Un maestro generoso

Hace poco más de un mes falleció en Quito un antiguo maestro cuya huella es recordada por sus antiguos alumnos, pero no por las instituciones. Fue Director del Archivo Nacional de Historia y del Archivo Histórico del Banco Central, además de otras funciones en instituciones culturales. Individuo de Número de la Academia Nacional de Historia, etc. Dictó clases por varios años en la Universidad Católica de Quito, allí fue el mentalizador de la carrera de Ciencias Históricas.

En su memoria transcribo algunos de los pésames de un pequeño grupo de sus discípulas agradecidas: “Son muchos los recuerdos que nos unen, fue uno, por no decir, el único mentor que tuvimos en cuanto a la orientación hacia la Historia y sus incógnitas”. “Él sin duda fue un referente importante para quienes tuvimos el privilegio de tenerle en la Universidad de profesor”. “Tuve la dicha de ser alumna y conocerle como maestro y amigo. Por ahora nos habita la tristeza”. “Quiero expresarle mi sentimiento de pesar, las historiadoras que conformamos hace años el Taller … lo recordamos con mucho afecto y agradecimiento, para nosotras, sus clases fueron una motivación para transitar por el camino de la Historia”. “Tú sabes el inmenso cariño que le teníamos y todo lo que de él guardamos en nuestra memoria”. “Apenas tengo palabras para expresar todo lo que él representó en mi vida. Su erudición, deslumbrante inteligencia, ironía y exquisita sensibilidad despertó la admiración, afecto y respeto de todos los que gracias a su ejemplo escogimos la Historia como camino vocacional. Un ser humano único, generoso, fuerte y vulnerable a la vez, sencillo en su grandeza, irrepetible. Agradezco tanto el privilegio de haberlo tenido como maestro y como amigo. Nunca dejé de pensarlo, pese a que no pude verlo en todos estos años. Ahora solo me quedan hermosos recuerdos”.

Fue generoso hasta el extremo, nunca egoísta con sus descubrimientos en el campo de la Historia, ayudaba a todos, sin esperar recompensa; orientaba, guiaba, daba pistas, sugería caminos. Fue Juan Freile Granizo, mi entrañable hermano.