En el centro cultural Mushily se encuentran esculturas y murales, que connotan la historia y tradiciones nativas
La mujer y el chamán tsáchila cobran protagonismo en el centro cultural Mushily. Con esculturas y pinturas, los nativos buscan rendirle un homenaje a los rasgos culturales de esos dos personajes, que son icónicos para la nacionalidad asentada en Santo Domingo.
En la pared de una de las cabañas, de construcción mixta, la artista Mayra Cadena, pintó un mural en que sobresalen los ojos de una mujer tsáchila. La pintora, también conocida como Azuliz, señaló que esta obra busca retratar la esencia del género femenino de la etnia y el proceso cultural que han tenido que vivir para ser reconocidas como tejedoras, guías, artesanas, artistas, entre otros oficios.
En el mural se puede observar una representación de las líneas que las tsáchilas trazan en el cuerpo. Cada figura representa un momento de su historia.
Las rayas horizontales y de tonos negros o azulados simbolizan la lucha tsáchila de perpetuar su historia, costumbres y tradiciones. Las rojas, en cambio, son un homenaje a la planta del achiote, que los salvó de la epidemia de la viruela y la fiebre amarilla.
A los costados del mural hay plantas que simbolizan la riqueza natural, que aún se conservan en Mushily.
Esculturas
En otra cabaña, hay una escultura de una mujer tejedora, de más de un metro de altura. En sus manos tiene algodón natural, que fue extraído de los pocos árboles que los integrantes del centro cultural y turístico Mushily han repoblado en este territorio.
La guía nativa, Miriam Calazacón, señaló que en el lugar se elaboran cuatro esculturas, que son parte de un proyecto para retratar las labores, personajes y saberes ancestrales de los tsáchilas.
Estas figuras no son un elemento decorativo, son una herramienta para que los turistas y los tsáchilas conozcan, a fondo, la indumentaria y utensilios que usaban los tsáchilas. Han sido talladas por el artista Cristóbal Ponce.
Una de las esculturas más emblemáticas es la cara de un chamán, de más de cuatro metros de altura. Por ese sitio se ingresará hacia un centro ceremonial.
En la cabaña subterránea, donde se realizan rituales, también hay una escultura de un chamán tsáchila con un palo de shuade, un instrumento musical que simula el sonido de la lluvia, y plantas típicas con las que se hacen ceremonias de sanación.
“Este hombre tsáchila representa el espíritu de la naturaleza”, dijo Calazacón. (MVE)