Oswaldo Mora, primer referente del vitralismo ecuatoriano

MURAL. El vestíbulo del Municipio de Loja alberga uno de los murales de Mora (Foto: karlajaramillopuertas.blogspot.com)
MURAL. El vestíbulo del Municipio de Loja alberga uno de los murales de Mora (Foto: karlajaramillopuertas.blogspot.com)
OBRA. ‘Procesión andina’ retrata escenas de la fiesta popular.
OBRA. ‘Procesión andina’ retrata escenas de la fiesta popular.

El reconocido vitralista y pintor lojano deja un legado invaluable para el arte nacional.

Oswaldo Mora creció en Loja, su tierra natal, y es allí donde algunas de sus más imponentes creaciones dan vida a salones y corredores. Soledad Mora, su hija menor, lo recuerda pintando el mural que engalana el vestíbulo de la Municipalidad lojana, aquel que representa la alegría de los longevos habitantes del valle de Vilcabamba.

“El proceso de hacer ese mural fue súper intenso y largo –recuerda Soledad-. Estuvo armándolo durante muchos meses, las baldosas se iban uniendo como un rompecabezas.”

Mora pintó el mural en el jardín de la casa donde su familia vivía, en el Valle de los Chillos. “Todos los días, veía como pintaba. Me gustaba verlo, cómo se iba armando todo el conjunto”.

Soledad habla con nostalgia de la minuciosidad que caracterizaba a su padre. Cumpliendo un pedido de su gran amigo, Eduardo Kingman, Mora fue el ejecutor del mural que el célebre artista diseñó para la Universidad Nacional de Loja. “Era un mosaico y mi papá decidió hacer él mismo las piezas de cerámica. Era una locura, eran un montón de piezas chiquititas, de 2x2cm. Les iba poniendo color y lo iba armando, es un mural inmenso”.

Un artista auténtico

Mora inició su formación artística con un viaje a México, donde se dio su primer encuentro con el arte del vitral. Su larga y reconocida carrera le debe mucho a su espíritu innovador, que buscó siempre dejar una huella de originalidad en sus obras.

“Durante muchos años, fue el único vitralista en el país”, dice Soledad, quien en 2009 reunió en un libro la memoria fotográfica del legado de su padre.

Para la publicación de ‘El primer vitralista de Ecuador’, Soledad y su esposo, Vladimir Stoitchkov, hicieron una investigación en la cual se constató que la obra de Mora está conformada por más de 200 vitrales. Su estilo es distinguible por la complejidad de detalles y la durabilidad de sus creaciones.

“Era muy interesante ir viendo como los vitrales se mantenían perfectos”, recalca Soledad. “Algunos eran de los 70s, de los 80s, y no tenían ningún rasguño a pesar de que son hechos con vidrio, aparentemente frágiles”.

Soledad se dispone a hacer otro libro que recopile el trabajo de su padre en la pintura. “Tiene muchísima obra que no se conoce, bastantes cuadros están vendidos en casas particulares y no se han conocido públicamente”.

Una pasión heredada

“Nosotros crecimos con el taller en la casa y tuvimos la suerte de tenerle a mi papá cerca”, dice Soledad. Ella y sus hermanos heredaron la vocación artística de Mora. Pablo y Daniela Mora son arquitectos. Soledad, en cambio, estudió Artes.

Los tres han experimentado con la técnica del vitral, pero fue el hermano mayor quien le tomó la posta a su padre, asumiendo el manejo del taller familiar.

Algunas de las obras más aclamadas de Mora las realizó con su hijo, Pablo, y son parte de la colección de vitrales de la Universidad Andina Simón Bolívar, como ‘Procesión Andina’ y el mural del Salón de las Libertadoras.

Mora falleció el pasado 21 de febrero, a los 77 años. Sus obras constituyen un legado invaluable para la identidad del arte nacional.

EL DATO

En 2010, Oswaldo Mora fue galardonado con el Premio Nacional Juan León Mera en artes plásticas.