Un sacerdote, quien fue identificado como J. S., acusado de pedofilia en España fue encontrado en Santo Domingo de los Tsáchilas, así lo mencionó una noticia del periódico El País, de España.
El religioso fue acusado en 1988 de abusar de un menor de 13 años de edad, sin embargo, desapareció tiempo después de que un fiscal pidiera que se lo condene a 5 años de prisión.
Un periodista de dicho medio de comunicación logró contactarse con el sacerdote, quien luego de negar que hay un caso en su contra y decir que es una equivocación, colgó el teléfono.
Según los datos recogidos por el medio de comunicación, habría sido enviado por el arzobispado de Barcelona, España, a Santo Domingo de los Colorados en 1990. Información que fue confirmando mediante un comunicado de la Diócesis de Santo Domingo.
Comunicado
En un documento se especifica que el sacerdote español, llegó a la Diócesis de Santo Domingo hacia el año 1990, en calidad de FIdei donum, es decir, como misionero enviado a lugares de misión, así considerado en aquel entonces la provincia.
En otro de los puntos se detalla que no se ha conocido ni extraoficialmente, ni de forma oficial, de un juicio en su contra, por una acusación de abuso a un menor, además que en la carpeta particular del sacerdote, no consta ninguna información sobre el asunto en mención.
Asimismo se indicó que el Padre desde hace unos cinco años se acogió a la jubilación por edad; por lo que, no se encuentra realizando ningún tipo de trabajo pastoral, ni tiene contacto con una comunidad de fieles.
“Durante sus años de servicio, hasta su jubilación, no hemos sabido de ninguna irregularidad que desdiga de una correcta conducta moral del sacerdote. Sabemos que el Padre tiene un proceso en curso en Roma reabierto el 16 de junio de 2016, en la línea de «tolerancia cero», manifestada por la Santa Sede”, se dijo en el documento, además que toda investigación periodística o judicial, debe referirse a las instancias competentes de la Santa Sede. (CT)
Fieles
Una de las mujeres que conoció al sacerdote indicó que nunca escucharon nada malo de J. S., además manifestó que siempre fue correcto y pedía a los feligreses ir vestidos acorde a la ocasión a la iglesia. La mujer se sorprendió de la noticia.