Alicia Vélez
Estudiante de la Escuela
de Comunicación Social de la PUCE-SD
Sentada en el piso cerca de una parada de bus, María de 26 años y sus dos pequeños hijos piden limosna.
Oscar de 10 años se encuentra al lado de su madre, observando atentamente a los transeúntes que de vez en cuando voltean a verlo y dejan caer algunas monedas al vaso de plástico que tiene a sus pies. Zoila de dos años está en el regazo de su madre, debajo de varias capas de ropa asoma su carita de mejillas sucias, con grandes ojos marrones, curiosos pero desconfiados y en una de sus manos aferra con gran recelo una moneda de un centavo.
María es una madre soltera migrante, que en busca de una mejor vida, se embarcó en la misma travesía que miles de personas han emprendido con el mismo fin. “Cuando estaba en mi país, la quincena era de un dólar y medio. Por más que uno se mata trabajando no le alcanzaba para vivir”.
Ante esta dura situación, decidió seguir los pasos de algunos de sus familiares y buscar la manera de llegar a Chile. Sin embargo, “me quedé estrellada”, admite ella con una mezcla de ironía, vergüenza y amargura.
Hace unos meses llegó a Santo Domingo en busca de empleo. Trabajó vendiendo almuerzos, mandarinas y limpiando casas. Nunca le pagaron más de 6 dólares al día, a pesar de haberle prometido 10.
Cifras
María pertenece al 19% de mujeres migrantes solteras, en Santo Domingo, que son cabeza de hogar, según el Grupo de Trabajo para Refugiados y Migrantes (GTRM). 6% de ellas está embarazada y el 9% en estado de lactancia.
Las necesidades inmediatas de estas mujeres son alimentación, empleo y alojamiento. A escala nacional, ONU Mujeres Ecuador detalla que 8 de cada 10 mujeres en movilidad humana ha sufrido algún tipo de violencia y 7 de cada 10 han sufrido de violencia sexual.
Entidades de apoyo
En Santo Domingo existen entidades que ayudan a migrantes en necesidad, entre ellos está HIAS, una organización que brinda apoyo psicológico, orientación social y promueve el acceso a fuentes de empleo a personas en movilidad.
También se pueden contactar a instituciones como el Patronato de Inclusión Social y el Consejo Cantonal para Protección de Derechos, quienes referirán a las personas con la entidad correspondiente.
El dato En las calles de Santo Domingo se observa a mujeres y niños en esta misma situación, pidiendo limosna.