Educación virtual, negocio redondo…

Lo que es malo para unos es bueno para otros. Esa es la circunstancia que estamos viviendo en estos tiempos, cuando por fuerza mayor cientos de miles de niños y jóvenes han mudado en su escolaridad de lo presencial a lo virtual y por tanto se han visto en la necesidad imperiosa de adquirir computadores y servicios de internet para poder acceder a sus clases.

En estas condiciones, las empresas que venden internet y tecnología han aumentado geométricamente sus ventas, les falta el día para facturar a nuevos usuarios que por una Tablet, celular o un computador contraen deudas, igual por suscribirse a diferentes planes de datos para tener acceso al internet.

Vale la pena preguntarnos las condiciones de las grandes mayorías pobres, en las que los sostenes de familia han perdido talvez su empleo o viven informalmente con exiguas cantidades que apenas alcanzan para sobrevivir.

Qué estarán pasando los educandos que pertenecen a estas familias de escasos recursos, mientras las grandes transnacionales de telefonía y en general las empresas de conectividad y tecnología se engordan por al advenimiento de la educación virtual. Ciertamente, los pobres se vuelven más pobres y las brechas socioeconómicas se amplían con todas las consecuencias que esto trae.

Bien está que se vuelvan prósperos quienes están en estos negocios tecnológicos y de servicios virtuales, pero algún límite tendrán como para que piensen en los más necesitados y por una actitud humana, aunque no legal, ofrezcan algo en beneficio de los más desposeídos. “Del lobo un pelo”, dice otro adagio inteligente y eso es lo que se esperaría de estos imperios económicos: una pelusa en favor de los demás.

Todo esfuerzo vale la pena, dice otro refrán popular, para enseñarnos el valor del trabajo y es lo quisiéramos pensar que va a pasar con los estudiantes, pero cuando las experiencias dicen que hay sectores en los que la señal de internet no llega, o los recursos económicos de los alumnos no alcanzan para tener un celular por hijo, hay escuelas públicas que solamente se conectan dos veces a la semana porque no se puede exigir lo imposible, ante una economía desvencijada y sin remedio.

También vale pensar que estará pasando con los miles de niños abandonados frente a una computadora porque sus padres tienen que trabajar y no cuentan con alguien capacitado para asesorarles en este tipo de educación.

Francamente “la plata sigue a la plata”, pues donde hay recursos hay posibilidades de estudio, porque las “bandas” de internet son anchas y con fibra óptica, pero la pobreza, solamente trae limitaciones hasta en este sentido.

Ojalá un día todos los seres humanos alcancemos al menos un nivel de dignidad, aunque no lleguemos a ser tan digitales.