¡Nunca más!

ORLANDO AMORES TERÁN

Los indígenas no paralizaron el país. ¡lo destruyeron! No hay que romantizar el movimiento indígena. No es lo que fue en los 80. Su dirigencia histórica ya no está, los actuales, son vinculados al narco-comunismo. En los 80 los respetábamos, nos solidarizamos con sus justos reclamos. Pero en este paro, encubrieron el saqueo y al hampa narco-comunista, dirigidos por el vil embustero, que escupe veneno con cinismo, y sus esbirros, hoy convertidos en nuevos ricos.

Esa fue la «revolución ciudadana»: la ascensión de una caterva de insignificantes, ineptos, con un denominador común: sumisos al amo, perversos, cínicos y corruptos; pocos marcaron diferencia. La presión habría quedado reducida a focos de resistencia. Las ciudades recuperaban su normalidad. Los indígenas habrían regresado a su habitualidad, como el 93% de ecuatorianos; porque la táctica empleada por el régimen: aguantar, arrestar y movilizar, tuvo éxito. Espero entiendan que fueron utilizados por la organización criminal que atracó el país, en la década de mayor bonanza petrolera, que no se invirtió en ellos; sin embargo, no reclamaron con la saña que hoy lo hicieron.

Ahora enfrentaremos narco-guerrilla urbana, organizada por el G2 cubano con Hernández, Patiño, Pabón, Rivadeneira. Ante la indefensión civil, el CCFFAA debe autorizar tenencia, porte y uso de armas, en defensa de la integridad personal, familiar y los bienes. Organizar frentes cívicos de defensa de la democracia. Exigir a los alcaldes que pongan a disposición del CCFFAA, su policía, para que actúen en defensa de la población civil amenazada, no de la narco-guerrilla.

El régimen para afianzar su poder, debe liberarse de esa sofocante servidumbre hacia los correístas. ¡Nunca más! Incendios, saqueos de bienes públicos o privados. Enjuiciar por terrorismo a quienes instigaron el paro, cancelar funcionarios que lo apoyaron; si son de elección popular, pedir además, revocatoria del mandato. Difundir un vídeo, que recoja la agresión a la fuerza pública, a civiles, al patrimonio histórico cultural, los destrozos, saqueos, para que el mundo sepa quien es el canalla antipatria que está detrás del caos.

[email protected]

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Los indígenas no paralizaron el país. ¡lo destruyeron! No hay que romantizar el movimiento indígena. No es lo que fue en los 80. Su dirigencia histórica ya no está, los actuales, son vinculados al narco-comunismo. En los 80 los respetábamos, nos solidarizamos con sus justos reclamos. Pero en este paro, encubrieron el saqueo y al hampa narco-comunista, dirigidos por el vil embustero, que escupe veneno con cinismo, y sus esbirros, hoy convertidos en nuevos ricos.

Esa fue la «revolución ciudadana»: la ascensión de una caterva de insignificantes, ineptos, con un denominador común: sumisos al amo, perversos, cínicos y corruptos; pocos marcaron diferencia. La presión habría quedado reducida a focos de resistencia. Las ciudades recuperaban su normalidad. Los indígenas habrían regresado a su habitualidad, como el 93% de ecuatorianos; porque la táctica empleada por el régimen: aguantar, arrestar y movilizar, tuvo éxito. Espero entiendan que fueron utilizados por la organización criminal que atracó el país, en la década de mayor bonanza petrolera, que no se invirtió en ellos; sin embargo, no reclamaron con la saña que hoy lo hicieron.

Ahora enfrentaremos narco-guerrilla urbana, organizada por el G2 cubano con Hernández, Patiño, Pabón, Rivadeneira. Ante la indefensión civil, el CCFFAA debe autorizar tenencia, porte y uso de armas, en defensa de la integridad personal, familiar y los bienes. Organizar frentes cívicos de defensa de la democracia. Exigir a los alcaldes que pongan a disposición del CCFFAA, su policía, para que actúen en defensa de la población civil amenazada, no de la narco-guerrilla.

El régimen para afianzar su poder, debe liberarse de esa sofocante servidumbre hacia los correístas. ¡Nunca más! Incendios, saqueos de bienes públicos o privados. Enjuiciar por terrorismo a quienes instigaron el paro, cancelar funcionarios que lo apoyaron; si son de elección popular, pedir además, revocatoria del mandato. Difundir un vídeo, que recoja la agresión a la fuerza pública, a civiles, al patrimonio histórico cultural, los destrozos, saqueos, para que el mundo sepa quien es el canalla antipatria que está detrás del caos.

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Los indígenas no paralizaron el país. ¡lo destruyeron! No hay que romantizar el movimiento indígena. No es lo que fue en los 80. Su dirigencia histórica ya no está, los actuales, son vinculados al narco-comunismo. En los 80 los respetábamos, nos solidarizamos con sus justos reclamos. Pero en este paro, encubrieron el saqueo y al hampa narco-comunista, dirigidos por el vil embustero, que escupe veneno con cinismo, y sus esbirros, hoy convertidos en nuevos ricos.

Esa fue la «revolución ciudadana»: la ascensión de una caterva de insignificantes, ineptos, con un denominador común: sumisos al amo, perversos, cínicos y corruptos; pocos marcaron diferencia. La presión habría quedado reducida a focos de resistencia. Las ciudades recuperaban su normalidad. Los indígenas habrían regresado a su habitualidad, como el 93% de ecuatorianos; porque la táctica empleada por el régimen: aguantar, arrestar y movilizar, tuvo éxito. Espero entiendan que fueron utilizados por la organización criminal que atracó el país, en la década de mayor bonanza petrolera, que no se invirtió en ellos; sin embargo, no reclamaron con la saña que hoy lo hicieron.

Ahora enfrentaremos narco-guerrilla urbana, organizada por el G2 cubano con Hernández, Patiño, Pabón, Rivadeneira. Ante la indefensión civil, el CCFFAA debe autorizar tenencia, porte y uso de armas, en defensa de la integridad personal, familiar y los bienes. Organizar frentes cívicos de defensa de la democracia. Exigir a los alcaldes que pongan a disposición del CCFFAA, su policía, para que actúen en defensa de la población civil amenazada, no de la narco-guerrilla.

El régimen para afianzar su poder, debe liberarse de esa sofocante servidumbre hacia los correístas. ¡Nunca más! Incendios, saqueos de bienes públicos o privados. Enjuiciar por terrorismo a quienes instigaron el paro, cancelar funcionarios que lo apoyaron; si son de elección popular, pedir además, revocatoria del mandato. Difundir un vídeo, que recoja la agresión a la fuerza pública, a civiles, al patrimonio histórico cultural, los destrozos, saqueos, para que el mundo sepa quien es el canalla antipatria que está detrás del caos.

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Los indígenas no paralizaron el país. ¡lo destruyeron! No hay que romantizar el movimiento indígena. No es lo que fue en los 80. Su dirigencia histórica ya no está, los actuales, son vinculados al narco-comunismo. En los 80 los respetábamos, nos solidarizamos con sus justos reclamos. Pero en este paro, encubrieron el saqueo y al hampa narco-comunista, dirigidos por el vil embustero, que escupe veneno con cinismo, y sus esbirros, hoy convertidos en nuevos ricos.

Esa fue la «revolución ciudadana»: la ascensión de una caterva de insignificantes, ineptos, con un denominador común: sumisos al amo, perversos, cínicos y corruptos; pocos marcaron diferencia. La presión habría quedado reducida a focos de resistencia. Las ciudades recuperaban su normalidad. Los indígenas habrían regresado a su habitualidad, como el 93% de ecuatorianos; porque la táctica empleada por el régimen: aguantar, arrestar y movilizar, tuvo éxito. Espero entiendan que fueron utilizados por la organización criminal que atracó el país, en la década de mayor bonanza petrolera, que no se invirtió en ellos; sin embargo, no reclamaron con la saña que hoy lo hicieron.

Ahora enfrentaremos narco-guerrilla urbana, organizada por el G2 cubano con Hernández, Patiño, Pabón, Rivadeneira. Ante la indefensión civil, el CCFFAA debe autorizar tenencia, porte y uso de armas, en defensa de la integridad personal, familiar y los bienes. Organizar frentes cívicos de defensa de la democracia. Exigir a los alcaldes que pongan a disposición del CCFFAA, su policía, para que actúen en defensa de la población civil amenazada, no de la narco-guerrilla.

El régimen para afianzar su poder, debe liberarse de esa sofocante servidumbre hacia los correístas. ¡Nunca más! Incendios, saqueos de bienes públicos o privados. Enjuiciar por terrorismo a quienes instigaron el paro, cancelar funcionarios que lo apoyaron; si son de elección popular, pedir además, revocatoria del mandato. Difundir un vídeo, que recoja la agresión a la fuerza pública, a civiles, al patrimonio histórico cultural, los destrozos, saqueos, para que el mundo sepa quien es el canalla antipatria que está detrás del caos.

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