Tohoku, la belleza detrás del caos

MUESTRA. La Colección Sendai, iniciada en 2001 por Toru Ito, muestra el desarrollo en el paisaje de Tohoku.
MUESTRA. La Colección Sendai, iniciada en 2001 por Toru Ito, muestra el desarrollo en el paisaje de Tohoku.
MUESTRA. La Colección Sendai, iniciada en 2001 por Toru Ito, muestra el desarrollo en el paisaje de Tohoku.
MUESTRA. La Colección Sendai, iniciada en 2001 por Toru Ito, muestra el desarrollo en el paisaje de Tohoku.
MUESTRA. La Colección Sendai, iniciada en 2001 por Toru Ito, muestra el desarrollo en el paisaje de Tohoku.
MUESTRA. La Colección Sendai, iniciada en 2001 por Toru Ito, muestra el desarrollo en el paisaje de Tohoku.
MUESTRA. La Colección Sendai, iniciada en 2001 por Toru Ito, muestra el desarrollo en el paisaje de Tohoku.
MUESTRA. La Colección Sendai, iniciada en 2001 por Toru Ito, muestra el desarrollo en el paisaje de Tohoku.
HISTORIA. Hiroshi Oshima muestra la vida de la población de Tohoku en el siglo XX, a través de varias imágenes.
HISTORIA. Hiroshi Oshima muestra la vida de la población de Tohoku en el siglo XX, a través de varias imágenes.
HISTORIA. Hiroshi Oshima muestra la vida de la población de Tohoku en el siglo XX, a través de varias imágenes.
HISTORIA. Hiroshi Oshima muestra la vida de la población de Tohoku en el siglo XX, a través de varias imágenes.
HISTORIA. Hiroshi Oshima muestra la vida de la población de Tohoku en el siglo XX, a través de varias imágenes.
HISTORIA. Hiroshi Oshima muestra la vida de la población de Tohoku en el siglo XX, a través de varias imágenes.
HISTORIA. Hiroshi Oshima muestra la vida de la población de Tohoku en el siglo XX, a través de varias imágenes.
HISTORIA. Hiroshi Oshima muestra la vida de la población de Tohoku en el siglo XX, a través de varias imágenes.

La vida logra vencer hasta a las mayores catástrofes, tal como evidencia la muestra fotográfica ‘Tohoku: a través de los ojos de fotógrafos japoneses’, una compilación de imágenes que rearman la historia de una región periférica de Japón, reconocida mundialmente por el terremoto y el tsunami de 2011, que asolaron varias de sus ciudades y provocaron el accidente nuclear de Fukushima.

Ubicada al noreste de Honshu, la isla más grande del archipiélago japonés, Tohoku se caracteriza por su naturaleza abundante y sus bellos paisajes. Al estar aislada de la sociedad moderna, la región ha logrado preservar la cultura y la ritualidad ancestral de la cultura primitiva Jomon, cuyos principios de vida en simbiosis con la naturaleza siguen presentes en la mentalidad de sus habitantes.

En 2012, por el primer aniversario de la catástrofe que golpeó a Tohoku, la Fundación Japón organizó la exposición fotográfica con el trabajo de nueve artistas independientes y un proyecto grupal, no con el objetivo de mostrar la devastación que dejaron los desastres, sino, más bien, de recordar la visión del mundo única de los habitantes de esta zona y rescatar la riqueza de su cultura y saberes.

La exposición itinerante llegó a Ecuador el pasado martes y está abierta en el Centro de Arte Contemporáneo hasta el 24 de noviembre.

Mirada
“Para los japoneses, Tohoku es famosa por ser una tierra de agricultores”, cuenta Hikaru Takatori, agregado cultural de la Embajada de Japón. “Es una región muy fría, la vida no es fácil. A través de las fotos podemos ver a gente que vive con fuerza en ambientes difíciles”.

Además de la vida cotidiana de la gente y los paisajes asombrosos de Shirakami-sanchi y Hiraizumi, ambos sitios proclamados Patrimonio Mundial por la Unesco, la muestra contiene también parte de la historia de la fotografía artística japonesa, a través del trabajo de Teisuke Chiba e Ichiro Kojima, cuyas obras datan de 1950 y 1960.

Todos los fotógrafos participantes son originarios de la región y cada uno aporta una visión particular e íntima del lugar donde crecieron. En total, 123 fotografías componen el recorrido por la Historia, las festividades, la cosmogonía y la vida diaria en esta zona mágica y poco conocida.

“Tohoku se volvió famosa en el mundo por el terremoto y el tsunami. La imagen que se tiene de la región es la de los desastres. Nuestro objetivo es difundir otros aspectos de esta región, que es muy bonita”, añade Takatori.

Además, una muestra del arte milenario del bonsái acompaña la exposición, gracias al trabajo de la Asociación Bonsái Quito. Más de 30 especies nativas y extranjeras estarán exhibidas hasta el 5 de noviembre en el mismo espacio. (AA)

FRASE

Japón es un destino turístico de moda, pero nuestras regiones más hermosas no se conocen. Queremos compartir esta belleza con el mundo”. Hikaru Takatori, Embajada de Japón.

La vida logra vencer hasta a las mayores catástrofes, tal como evidencia la muestra fotográfica ‘Tohoku: a través de los ojos de fotógrafos japoneses’, una compilación de imágenes que rearman la historia de una región periférica de Japón, reconocida mundialmente por el terremoto y el tsunami de 2011, que asolaron varias de sus ciudades y provocaron el accidente nuclear de Fukushima.

Ubicada al noreste de Honshu, la isla más grande del archipiélago japonés, Tohoku se caracteriza por su naturaleza abundante y sus bellos paisajes. Al estar aislada de la sociedad moderna, la región ha logrado preservar la cultura y la ritualidad ancestral de la cultura primitiva Jomon, cuyos principios de vida en simbiosis con la naturaleza siguen presentes en la mentalidad de sus habitantes.

En 2012, por el primer aniversario de la catástrofe que golpeó a Tohoku, la Fundación Japón organizó la exposición fotográfica con el trabajo de nueve artistas independientes y un proyecto grupal, no con el objetivo de mostrar la devastación que dejaron los desastres, sino, más bien, de recordar la visión del mundo única de los habitantes de esta zona y rescatar la riqueza de su cultura y saberes.

La exposición itinerante llegó a Ecuador el pasado martes y está abierta en el Centro de Arte Contemporáneo hasta el 24 de noviembre.

Mirada
“Para los japoneses, Tohoku es famosa por ser una tierra de agricultores”, cuenta Hikaru Takatori, agregado cultural de la Embajada de Japón. “Es una región muy fría, la vida no es fácil. A través de las fotos podemos ver a gente que vive con fuerza en ambientes difíciles”.

Además de la vida cotidiana de la gente y los paisajes asombrosos de Shirakami-sanchi y Hiraizumi, ambos sitios proclamados Patrimonio Mundial por la Unesco, la muestra contiene también parte de la historia de la fotografía artística japonesa, a través del trabajo de Teisuke Chiba e Ichiro Kojima, cuyas obras datan de 1950 y 1960.

Todos los fotógrafos participantes son originarios de la región y cada uno aporta una visión particular e íntima del lugar donde crecieron. En total, 123 fotografías componen el recorrido por la Historia, las festividades, la cosmogonía y la vida diaria en esta zona mágica y poco conocida.

“Tohoku se volvió famosa en el mundo por el terremoto y el tsunami. La imagen que se tiene de la región es la de los desastres. Nuestro objetivo es difundir otros aspectos de esta región, que es muy bonita”, añade Takatori.

Además, una muestra del arte milenario del bonsái acompaña la exposición, gracias al trabajo de la Asociación Bonsái Quito. Más de 30 especies nativas y extranjeras estarán exhibidas hasta el 5 de noviembre en el mismo espacio. (AA)

FRASE

Japón es un destino turístico de moda, pero nuestras regiones más hermosas no se conocen. Queremos compartir esta belleza con el mundo”. Hikaru Takatori, Embajada de Japón.

La vida logra vencer hasta a las mayores catástrofes, tal como evidencia la muestra fotográfica ‘Tohoku: a través de los ojos de fotógrafos japoneses’, una compilación de imágenes que rearman la historia de una región periférica de Japón, reconocida mundialmente por el terremoto y el tsunami de 2011, que asolaron varias de sus ciudades y provocaron el accidente nuclear de Fukushima.

Ubicada al noreste de Honshu, la isla más grande del archipiélago japonés, Tohoku se caracteriza por su naturaleza abundante y sus bellos paisajes. Al estar aislada de la sociedad moderna, la región ha logrado preservar la cultura y la ritualidad ancestral de la cultura primitiva Jomon, cuyos principios de vida en simbiosis con la naturaleza siguen presentes en la mentalidad de sus habitantes.

En 2012, por el primer aniversario de la catástrofe que golpeó a Tohoku, la Fundación Japón organizó la exposición fotográfica con el trabajo de nueve artistas independientes y un proyecto grupal, no con el objetivo de mostrar la devastación que dejaron los desastres, sino, más bien, de recordar la visión del mundo única de los habitantes de esta zona y rescatar la riqueza de su cultura y saberes.

La exposición itinerante llegó a Ecuador el pasado martes y está abierta en el Centro de Arte Contemporáneo hasta el 24 de noviembre.

Mirada
“Para los japoneses, Tohoku es famosa por ser una tierra de agricultores”, cuenta Hikaru Takatori, agregado cultural de la Embajada de Japón. “Es una región muy fría, la vida no es fácil. A través de las fotos podemos ver a gente que vive con fuerza en ambientes difíciles”.

Además de la vida cotidiana de la gente y los paisajes asombrosos de Shirakami-sanchi y Hiraizumi, ambos sitios proclamados Patrimonio Mundial por la Unesco, la muestra contiene también parte de la historia de la fotografía artística japonesa, a través del trabajo de Teisuke Chiba e Ichiro Kojima, cuyas obras datan de 1950 y 1960.

Todos los fotógrafos participantes son originarios de la región y cada uno aporta una visión particular e íntima del lugar donde crecieron. En total, 123 fotografías componen el recorrido por la Historia, las festividades, la cosmogonía y la vida diaria en esta zona mágica y poco conocida.

“Tohoku se volvió famosa en el mundo por el terremoto y el tsunami. La imagen que se tiene de la región es la de los desastres. Nuestro objetivo es difundir otros aspectos de esta región, que es muy bonita”, añade Takatori.

Además, una muestra del arte milenario del bonsái acompaña la exposición, gracias al trabajo de la Asociación Bonsái Quito. Más de 30 especies nativas y extranjeras estarán exhibidas hasta el 5 de noviembre en el mismo espacio. (AA)

FRASE

Japón es un destino turístico de moda, pero nuestras regiones más hermosas no se conocen. Queremos compartir esta belleza con el mundo”. Hikaru Takatori, Embajada de Japón.

La vida logra vencer hasta a las mayores catástrofes, tal como evidencia la muestra fotográfica ‘Tohoku: a través de los ojos de fotógrafos japoneses’, una compilación de imágenes que rearman la historia de una región periférica de Japón, reconocida mundialmente por el terremoto y el tsunami de 2011, que asolaron varias de sus ciudades y provocaron el accidente nuclear de Fukushima.

Ubicada al noreste de Honshu, la isla más grande del archipiélago japonés, Tohoku se caracteriza por su naturaleza abundante y sus bellos paisajes. Al estar aislada de la sociedad moderna, la región ha logrado preservar la cultura y la ritualidad ancestral de la cultura primitiva Jomon, cuyos principios de vida en simbiosis con la naturaleza siguen presentes en la mentalidad de sus habitantes.

En 2012, por el primer aniversario de la catástrofe que golpeó a Tohoku, la Fundación Japón organizó la exposición fotográfica con el trabajo de nueve artistas independientes y un proyecto grupal, no con el objetivo de mostrar la devastación que dejaron los desastres, sino, más bien, de recordar la visión del mundo única de los habitantes de esta zona y rescatar la riqueza de su cultura y saberes.

La exposición itinerante llegó a Ecuador el pasado martes y está abierta en el Centro de Arte Contemporáneo hasta el 24 de noviembre.

Mirada
“Para los japoneses, Tohoku es famosa por ser una tierra de agricultores”, cuenta Hikaru Takatori, agregado cultural de la Embajada de Japón. “Es una región muy fría, la vida no es fácil. A través de las fotos podemos ver a gente que vive con fuerza en ambientes difíciles”.

Además de la vida cotidiana de la gente y los paisajes asombrosos de Shirakami-sanchi y Hiraizumi, ambos sitios proclamados Patrimonio Mundial por la Unesco, la muestra contiene también parte de la historia de la fotografía artística japonesa, a través del trabajo de Teisuke Chiba e Ichiro Kojima, cuyas obras datan de 1950 y 1960.

Todos los fotógrafos participantes son originarios de la región y cada uno aporta una visión particular e íntima del lugar donde crecieron. En total, 123 fotografías componen el recorrido por la Historia, las festividades, la cosmogonía y la vida diaria en esta zona mágica y poco conocida.

“Tohoku se volvió famosa en el mundo por el terremoto y el tsunami. La imagen que se tiene de la región es la de los desastres. Nuestro objetivo es difundir otros aspectos de esta región, que es muy bonita”, añade Takatori.

Además, una muestra del arte milenario del bonsái acompaña la exposición, gracias al trabajo de la Asociación Bonsái Quito. Más de 30 especies nativas y extranjeras estarán exhibidas hasta el 5 de noviembre en el mismo espacio. (AA)

FRASE

Japón es un destino turístico de moda, pero nuestras regiones más hermosas no se conocen. Queremos compartir esta belleza con el mundo”. Hikaru Takatori, Embajada de Japón.