La Ferroviaria Alta: un hermoso balcón quiteño

ARTE. El centro cultural Pacha Callar mantiene una programación cultural abierta a todo público.
ARTE. El centro cultural Pacha Callar mantiene una programación cultural abierta a todo público.

Una invitación a recorrer el Camino del Inca y disfrutar de la gastronomía y la cultura de este sector.

Por Susana Freire García

La hondonada geografía quiteña nos permite contemplar a la ciudad desde distintas ópticas. En los miradores de la Ferroviaria Alta, Quito nos ofrece un rostro diferente.

La vista conjuga en un mismo punto una visión del pasado, a través de los rastros dejados por el Qhapaq Ñan (antiguo sistema vial andino), y el crecimiento demográfico propio de un presente en evolución constante, que plantea nuevos retos para los gestores culturales que buscan potenciar el patrimonio humano de cada barrio.

Tal es el caso del Colectivo Líderes Ferroviaria, el que –a través de un proyecto de turismo comunitario- enlaza la memoria histórica y las necesidades actuales de este importante sector, a fin de evidenciar la riqueza cultural de la zona.

Pasado propio

Ubicado a 2.860 metros sobre el nivel del mar, en el suroriente de Quito, este hermoso balcón quiteño se levanta en parte de los terrenos que conformaron la Hacienda Chiriyacu de Monjas, que fue propiedad de la congregación de las Hermanas de La Providencia y luego pasó a manos de la Asistencia Social, para finalmente ser adquirida por la Empresa Nacional de Ferrocarriles del Estado.

A partir de 1948, esta institución realizó la primera división de la hacienda en cuatro particiones destinadas a la estación del ferrocarril, bodegas, terreno para vivienda de los obreros y una hectárea destinada a huertos familiares.

Los huertos se desmembraron y dieron origen a una lotización clandestina que carecía del aval de la Empresa Nacional de Ferrocarriles y del Municipio de Quito. Pese a esto, empezaron a levantarse pequeñas viviendas de adobe en medio de los chaquiñanes, rodeadas de cerramientos de pencos y adobones.

En los años 50 y 60, llegaron al sector familias oriundas de Guaytacama, Pujilí, San Buenaventura, Tungurahua, el Valle del Chota, Chimborazo y Loja. Fue así que el barrio de La Ferroviaria Alta se forjó a partir de las mingas, a punta de pico, pala y azadón.

Para 1962, la primera organización barrial, denominada ‘Comité Unión y Progreso’, consiguió la legalización del barrio mediante ordenanza municipal y, con ello, la entrega de escrituras a la mayoría de los vecinos.

PAISAJE. El sector ofrece una vista panorámica de la ciudad.
PAISAJE. El sector ofrece una vista panorámica de la ciudad.

Sentido de pertenencia


Haciendo honor al origen comunitario de la Ferroviaria Alta y ante la imperiosa necesidad de resguardar la seguridad de los vecinos, desde octubre de 2019 algunos líderes barriales tuvieron la iniciativa de abrir un chat para estar comunicados y resolver efectivamente cualquier incidente violento.

Así surgió el Colectivo Líderes Ferroviaria, cuyos miembros -Gabriela Yánez (coordinadora General), Rosendo Yugcha (coordinador de Comunicación), Jaime Aldana (coordinador de Logística) y José Sandoval (asesor del Proyecto)- han dado sustento a un proyecto innovador de turismo denominado ‘Un Quito de altura’.

La propuesta busca visibilizar la riqueza arqueológica, histórica, artística, social y cultural, para combatir el estigma que ha puesto al sector la etiqueta de ‘zona roja’ y demostrar que en el barrio habitan vecinos trabajadores y profesionales, que aportan al engrandecimiento de la ciudad.

La oferta incluye visitas al tramo suroriental del Sistema Vial Andino Qhapaq Ñan y la participación en una ceremonia ancestral, para lo que están buscando el apoyo del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, el Instituto Metropolitano de Patrimonio y algunas universidades para recabar datos
históricos.

Forman parte del recorrido, también, el ‘Cafecito Cultural’, para conocer del teatro popular; el Restaurante VistaSur, el Centro Cultural Pacha Callar, donde se puede disfrutar de danza, música, dulces tradicionales y artesanías, y el Gimnasio EFW, para observar una demostración de lucha libre.

El recorrido se realiza en chiva. Para quienes viven fuera de la Ferroviaria Alta, se incluye el servicio de transporte que parte desde el Centro Comercial El Recreo, en donde los taxis de la Compañía Comunitaria ‘Virgen de La Merced’ transportan a los usuarios hasta el Qhapaq Ñan, para dar inicio a esta ruta que busca fortalecer ese sentimiento de identidad que nos enlaza con ese terruño que es parte de nuestro corazón y, por ende, de nuestra vida.

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