Las donaciones inyectan vida a bibliotecas populares y andotecas

ESPACIO. En Turubamba hay un alta demanda de tareas dirigidas. Esto se complementa con la biblioteca del sector.
ESPACIO. En Turubamba hay un alta demanda de tareas dirigidas. Esto se complementa con la biblioteca del sector.
ESPACIO. En Turubamba hay un alta demanda de tareas dirigidas. Esto se complementa con la biblioteca del sector.
ESPACIO. En Turubamba hay un alta demanda de tareas dirigidas. Esto se complementa con la biblioteca del sector.
ESPACIO. En Turubamba hay un alta demanda de tareas dirigidas. Esto se complementa con la biblioteca del sector.
ESPACIO. En Turubamba hay un alta demanda de tareas dirigidas. Esto se complementa con la biblioteca del sector.
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ESPACIO. En Turubamba hay un alta demanda de tareas dirigidas. Esto se complementa con la biblioteca del sector.

Con libros, material lúdico y hasta películas, que son donados por la misma comunidad, las bibliotecas populares y las andotecas ganan espacio en la ciudad. Quienes aprovechan la existencia de estos espacios son estudiantes. En algunos de estos sitios hay servicios complementarios como tareas dirigidas.

Mary Proaño, de 14 años, quien vive en La Ferroviaria, en el sur, conoce la importancia de que se creen estos espacios, que dependen de las contribuciones.

A ella le resulta lejos dirigirse a la Biblioteca Municipal, en el Centro Histórico, pero que conoce un sitio en Turubamba, donde le prestan los libros que necesita, sobre todo, los de matemáticas.

En San Roque y Chillogallo también hay bibliotecas populares que han sido implementadas por colectivos que buscan motivar la cultura, la lectura y el arte.

El educador Jorge Domínguez, felicita estas iniciativas, pero señala que más allá de prestar un libro y tener el espacio físico bien equipado, es importante crear ese espíritu de participación ya sea barrial, comunal o institucional. (MLY)

Las andotecas, otra opción popular
° Las andotecas fueron implementadas en 2015 y actualmente funcionan 16 en la ciudad. Estos espacios permiten que cualquier persona puede tomar un libro prestado o a su vez compartirlo con otros lectores, todo de forma gratuita.

Según Gustavo Endara, coordinador de la Fundación Friedrich Ebert, la acogida de la ciudadanía ha sido muy buena y se han apropiado de los distintos espacios, sin embargo no cuentan con una estadística de cuántos libros han circulado.

En un pequeño recorrido, un equipo de La Hora constató que hay andotecas vacías, otras con nada más que carpetas y hojas volantes y otras con libros que alguna persona dejó para otros lectores.

La ‘Turuteca’
° Esta biblioteca pertenece al Centro Cultural Independiente Turubamba, ubicada en las calles Pasaje S26I y Alberto Spencer.

Su coordinador, Moisés Soria, comenta que se han equipado de diversas formas pero sobre todo gracias a las donaciones y el reciclaje.

“Damos utilidad a cosas rechazadas, libros y muebles que hemos adaptado”.

El centro funciona desde hace cuatro años y, según Soria, es muy visitado por niños y jóvenes que se benefician de la oferta de tareas dirigidas, nivelación académica y cursos de inglés.

El material que se encuentra ahí es complemento de estudio, explica Martha Vasco, quien cuenta que su hijo recibe gran apoyo de los tutores y que el lugar cuenta con todo tipo de documentos de estudio.

La biblioteca esta abierta de lunes a viernes, de 15:00 a 17:00. Para llevarse un libro a casa solo hay que llenar una ficha y entregar un documento personal.

“La idea es que la gente se apropie de estos espacios y aproveche la cercanía”, dice Soria.

Un proyecto naciente
° En el Centro de Difusión Comunitaria de San Roque, que está junto al Mercado de San Francisco, en el Centro Histórico, también se está armando una biblioteca popular. En principio estaba pensada para niños, pero el concepto se amplió y ahora será para todo público.

Jessica Caiza, integrante del Colectivo de Educación Popular Lorenza Avemañay (CEPLA), comenta que dentro de la casa se realizan talleres de diversa índole como brake dance, primeros auxilios, nivelación académica y grafiti.

Toda la oferta es gratuita y muchas mujeres asisten con sus hijos. “Es por eso que se pensó en implementar la biblioteca, a manera de un aprendizaje simultáneo con los niños”.

Cristian Caiza, coordinador del centro, mencionó que como estudiantes de la carrera de Literatura de la Universidad Central crearon ahí la primera biblioteca y quisieron plasmar, en San Roque una segunda, para que se aproveche de mejor manera el sitio y para que los habitantes del sector se apropien de ese espacio y lo utilicen como suyo.

El espacio aún está implementándose y los coordinadores continúan recibiendo donaciones de libros tanto en su facultad como en el mismo Centro de Difusión Comunitaria.

Esperan terminar las adecuaciones hasta febrero de 2020.

FRASE

En mis alumnos no percibo el gusto por la lectura, pero creo que si se les hace partícipes de ideas innovadoras, de seguro su forma de pensar cambiará”. Ximena Beltrán profesora de secundaria.

Con libros, material lúdico y hasta películas, que son donados por la misma comunidad, las bibliotecas populares y las andotecas ganan espacio en la ciudad. Quienes aprovechan la existencia de estos espacios son estudiantes. En algunos de estos sitios hay servicios complementarios como tareas dirigidas.

Mary Proaño, de 14 años, quien vive en La Ferroviaria, en el sur, conoce la importancia de que se creen estos espacios, que dependen de las contribuciones.

A ella le resulta lejos dirigirse a la Biblioteca Municipal, en el Centro Histórico, pero que conoce un sitio en Turubamba, donde le prestan los libros que necesita, sobre todo, los de matemáticas.

En San Roque y Chillogallo también hay bibliotecas populares que han sido implementadas por colectivos que buscan motivar la cultura, la lectura y el arte.

El educador Jorge Domínguez, felicita estas iniciativas, pero señala que más allá de prestar un libro y tener el espacio físico bien equipado, es importante crear ese espíritu de participación ya sea barrial, comunal o institucional. (MLY)

Las andotecas, otra opción popular
° Las andotecas fueron implementadas en 2015 y actualmente funcionan 16 en la ciudad. Estos espacios permiten que cualquier persona puede tomar un libro prestado o a su vez compartirlo con otros lectores, todo de forma gratuita.

Según Gustavo Endara, coordinador de la Fundación Friedrich Ebert, la acogida de la ciudadanía ha sido muy buena y se han apropiado de los distintos espacios, sin embargo no cuentan con una estadística de cuántos libros han circulado.

En un pequeño recorrido, un equipo de La Hora constató que hay andotecas vacías, otras con nada más que carpetas y hojas volantes y otras con libros que alguna persona dejó para otros lectores.

La ‘Turuteca’
° Esta biblioteca pertenece al Centro Cultural Independiente Turubamba, ubicada en las calles Pasaje S26I y Alberto Spencer.

Su coordinador, Moisés Soria, comenta que se han equipado de diversas formas pero sobre todo gracias a las donaciones y el reciclaje.

“Damos utilidad a cosas rechazadas, libros y muebles que hemos adaptado”.

El centro funciona desde hace cuatro años y, según Soria, es muy visitado por niños y jóvenes que se benefician de la oferta de tareas dirigidas, nivelación académica y cursos de inglés.

El material que se encuentra ahí es complemento de estudio, explica Martha Vasco, quien cuenta que su hijo recibe gran apoyo de los tutores y que el lugar cuenta con todo tipo de documentos de estudio.

La biblioteca esta abierta de lunes a viernes, de 15:00 a 17:00. Para llevarse un libro a casa solo hay que llenar una ficha y entregar un documento personal.

“La idea es que la gente se apropie de estos espacios y aproveche la cercanía”, dice Soria.

Un proyecto naciente
° En el Centro de Difusión Comunitaria de San Roque, que está junto al Mercado de San Francisco, en el Centro Histórico, también se está armando una biblioteca popular. En principio estaba pensada para niños, pero el concepto se amplió y ahora será para todo público.

Jessica Caiza, integrante del Colectivo de Educación Popular Lorenza Avemañay (CEPLA), comenta que dentro de la casa se realizan talleres de diversa índole como brake dance, primeros auxilios, nivelación académica y grafiti.

Toda la oferta es gratuita y muchas mujeres asisten con sus hijos. “Es por eso que se pensó en implementar la biblioteca, a manera de un aprendizaje simultáneo con los niños”.

Cristian Caiza, coordinador del centro, mencionó que como estudiantes de la carrera de Literatura de la Universidad Central crearon ahí la primera biblioteca y quisieron plasmar, en San Roque una segunda, para que se aproveche de mejor manera el sitio y para que los habitantes del sector se apropien de ese espacio y lo utilicen como suyo.

El espacio aún está implementándose y los coordinadores continúan recibiendo donaciones de libros tanto en su facultad como en el mismo Centro de Difusión Comunitaria.

Esperan terminar las adecuaciones hasta febrero de 2020.

FRASE

En mis alumnos no percibo el gusto por la lectura, pero creo que si se les hace partícipes de ideas innovadoras, de seguro su forma de pensar cambiará”. Ximena Beltrán profesora de secundaria.

Con libros, material lúdico y hasta películas, que son donados por la misma comunidad, las bibliotecas populares y las andotecas ganan espacio en la ciudad. Quienes aprovechan la existencia de estos espacios son estudiantes. En algunos de estos sitios hay servicios complementarios como tareas dirigidas.

Mary Proaño, de 14 años, quien vive en La Ferroviaria, en el sur, conoce la importancia de que se creen estos espacios, que dependen de las contribuciones.

A ella le resulta lejos dirigirse a la Biblioteca Municipal, en el Centro Histórico, pero que conoce un sitio en Turubamba, donde le prestan los libros que necesita, sobre todo, los de matemáticas.

En San Roque y Chillogallo también hay bibliotecas populares que han sido implementadas por colectivos que buscan motivar la cultura, la lectura y el arte.

El educador Jorge Domínguez, felicita estas iniciativas, pero señala que más allá de prestar un libro y tener el espacio físico bien equipado, es importante crear ese espíritu de participación ya sea barrial, comunal o institucional. (MLY)

Las andotecas, otra opción popular
° Las andotecas fueron implementadas en 2015 y actualmente funcionan 16 en la ciudad. Estos espacios permiten que cualquier persona puede tomar un libro prestado o a su vez compartirlo con otros lectores, todo de forma gratuita.

Según Gustavo Endara, coordinador de la Fundación Friedrich Ebert, la acogida de la ciudadanía ha sido muy buena y se han apropiado de los distintos espacios, sin embargo no cuentan con una estadística de cuántos libros han circulado.

En un pequeño recorrido, un equipo de La Hora constató que hay andotecas vacías, otras con nada más que carpetas y hojas volantes y otras con libros que alguna persona dejó para otros lectores.

La ‘Turuteca’
° Esta biblioteca pertenece al Centro Cultural Independiente Turubamba, ubicada en las calles Pasaje S26I y Alberto Spencer.

Su coordinador, Moisés Soria, comenta que se han equipado de diversas formas pero sobre todo gracias a las donaciones y el reciclaje.

“Damos utilidad a cosas rechazadas, libros y muebles que hemos adaptado”.

El centro funciona desde hace cuatro años y, según Soria, es muy visitado por niños y jóvenes que se benefician de la oferta de tareas dirigidas, nivelación académica y cursos de inglés.

El material que se encuentra ahí es complemento de estudio, explica Martha Vasco, quien cuenta que su hijo recibe gran apoyo de los tutores y que el lugar cuenta con todo tipo de documentos de estudio.

La biblioteca esta abierta de lunes a viernes, de 15:00 a 17:00. Para llevarse un libro a casa solo hay que llenar una ficha y entregar un documento personal.

“La idea es que la gente se apropie de estos espacios y aproveche la cercanía”, dice Soria.

Un proyecto naciente
° En el Centro de Difusión Comunitaria de San Roque, que está junto al Mercado de San Francisco, en el Centro Histórico, también se está armando una biblioteca popular. En principio estaba pensada para niños, pero el concepto se amplió y ahora será para todo público.

Jessica Caiza, integrante del Colectivo de Educación Popular Lorenza Avemañay (CEPLA), comenta que dentro de la casa se realizan talleres de diversa índole como brake dance, primeros auxilios, nivelación académica y grafiti.

Toda la oferta es gratuita y muchas mujeres asisten con sus hijos. “Es por eso que se pensó en implementar la biblioteca, a manera de un aprendizaje simultáneo con los niños”.

Cristian Caiza, coordinador del centro, mencionó que como estudiantes de la carrera de Literatura de la Universidad Central crearon ahí la primera biblioteca y quisieron plasmar, en San Roque una segunda, para que se aproveche de mejor manera el sitio y para que los habitantes del sector se apropien de ese espacio y lo utilicen como suyo.

El espacio aún está implementándose y los coordinadores continúan recibiendo donaciones de libros tanto en su facultad como en el mismo Centro de Difusión Comunitaria.

Esperan terminar las adecuaciones hasta febrero de 2020.

FRASE

En mis alumnos no percibo el gusto por la lectura, pero creo que si se les hace partícipes de ideas innovadoras, de seguro su forma de pensar cambiará”. Ximena Beltrán profesora de secundaria.

Con libros, material lúdico y hasta películas, que son donados por la misma comunidad, las bibliotecas populares y las andotecas ganan espacio en la ciudad. Quienes aprovechan la existencia de estos espacios son estudiantes. En algunos de estos sitios hay servicios complementarios como tareas dirigidas.

Mary Proaño, de 14 años, quien vive en La Ferroviaria, en el sur, conoce la importancia de que se creen estos espacios, que dependen de las contribuciones.

A ella le resulta lejos dirigirse a la Biblioteca Municipal, en el Centro Histórico, pero que conoce un sitio en Turubamba, donde le prestan los libros que necesita, sobre todo, los de matemáticas.

En San Roque y Chillogallo también hay bibliotecas populares que han sido implementadas por colectivos que buscan motivar la cultura, la lectura y el arte.

El educador Jorge Domínguez, felicita estas iniciativas, pero señala que más allá de prestar un libro y tener el espacio físico bien equipado, es importante crear ese espíritu de participación ya sea barrial, comunal o institucional. (MLY)

Las andotecas, otra opción popular
° Las andotecas fueron implementadas en 2015 y actualmente funcionan 16 en la ciudad. Estos espacios permiten que cualquier persona puede tomar un libro prestado o a su vez compartirlo con otros lectores, todo de forma gratuita.

Según Gustavo Endara, coordinador de la Fundación Friedrich Ebert, la acogida de la ciudadanía ha sido muy buena y se han apropiado de los distintos espacios, sin embargo no cuentan con una estadística de cuántos libros han circulado.

En un pequeño recorrido, un equipo de La Hora constató que hay andotecas vacías, otras con nada más que carpetas y hojas volantes y otras con libros que alguna persona dejó para otros lectores.

La ‘Turuteca’
° Esta biblioteca pertenece al Centro Cultural Independiente Turubamba, ubicada en las calles Pasaje S26I y Alberto Spencer.

Su coordinador, Moisés Soria, comenta que se han equipado de diversas formas pero sobre todo gracias a las donaciones y el reciclaje.

“Damos utilidad a cosas rechazadas, libros y muebles que hemos adaptado”.

El centro funciona desde hace cuatro años y, según Soria, es muy visitado por niños y jóvenes que se benefician de la oferta de tareas dirigidas, nivelación académica y cursos de inglés.

El material que se encuentra ahí es complemento de estudio, explica Martha Vasco, quien cuenta que su hijo recibe gran apoyo de los tutores y que el lugar cuenta con todo tipo de documentos de estudio.

La biblioteca esta abierta de lunes a viernes, de 15:00 a 17:00. Para llevarse un libro a casa solo hay que llenar una ficha y entregar un documento personal.

“La idea es que la gente se apropie de estos espacios y aproveche la cercanía”, dice Soria.

Un proyecto naciente
° En el Centro de Difusión Comunitaria de San Roque, que está junto al Mercado de San Francisco, en el Centro Histórico, también se está armando una biblioteca popular. En principio estaba pensada para niños, pero el concepto se amplió y ahora será para todo público.

Jessica Caiza, integrante del Colectivo de Educación Popular Lorenza Avemañay (CEPLA), comenta que dentro de la casa se realizan talleres de diversa índole como brake dance, primeros auxilios, nivelación académica y grafiti.

Toda la oferta es gratuita y muchas mujeres asisten con sus hijos. “Es por eso que se pensó en implementar la biblioteca, a manera de un aprendizaje simultáneo con los niños”.

Cristian Caiza, coordinador del centro, mencionó que como estudiantes de la carrera de Literatura de la Universidad Central crearon ahí la primera biblioteca y quisieron plasmar, en San Roque una segunda, para que se aproveche de mejor manera el sitio y para que los habitantes del sector se apropien de ese espacio y lo utilicen como suyo.

El espacio aún está implementándose y los coordinadores continúan recibiendo donaciones de libros tanto en su facultad como en el mismo Centro de Difusión Comunitaria.

Esperan terminar las adecuaciones hasta febrero de 2020.

FRASE

En mis alumnos no percibo el gusto por la lectura, pero creo que si se les hace partícipes de ideas innovadoras, de seguro su forma de pensar cambiará”. Ximena Beltrán profesora de secundaria.