Bien público

Verónica Narváez

El término bien público tiene un contexto diferente dependiendo el ámbito en que se maneje, puede ser tratado en términos de derecho, arquitectónicos o como tal solo como bien común, donde el principal enfoque es que puede ser consumido por todos los miembros de una comunidad sin excluir a ninguno. En ejemplos puede ser el alumbrado de calles, parques y hasta la defensa del ambiente. Así, hasta el papa Francisco en el 2015, en su encíclica «Laudato Si» estableció considerar al clima como un bien público, donde su preservación a nivel global comprende uno de los grandes retos actuales de la humanidad.

Cuatro años después de la proclamación de encíclica, la complejidad del sistema climático continúa sufriendo de variabilidades en una tendencia alarmante, efecto de la consecuencia de un estilo de desarrollo que pone en riesgo al clima, este mes de agosto en Groenlandia se registraron temperaturas hasta de 25°C, lo que sin duda tiene un impacto en esta región del planeta debido al deshielo sin precedentes que se da en consecuencia. En Holanda y Francia se llegó a temperaturas de 42,6°C.

Aún en países como Islandia, donde recientemente se ha declarado muerto un glacial, muchos habitantes desconocen esos hechos y aún peor las causas, justificamos como en Ecuador le damos mínima importancia al Cambio Climático. Sin embargo, desde todos los espacios podemos tener iniciativas de adaptación o mitigación, el trabajo colectivo, intercultural e intergeneracional es clave. Como responsabilidad general que tenemos debemos preservar el clima como un bien público.

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