es una tierra sin necesidad de visa para mí”. Karla Armas, poeta.

Contra corriente
Un Pez Amapola nada contra corriente desde hace mucho, desde antes de nacer o saber su nombre. Desafiar el cauce y la corriente, ¿no sé siente así ser una mujer de verdad?

“Hay gente dentro de mí / gente loca / comunidades enteras… No saldrán nunca / se han juntado y quieren rebelarse / pero yo soy más fuerte / yo soy.” Así abren los poemas sus pétalos, con una declaración de autoreconocimiento y distancia en el estanque.

EL DATO
El libro está a la venta en Tres Gatos, Casa Égüez, Fondo de Cultura, Librería Cosmonauta y Rayuela.Armas sabe bien lo que significa la “meditación en el umbral”, o refutar los espacios para escribir, habitar, expandirse y levitar. Tiene toda la fuerza para trazar la arquitectura de un Pez Amapola en los cuadernos de la vida.

El arcoíris de la amapola se crece en el lomo de este pez que puede comer de la mano de la autora, pero que no se confunda su serenidad en la cercanía. Léase, para el caso, el poema ‘Mr.’: “Los peces que nadan en mi lomo de plata no terminan de asfixiarse, se revelan, hablan corazonil”.

Invito a leer a la autora, y a conocerla como al Pez Amapola que nos regala su aparición esta noche. En algún momento de la lectura, llegué al poema ‘Pastillas de miedo’, y compartí con ella la sensación de control y abismo que nos da la realidad en sus altas dosis: “Devuélveme la voz para gritar a tiempo antes de que el alba / me hiera otra vez”.

Gracias a Mecánica Giratoria, a su editora Lucía Moscoso, por inaugurar con este libro la estación más violenta del año, la de la poesía en el verano que se fuga.

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La incomodidad es una tierra sin necesidad de visa para mí”. Karla Armas, poeta.

Contra corriente
Un Pez Amapola nada contra corriente desde hace mucho, desde antes de nacer o saber su nombre. Desafiar el cauce y la corriente, ¿no sé siente así ser una mujer de verdad?

“Hay gente dentro de mí / gente loca / comunidades enteras… No saldrán nunca / se han juntado y quieren rebelarse / pero yo soy más fuerte / yo soy.” Así abren los poemas sus pétalos, con una declaración de autoreconocimiento y distancia en el estanque.

EL DATO
El libro está a la venta en Tres Gatos, Casa Égüez, Fondo de Cultura, Librería Cosmonauta y Rayuela.Armas sabe bien lo que significa la “meditación en el umbral”, o refutar los espacios para escribir, habitar, expandirse y levitar. Tiene toda la fuerza para trazar la arquitectura de un Pez Amapola en los cuadernos de la vida.

El arcoíris de la amapola se crece en el lomo de este pez que puede comer de la mano de la autora, pero que no se confunda su serenidad en la cercanía. Léase, para el caso, el poema ‘Mr.’: “Los peces que nadan en mi lomo de plata no terminan de asfixiarse, se revelan, hablan corazonil”.

Invito a leer a la autora, y a conocerla como al Pez Amapola que nos regala su aparición esta noche. En algún momento de la lectura, llegué al poema ‘Pastillas de miedo’, y compartí con ella la sensación de control y abismo que nos da la realidad en sus altas dosis: “Devuélveme la voz para gritar a tiempo antes de que el alba / me hiera otra vez”.

Gracias a Mecánica Giratoria, a su editora Lucía Moscoso, por inaugurar con este libro la estación más violenta del año, la de la poesía en el verano que se fuga.

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La incomodidad es una tierra sin necesidad de visa para mí”. Karla Armas, poeta.