Mesura en política

JORGE ZAMBRANO ANDRADE

Se dice que en política, como en muchas otras actividades, la relevancia no es sólo lo que se dice, sino quién lo dice. Un señalamiento o un comentario en voz de una persona, tiene significados distintos, si los hace otra persona. El contenido puede ser idéntico, pero el sentido que se le otorgue depende fundamentalmente de la identidad del emisor.

Las intervenciones oratorias del Presidente han generado diversas controversias, reclamaciones, críticas y réplicas. Tal vez si lo que ha dicho emanara de otra persona, el asunto no tendría mayor importancia, pero habla el Presidente de la República, y ello entraña juicios sobre sus palabras. Preocupa incluso que el sentido de las valoraciones no sea sobre las ideas que sostiene en algunos temas en que la discrepancia y la diferencia de criterios resultan explicables y entendibles, sino sobre la sensibilidad que debería incorporar en todas sus declaraciones el jefe de Estado. El Ejecutivo ha preferido improvisar sus intervenciones, en vez de dar lectura a documentos propiamente preparados; en el afán de improvisar se han cometido errores que para muchos revelarían el verdadero pensamiento de quien habla, si bien para otros constituyen descuidos en la forma de abordar temas complejos.

Lo más relevante, ha sido la ausencia de sensibilidad en tres puntos en las que era de esperarse otra actitud. ¿Cómo usar lenguaje ofensivo, si no es discriminatorio en relación con un grupo de población que hizo de la lucha por los derechos civiles una cruzada de afirmación con líderes ¿Cómo ir a la descalificación acrítica de los adversarios políticos en un escenario en el que la gran ausencia ha sido la capacidad para alcanzar entendimientos y construir acuerdos?.

Vale dejar a los partidos la tarea que les es propia para competir democráticamente por los votos, asumir que el gobierno permanecerá en la tarea de hacer realidad su agenda para cumplir los compromisos de su programa, y ponderar el papel que corresponde al Presidente como mandatario. Las intenciones se presumen, las declaraciones se asumen. Hay que cuidar el lenguaje para elevar la calidad de nuestra política.

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