Toca de Asís abriga a los sin techo

Situación. Muchos ancianos en situación de calle han sido abandonados por sus familias.
Situación. Muchos ancianos en situación de calle han sido abandonados por sus familias.

Con una sonrisa Sandra Flores, coordinadora de la Toca de Asís, abre la puerta de madera de una antigua casa colonial, ubicada en El Tejar, en el Centro Histórico. En ese lugar se recibea cerca de 120 personas en condición de calle, cada martes y jueves.

El programa, impulsado por los hermanos misioneros del Instituto Consagrado Hijos de la Pobreza de Brasil, funciona desde hace 12 años y brinda alimentación, ropa y ‘kits’ de aseo a quienes no tienen un hogar.

El hermano Jean, vicesuperior de la institución, comenta que la iniciativa se sostiene con donaciones.

Una familia diferente
En cada espacio de la casa se desarrollan diversas actividades. En uno de los patios, cuatro hombres juegan fútbol. Uno de ellos es David Avellaneda, de 25 años, quien suele dormir en las faldas del Panecillo. Él cuenta que llegó a este lugar tras una jornada de pastorales nocturnas, en la que los hermanos y voluntarias recorren las calles entregando comida y cobijas a quienes pernoctan en las vías.

Avellaneda cuenta que nunca concilia el sueño, porque debe estar pendiente de los peligros de la calle. “Estar aquí me saca de la realidad en la que vivo y me hace sentir que tengo una familia”.

Lo mismo siente el venezolano Gregorio Briseño, quien llegó al país hace un mes. Como no tiene papeles se le ha dificultado conseguir trabajo. “Aquí nos ayudan con la comida, ropa y un espacio para bañarnos”.

Igual que él, muchos de sus compatriotas y otros extranjeros reciben apoyo en la Toca de Asís.

Cada dos semanas (los sábados), los beneficiarios del programa tienen jornadas en las que se duchan y son atendidos por institutos voluntarios, que les cortan el cabello.

Superar adicciones
Flores señala que las adicciones son la razón principal por la que la gente pierde su hogar. El trabajo que hacen los hermanos junto con personal del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), se enfoca en rehabilitar a los usuarios y darles herramientas para que se reinserten en la vida laboral. Con esa visión se dictan talleres de panadería, carpintería y artesanías.

EL DATO
De las 120 personas que llegan a la Toca de Asís, solo 15% son mujeres. A unos meses de graduarse de maestro panadero, Víctor Guerrero, de 40 años, describe a los hermanos misioneros como sus ángeles de la guarda. El padre de cinco niños llegó hace cuatro años. “Al principio venía porque me daban de comer, pero luego supe que debía superarme”.

Guerrero dice que es posible superar las adicciones y aconseja a quienes llegan a que sigan algún taller.

Ana Chuqui, de 21 años, habla con dificultad. Ella inhaló cemento de contacto desde que era niña y sufrió daños irreversibles en su cerebro. Aunque sus manos han dejado de temblar, el proceso de desintoxicación ha sido fuerte.

“Los hermanitos vinieron y nos dijeron que podemos venir a la Toca”, dice la mujer, quien ayuda en el comedor y recibe acompañamiento y medicina para su embarazo.

Apoyo ciudadano
Ropa, zapatos, cobijas y alimentos no perecibles son algunas de las donaciones que la Toca de Asís recepta como donaciones para mantener su labor. Los interesados en ayudar pueden acercarse de 08:00 a 17:00, a la calle El Retiro entre la iglesia del Tejar y el cementerio. (AVV)