Estimados lectores, este artículo tiene una intención muy especial, hoy 3 de febrero que se celebra el día internacional del Abogado, es el momento indicado para exhortar a todos los profesionales del derecho a meditar sobre nuestro rol en la sociedad. Desde su origen esta profesión tiene una connotación social, que nos indica su función e incidencia en la comunidad, aunque los hay que no rinden honor a la misma, pero esos, aunque tengan título no son abogados.
Los abogados son fundamentales para la salud del Estado de Derecho, el respeto de los derechos humanos y por ende la vigencia del sistema democrático. El Abogado como el Derecho no puede permanecer inmutable frente a una sociedad que exige respuestas, que obliga a un replanteamiento de todos los valores éticos, morales y sociales. Tomando la frase de Luis Garrido Díaz “El abogado no debe brillar sólo por su acopio de conocimientos, sino por la rectitud de su conducta ”¿entendemos nuestra responsabilidad en la organización y defensa del orden social? ¿qué ejemplo estamos dando?
Vivimos tiempos críticos donde el símbolo #, llamado hashtag, acompañado de la palabra justicia, se ha convertido en una invocación diaria, que refleja la desesperación de los ciudadanos que utilizan las redes como un medio para obtener la atención que no está brindando el sistema de justicia. Dado que la corrupción es esencialmente una evasión de la legislación y es la causa principal por la cual los derechos fundamentales de la población se ven profundamente afectados ¿cómo la estamos enfrentado los abogados? me atrevo a señalar que no es la ley lo que más cuenta, sino la forma en que estamos actuando como defensores del derecho y la justicia.