El sistema online fue una de las alternativas para mantener la comunicación con los feligreses.
Muchas limitaciones y restricciones rigieron en el país desde el 16 de marzo de 2020, que se dio el primer estado de excepción. Las puertas de las iglesias cerraron, bajo la teoría de evitar aglomeraciones porque podría desencadenarse la primera ola de contagios Covid-19.
En ese momento surgieron nuevos compromisos. Era hora de incrementar la práctica de la solidaridad, ya que muchas familias se quedaron sin el sustento diario.
Trabajo silencioso
Bertram Wick, obispo de la Diócesis de Santo Domingo, recuerda que todo fue imprevisto y que una de las principales actividades que se interrumpió fue la celebración de la Semana Santa.
El confinamiento no frenó la actividad del catolicismo. Rápidamente iniciaron las campañas de obra social, la idea era llegar con un ‘granito de arena’ a los hogares más necesitados y a los que sufrieron el impacto del desempleo.
«Hubo gente que vivía del día a día y no tenían fuente de ingresos. Pudimos llegar a 10 mil familias con la ayuda de párrocos, industrias y empresas privadas», dijo Wick.
Innovación
La necesidad de predicar el evangelio y aportar a la fe de los feligreses marcó la familiarización con las redes sociales. La gente no podía asistir a las iglesias por resoluciones del COE nacional y cantonal, fue ahí cuando iniciaron las misas online, que hasta ahora se mantienen.
Salud
Dentro de la Diócesis se registraron varios casos positivos de coronavirus, pero afortunadamente ninguno de los miembros perdió la vida a causa de la pandemia.
El aporte a la salud también tuvo su temporada. Entre julio y septiembre de 2020 se habilitó un ambulatorio con dos médicos y enfermeras, programa que se realizó en conjunto con el Patronato Municipal de Santo Domingo.
Diferencias
Durante el proceso de aportar soluciones de contingencia ante un virus silencioso, también surgieron diferencias con un grupo de autoridades. La Diócesis y sus representantes apoyaban el consumo de dióxido de cloro, pero no tuvo el respaldo de un grupo (entre ellos de los médicos).
«Intentamos ayudar a quien pudimos. Los mismos hermanos en la iglesia me decían cómo puedes recomendar algo, pero hemos visto el efecto», manifestó el Obispo. (JD)