El garrotazo

César Ulloa Tapia

Como todo se llega a saber en esta vida y en tiempos de redes sociales, aún más, es inevitable decir que en los registros de Internet hay la mayor guía audiovisual de lo imaginable y también de lo inimaginable, sobre todo de aquellos disparates de la política criolla, esa que supera el Macondo de García Márquez en la parte circense.

Nada ni nadie se escapa de las cámaras y de los celulares cuando algún espontáneo viraliza las barbaridades ajenas. Para muestra un botón de los archivos propios de las sabatinas, en las que se confundió el acto de rendición de cuentas con la descalificación permanente y sistemática a cualquier opositor.

No hubo mayor bochorno para Rafael Correa y la revolución ciudadana que la metida de pata en el enlace sabatino 154 que se produjo en la provincia de Los Ríos, cantón Vinces, el sábado 09 de enero de 2010. Correa había preguntado: “¿quién ha sido pagado para venir aquí, por favor, alce la mano? No alce sino, haber… bajen la mano”.

Un interesante número de asistentes levantó la mano y dio a entender gestualmente que fue a la sabatina, porque recibió un pago. Ni el mismo mashi comprendió en qué momento la gente delató sus maneras de movilización “obligatoria”. Luego ya fue un secreto a voces el incentivo con sánduches y colas. A partir de este evento, los anticorreístas crearon el mote de “borregos sanducheros” para graficar a quienes iban a los actos de la “revolución”.

En tiempos, en los cuales el espectáculo rebasó la política orgánica, programática e ideológica, los mandatarios pelean por ganar el estrellato a través de la videopolítica y la espectacularización de la administración de la cosa pública. De eso no escaparon los asesores del exmandatario. No cayeron en cuenta que cuando se cierra la función, nadie escapa a ser descubierto en su juego.

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