Extranjeros venezolanos caminan hacia un mejor futuro en Santo Domingo

Necesidad. Algunos venezolanos permanecen en las calles, solicitando ayudas económicas para subsistir.
Necesidad. Algunos venezolanos permanecen en las calles, solicitando ayudas económicas para subsistir.

Andan en grupos. Algunos caminan con zapatos, otros, descalzos. Lentamente van avanzando por el baipás de Santo Domingo, en el tramo que conduce a la vía a Quevedo. Hacen señas a los conductores, pero muy pocos acceden a adelantarlos en su ruta. Quieren llegar a la frontera sur de Ecuador.

Son extranjeros. La mayoría viene desde Venezuela, buscando un respiro a la situación que atraviesa ese país. Con la mochila sobre la espalda y a veces, sus hijos en brazos, siguen caminando. Quieren prosperar.

“No vengo a quitarle el trabajo a nadie, ni a robar, ni a matar. Quiero un mejor futuro para mi familia, para que no pasen hambre y tenga al menos medicinas si se enferman. Debo trabajar, mandarles dinero, estoy dispuesto a hacer lo que sea”, menciona Raúl F., uno de los miembros de la delegación que el último lunes por la tarde caminaba por la orilla del baipás Quito-Quevedo. Con él viajaban otros tres venezolanos, todos hombres. Ninguno quiso hablar, solo se concentraban en su camino. De ellos, uno iba sin zapatos.

Colaboración

Las estadísticas del Ministerio de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana revelan que hay unos 350 mil extranjeros en el país, quienes han ingresado en su mayoría por las fronteras del norte ecuatoriano y procede de Venezuela.

“De ellos, solamente un 35% está regularizado. Buscamos la posibilidad de otorgar una visa humanitaria, que les permita acceder a mejores opciones laborales, además, a servicios de atención médica y educación”, explicó la secretaria ejecutiva del Consejo Cantonal para la Protección de Derechos en Santo Domingo, Nalda Bustamante.

Varias instituciones, como HIAS, Acnur, el Servicio Jesuita para los Refugiados, entre otras, se han sumado en la tarea de colaborar con las personas en situación de movilidad y refugiados. Sus cifras detallan que hasta la fecha, en Santo Domingo de los Tsáchilas se han ofrecido ayudas económicas y sociales a cerca de unas 300 personas.

“Trabajamos mediante un ejercicio de apertura y acompañamiento. Entre nuestros ejes está el de protección, de asesoría, el productivo, el de educación y el de la salud. Es un proceso integrado e integrador desde la institucionalidad pública y privada”, detalló el representante del servicio Jesuita, Ramiro Casanova.

Con temor

Otra de las problemáticas de quienes llegan desde otros países a Ecuador es la xenofobia.

Una de las representantes de la comunidad venezolano-colombiana, Marisol Guzmán, expresó que la situación que viven es preocupante.

“Hay extranjeros a quienes les ha bajado la autoestima, incluso, quienes desisten de quedarse aquí por las agresiones sicológicas que han recibido, piensan que no tienen posibilidad de prosperar en Ecuador y muchas veces los excluyen por no tener documentación”, dijo.

Por motivos como este, pero además con el afán de encontrarse con familiares o perseguir mejores sueldos, Raúl F. y sus compañeros de viaje siguen en su ruta. Tienen la esperanza de llegar a Chile, donde hasta ahora, aseguran, hay más posibilidades de estabilizarse.

Siguen por el baipás, después de su parada de 10 minutos donde contaron su experiencia. Con los pies cansados y las manos en alto, esperando que algún conductor los lleve, avanzan en la búsqueda de mejores días. (ARR)

Trámites

Hasta mayo del año pasado las estadísticas de solicitudes de visas en las oficinas del Minrex en Santo Domingo se triplicaron de 127 a 328. El número sigue en aumento y para evacuar un poco la demanda se hizo una depuración de citas en el sistema informático que las otorga para facilitar la documentación de los extranjeros.