Involución

RICARDO VERA CALDERÓN

Diagnosticar si nuestra provincia se ha desarrollado, es tarea que debe hacerse con criterios objetivos. No se debe permitir que las devaluadas frases como: “no tenemos con quien compararnos”; “estamos mejor que cuando éramos el patio trasero de Pichincha”; o, “imposible compararnos con Los Ríos y Esmeraldas”, puedan justificar una gestión pobre y limitada.

Inefables argumentos no pueden tapar una cruda realidad: hemos involucionado. Cuando la dinámica del país exige que la cosa pública se maneje a una velocidad de 120 km / hora, nuestro piloto lo hace a 30 km / hora, en una autopista que cada vez tiene más necesidades. La principal competencia de las prefecturas es el desarrollo productivo integral. Entonces hay que preguntarles a los que hablan de la década ganada: ¿Cómo miden el desarrollo productivo?; ¿Tienen indicadores, y son confiables?

Bajo este escenario, yo si tengo la respuesta, y es simple. El criterio parte de que el incremento de la producción de un territorio se refleja en su crecimiento económico, y este a su vez se visualiza en los tributos. Solo lo que se puede cuantificar, se puede medir, y solo lo que se puede medir se puede administrar. Así pues, en 2009 estábamos en el puesto 10 en el ranking de las Provincias que pagan más impuestos, con 26 mil millones de dólares, superando a Los Ríos y Esmeraldas. Sin embargo luego de la década ganada, hemos bajado al puesto 12 con tan solo 68 mil millones de recaudación, siendo superados por los vecinos. Esto no es bueno, porque marca el mapa del poder geopolítico y económico, y nosotros ya no estamos. De ahí que no hay Universidad, ni autopistas, ni oficina de la CFN, ni plataforma logística, ni participamos en el Consejo Consultivo Productivo Tributario.

Nos guste o no, esto es involución.

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